«Hay un claro efecto llamada», advierten policías nacionales
Los funcionarios destacan que «se ha corrido la voz de que aquí se obtiene cita más rápido que en otros lugares»
Jamás habían recibido semejante aluvión de malienses en la comisaría de la Policía Nacional en la calle Oñate. Hasta hace un par de semanas, sus ... agentes especializados –los únicos competentes en materia de extranjería– acostumbraban a timbrar solicitudes de asilo de colombianos y venezolanos. Entre ambas nacionalidades copaban alrededor del 70% de peticiones. Hasta hace dos semanas.
¿Qué ha sucedido para esta llegada masiva de ciudadanos originarios de un país que ni siquiera figuraba entre los principales? Los policías nacionales consultados por EL CORREO repiten como un mantra dos palabras: «Efecto llamada».
Se basan en el perfil de las personas acampadas en Salburua y Gazalbide, en sus fuentes y en su control de chats especializados en plataformas como Telegram o Whatsapp. «Se ha corrido la voz de que aquí, en Euskadi, se obtiene cita más rápido que en otros lugares», destacan los funcionarios. Un vistazo rápido a algunas de esas comunidades virtuales lo corrobora. Vitoria –sobre todo– y Bilbao despuntan como la panacea para los que nada tienen.
La mayoría de esos hombres a la espera de cita –jóvenes en su mayoría– «llevaba un tiempo viviendo en Francia». Varios han pasado «por diferentes puntos de España, Italia o incluso otros países». En este punto, un policía nacional hace un inciso. «Y entiéndase por tiempo, años o muchos meses». Es decir, que confían en encontrar una solución en Álava. O en Gipuzkoa, para aquellos que sean trasladados por el Gobierno vasco.
Cuando obtengan «la hoja blanca de solicitantes de asilo» se les abrirá un abanico social, como la asistencia sanitaria, el padrón o entrar en programas de vivienda. Si bien, con el paso de los meses, la administración central suele rechazar la práctica totalidad de solicitudes al no poder probarse la persecución denunciada o por haber entrado a Europa a través de otro país.
Conseguir el arraigo
Antes de la última reforma legislativa, el asilo –te lo concedieran o no– constituía la principal puerta para salir de una situación irregular. Ahora no está tan claro y el texto está recurrido al Supremo por cinco ONG. Sí permite, atajan fuentes jurídicas, «conseguir un padrón y arraigo con vistas a una futura regularización».
Tampoco queda acreditado que todos los acampados sean de Malí. «Algunos entraron a España con otra nacionalidad y ahora tienen pasaporte de ese país. Lo sabemos por sus huellas dactilares».
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