Elciego de antaño convertido en belén

Esta es tan solo una de las cuatro escenas bíblicas que se representan en este nacimiento a gran escala. Con apenas siete socios, la pequeña asociación belenista de la localidad riojano alavesa ha dado vida a una inmensa recreación del pueblo. Dos meses tardan en completar esta maravilla de 60 metros cuadrados instalada en una sala municipal sobre el restaurante La Florida.

Allí no faltan aquellos edificios más emblemáticos. Nada más entrar sorprende la majestuosidad con la que se alza imponente sobre un risco el santuario del patrón, San Andrés. Al lado está la plaza Mayor convertida en mercadillo y engalonada para las fiestas de septiembre.

El bullicio casi se puede sentir con solo un vistazo. Pintores pegando brochazos en las calles, el churrero 'Currusco', la bajada del Barrihuelo, puestos donde se sirven vinos de las 16 bodegas del pueblo. «Y cada una con su etiqueta». Incluso algunas figuras en movimiento, como unos danzarines que acuden a rendir pleitesía al niño Jesús, al que amamanta la Virgen en los bajos de la antigua sede del sindicato vertical franquista.

«La gente viene y le gusta porque se sienten apelados con lo que ven. Lo tiene por una cosa muy suya», asegura. Identificados sobre todo con esa oda bucólica a las antiguas tareas de labranza. En una bella zona rural se representan las huertas de hortalizas y olivos y, por supuesto, las viñas, que lucen con el verde veraniego, el rojo otoñal y el podado invernal. Entre ellas se asoman los Magos de Oriente camino del improvisado pesebre. Y entre tanto, los temporeros vendimian en cestas de mimbre, vuelcan las uvas en carros tirados por burras y, una vez en la bodega, son pisadas y prensadas hasta sacarles la última gota de jugo antes de envejecerlas en barrica.

Y por si fuera poco, han añadido una especie de 'Hall of Fame'. Un paseo homenaje a muchos de esos edificios, algunos ya extintos, que poblaron la Avenida Marqués de Riscal, ornamentada con el Monumento a la independencia de Elciego de Laguardia, el frontón, las escuelas, la casa del médico, el matadero y el depósito de aguas. Incluso el desaparecido cuartel de la Guardia Civil custodiado por Herodes y dos pretorianos. Toda una genialidad que estará expuesta hasta el 6 de enero y que continuará incluyendo nuevos atractivos a un recorrido que a buen seguro promete volverse incomensurable, «Ya se nos está quedando pequeña la sala», ríe.