El covid reaviva la anexión de Treviño

Durante los dos años de pandemia los treviñeses se han regido por algunas normas sanitarias del Gobierno vasco, pero ha sido la Junta de Castilla y León quien les ha marcado los cierres perimetrales y las limitaciones en hostelería. Una situación que llevó a los alcaldes de La Puebla de Arganzón, Pablo Ortiz de Latierro (EH Bildu), y de Condado de Treviño, Enrique Barbadillo (PNV), a viajar hasta Valladolid para exponerle al Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco (PP) el lío que tenían los treviñeses. No hubo respuesta satisfactoria. «Muchos de quienes residen aquí pasan el día en Vitoria. Estudian, trabajan, hacen las compras y van al médico allí, así que el único problema que, hasta el covid, detectaban era que la nieve en el Puerto de Vitoria se retiraba mejor en la vertiente alavesa. Eso cambia tras la pandemia, cuando todo el mundo comprueba que esta situación no tiene ni pies ni cabeza. El debate se ha reavivado», resume Barbadillo, quien se arriesga, al igual de Ortiz de Latierro, a ser denunciado por la Junta tras impulsar una mesa de trabajo que estudiará la anexión.

Medio centenar de personas forman parte de la nueva plataforma que pide la integración en Álava. Un movimiento que, cuentan, nació a través de los grupos de WhatsApp de los vecinos en los que hasta la fecha se avisaba de los cortes de agua o los jabalíes sueltos. «El movimiento ha cogido fuerza a partir de enero. Primero eran tres y ahora parece imparable su crecimiento», comentan. Este movimiento es 'heredero' de las asociaciones que en 1998 impulsaron el referéndum, cuyos resultados se anularon por ley, o aquellos que consiguieron que el Congreso de los Diputados debatiese sobre el tema en noviembre de 2014.

Alguno de sus portavoces ha formado parte de las listas independientes que se han presentado en sus ayuntamientos, pero recalcan que la nueva asociación nace «sin mezclarse con la política». «Este tipo de movimientos e iniciativas tienen que nacer desde la base, al margen de los partidos, para que sus discursos no se mezclen con las disputas políticas. Ellos tienen una única reivindicación: la integración en Álava. El estatuto de Castilla y León establece fórmulas de desanexión de los enclaves y ellos sólo quieren intentarlo», opina José Antonio Suso, presidente alavés del PNV. «Es preferible que exista esa movilización a que los políticos creemos debates sin respaldo», secunda la secretaria general del PSE en la provincia, Cristina González. El PP, por su parte, apuesta porque se abran «cauces de entendimiento» con la Junta para facilitar la vida a los ciudadanos.

EH Bildu y Elkarrekin Podemos dan la bienvenida a esta iniciativa. Ibon San Saturnino, coordinador de los abertzales, echa la vista atrás y considera que el debate de Treviño es algo «cíclico» que se reaviva cada vez que algo deja en evidencia «la incoherencia» que supone «estar bajo el mando de Burgos en territorio de Álava». Coincide con Pablo Ortiz de Latierro en que existe un cambio demográfico y social con las familias más jóvenes que están extendiendo un sentimiento más euskaldun y que tienen en la ikastola -fundada en 2003- su referente más claro.

«Esto no es un tema identitario o de una conquista territorial, sino una mejora de la prestación de servicios a sus habitantes», discrepa Cristina González. Ella defiende los acuerdos que, desde 2017, han suscrito las diputaciones de Álava y Burgos para «facilitar» la vida de los treviñeses hasta que sea posible la integración. Tanto Barbadillo como Ortiz de Latierro, sin embargo, lo califican de «parches». De hecho, ambos comentan cómo muchos de sus convecinos están censados en Álava para tener garantizado algunos servicios como la educación o la sanidad.