

Robos de cable
¿A dónde va la chatarra robada en Vitoria?Las fábricas abandonadas de URSSA y EGA son ya pasto de los okupas, que las vacían a diario. Cargan carritos de supermercado un kilómetro hasta un desguace donde reciben como tope 6,50 euros por kilo
Ya no ponemos ningún cartel de 'Se vende' en los pabellones para los que buscamos comprador. Es un reclamo para que te entren». Un importante ... consultor inmobiliario alavés frunce el ceño cuando se le menta la situación de las fábricas abandonadas de URSSA y de Pinturas EGA, okupadas por medio centenar de jóvenes –algunos de ida y vuelta– enfrascados en expoliar hasta sus entrañas. Arrancaron con el cableado. Continuaron con los marcos de aluminio y cualquier trozo de metal. Lo último han sido los tejados y hasta las vigas.
Hay alrededor de un centenar de pabellones industriales abandonados desperdigados por el cinturón de Vitoria y muchos han sufrido ya esta voracidad. Esmaltaciones San Ignacio en Júndiz, Fournier en Ansoleta... URSSA y EGA encarnan a los últimos damnificados. Otrora estandartes de una pujante actividad económica local, ambas edificaciones se carcomen cada día más por la celeridad de sus inquilinos irregulares, todos hombres y procedentes en su práctica totalidad de África.



Pasan unos minutos de las once, el senegalés Mamadou –nombre ficticio– camina descalzo entre unos desvencijados edificios que trasladan a otra era. Después de insistirle en que no somos policías, accede a hablar. «¿Venís por el fuego de ayer? (el jueves, los bomberos fueron a URSSA al descontrolarse una quema de cable para extraer cobre) Los que quemaron no eran de aquí. Vi el humo. Mucho humo. 'Madre mía' me dije», remarca en un más que correcto castellano.
Accede a enseñar el cable que almacena que llevará a un desguace localizado a un kilómetro. Este local recepciona cada día un número indeterminado de carritos de supermercado –hurtados, por supuesto– rebosantes de restos de ambas naves industriales y de otras similares. Mamadou se defiende. «No hacemos nada malo. Tenemos que comer»,argumenta este okupa, que porta una pulsera de localización por una pena de violencia de género.

«Te enseño el cable, no tengo nada que esconder», manifiesta. Si lo presenta sin pelar, o «sucio» como se dice en el argot, le pagan a 1,80 euros el kilogramo. Pelado sube hasta 6,50 euros. El hierro cotiza a 0,22 euros, El aluminio, el doble. En cualquier caso obtiene beneficios irrisorios.
«¿Qué te van a robar? De valor real nada, pero te destrozan la nave. Para empezar el cable, que vale tres pesetas, pero te destrozan la instalación eléctrica que cuesta una fortuna reponerla. Cuando entran y se acomodan, el destrozo es absoluto», clama un promotor vitoriano. «Un pabellón que de inicio se ofrece por 600.000 euros no lo vendes ni por la mitad» tras estos expolios a cargo de termitas humanas.
En febrero se subastó la superficie de URSSA, empaquetada con dos parcelas industriales en Aretxabaleta, con un precio de salida de 2,3 millones de euros. No hay constancia oficial de pujas. «¿Quién te lo va comprar? Sólo dejan cuatro paredes».

Las visitas de la Ertzaintza y la Policía Local a la zona son continuas. «Cuando les pillamos con los carritos llenos de chatarra robada, les obligamos a vaciar el género donde lo han cogido. Cuando nos vamos, los vuelven a llenar», admiten patrulleros de ambos cuerpos.
«¿Han sido majos con vosotros y os han enseñado el interior? A ver, todos son muy majos cuando venden su película», ilumina un mando policial. En estos pabellones, alerta, reside el considerado «mayor ladrón de bicicletas de la actualidad, cada vez que le vemos con una le paramos».
Un okupa de EGA «agredió el otro día a un joven que le estaba llevando comida desde hacía varios meses. Como hacía unos días que no le traía, se lo tomó mal y le dejó el labio hinchado», desvela un uniformado. No hay constancia de denuncia alguna.
«No pelaré el cable»
«Creo que no voy a pelar el cable. Da mucho trabajo. Paso», avisa Mamadou. Necesitará muchos metros para embolsarse algo más de diez euros. «Ese es otro de los problemas para meter mano legal a las chatarrerías que les compran el género sustraído», asimilan fuentes internas de las comisarías de Portal de Foronda y Aguirrelanda.
La disuasión de los coches patrullas frente a ambas parcelas supone el único bálsamo legal a día de hoy. Insuficiente a la vista de los movimientos en la zona.

Porque pasar, las dotaciones policiales pasan bastante. «Lo último es que se ha sorprendido a clanes venidos de otros lugares que se presentan con herramientas profesionales. El otro día, compañeros sorprendieron a unos con un corte láser para llevarse vigas. A otros los pillaron en los tejados», desvelan agentes sondeados por este periódico.
«No hacemos daño a nadie. Con lo que cojo aquí y en otras fábricas abandonadas como»
En la calle Larragana, en el polígono industrial de Gamarra, desconocidos lograron seccionar varias vigas de una nave sin actividad hace ya un tiempo. «Pues el Ayuntamiento obligó al propietario legal a costear el derribo del inmueble porque causaron tal avería que la estructura corría el riesgo de ceder», rememora el consultor inmobiliario.
Volvemos con Mamadou. «No te lo vas a creer pero llevo 17 años en Vitoria. Tuve una pareja (a la que ahora no puede acercarse por mandato judicial), un trabajo, pero... No recomiendo a un chaval salir en patera y vivir esta situación».
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