Las cenizas de la esperanza de encontrar un empleo
«La confianza que me había dado conseguir este trabajo la he perdido por completo», afirmaba Lara Moral
Un cordón de seguridad policial prohibía ayer el acceso al entorno de la empresa Lascaray. Esa medida de protección no impedía, sin embargo, que decenas de vecinos se acercaran a comprobar el estado en el que había quedado esta histórica factoría una vez pasadas las horas más críticas. Allí se trasladaron en los setenta y ya era parte del paisaje del barrio. «Se me hace muy duro ver esta imagen», se disculpaba una emocionada vecina. «Impresiona muchísimo que esto haya pasado. Una empresa de toda la vida... Me he criado viéndola crecer y ahora está destrozada», apreciaba otra residente, que el viernes tuvo que confinarse en casa de su tía ante el «susto» que le produjo el estruendoroso incendio.
Entre ellas también se encontraba Lara Moral. Esta vitoriana pudo acceder a la zona en coche al mediodía, cuando la Policía Local reabrió al tráfico los puntos que habían quedado cerrados a la circulación. Quiso acercarse hasta este punto el viernes, pero las medidas de seguridad implantadas por el Ayuntamiento se lo impidieron.
«Buenas condiciones»
El interés de esta joven por cerciorarse del estado en el que habían quedado las instalaciones se debía a que tenía asegurado un contrato de trabajo a través de una ETT. Había perdido su anterior empleo el pasado mes de mayo y en Lascaray le ofrecían «buenas condiciones» para poder continuar en el mercado laboral desde este mismo verano. A la vista queda que no será posible.
«Confiaba en que la imagen no fuera tan dura, que el incendio hubiera dejado unas consecuencias menos graves. Ya veo que no es así», compartía con pesar. «Viendo cómo están las cosas, conseguir este trabajo me había dado esperanza y confianza. La he perdido. Toca empezar de cero», asumió Lara. «Si es necesario recoger escombros, también puedo ayudar», planteaba.
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