Las carreteras de Álava ya suman cinco muertos, los mismos que en todo 2023

No quedan muy lejos las cifras de 2024, cuando hubo ocho muertos, los mismos que en 2022. Los ejercicios previos se ven alterados por la drástica caída en la movilidad como consecuencia de las restricciones de movilidad.

El presente ejercicio pintaba mal desde el principio. El 3 de enero murió un conductor en la AP-68 a la altura de Ribera Alta. En la misma Vascoaragonesa falleció el 22 de febrero un hombre de 33 años en un accidente en Amurrio. La tragedia se cebó el 10 de abril con un motorista en la carretera A-124 a su paso por el término municipal de Laguardia, sentido Logroño. La Ertzainta, que fue la primera en llegar al lugar, tuvo que intentar reanimarlo mientras esperaban la llegada de una ambulancia, aunque finalmente no pudieron salvarle.

La tragedia sobre el asfalto se tomó una tregua hasta el pasado lunes. A las ocho y veinte de la noche tuvo lugar un brutal choque en la A-1 sentido a Irún entre un turismo y un camión se vieron implicados en un choque en la autovía. El conductor del coche perdió la vida debido a las «lesiones» causadas en la colisión, según confirmó el personal médico que se desplazó a esta zona.

Y el viernes a las 8.30 horas un coche se salió de la calzada en la N-622 (la carretera de Altube) en sentido Vitoria, antes de la entrada al túnel de Aiurdin. El conductor del vehículo, un hombre de 53 años de Bilbao, quedó atrapado y falleció. Bomberos, Ertzaintza y un equipo de emergencias sanitarias se trasladó al lugar del accidente para atender a la víctima pero no pudieron hacer nada por salvar su vida.

Hay que tener en cuenta que transcurren por el territorio histórico dos vías de alta capacidad con un enorme tránsito: la AP-1 y la AP-68. Eso multiplica las posibilidades de que se produzcan accidentes. En cualquier caso, los últimos años se han aprovechado para realizar obras en la red secundaria para evitar los cruces, que eran uno de las principales razones de los siniestros.