Me cambio García por Gartzia
Medio centenar de alaveses euskalduniza sus nombres y apellidos cada año en el Registro Civil de Vitoria
No sólo de casar (170 expedientes desde el 1 de enero) o de apuntar los nacimientos (514 hasta el 1 de abril) se ocupa el ... Registro Civil de Vitoria. Este órgano también tutela la euskaldunización de nombres y apellidos. Un Koldo donde antes ponía Luis. Un Goicoechea transmutado en Goikoetxea. Oese García ahora renombrado como Gartzia. En esta oficina del Palacio de Justicia, una especie de notario social, han validado estos cambios y muchos más. Se trata de una práctica minoritaria, pero con un goteo constante a lo largo de los últimos tiempos.
Una media de cincuenta alaveses adapta cada año sus identidades a las normas marcadas por Euskaltzaindia, que cuenta con un listado de casi 11.000 opciones sólo para los patronímicos. Esas variaciones reconocidas de manera oficial lo mismo convierten un Arregui en Arregi que a un Rodríguez en Rodrigitz. «Nos guiamos por la normativa marcada desde Euskaltzaindia», refiere la funcionaria con más experiencia del Registro Civil, un servicio encuadrado en el Departamento vasco de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales. «Pon que es la de la mesa siete, que la van a conocer muchos que han pasado por sus manos», sugiere un compañero. Yes que estos bregados funcionarios lo mismo expiden certificados de matrimonio, constatan defunciones, dan fes de vida, cambian el orden de los apellidos u oficializan los nombres comunes. Por ejemplo, un Lola donde se leía Dolores.
Si el solicitante está inscrito en Vitoria, el cambio se oficializa de manera inmediata
Pese a que el 'boom' de la euskaldunización de los apellidos y nombres ocurrió «en los 90 y en los 2000», la tendencia mantiene un ritmo constante. «Recuerdo las campañas en el Alto Deba, que te cogían los datos en la calle y los llevaban al juzgado», cuenta la funcionaria. En lo que va de 2022, cuatro vecinos de la capital alavesa han adaptado su apellido a la grafía vasca y otros seis han hecho lo propio con su nombre. Si el solicitante está inscrito en Vitoria, el cambio resulta «inmediato». Como mucho se oficializa a las 24 horas tras añadirse a la partida de nacimiento. Los plazos tienden a alargarse bastante más cuando hay que enviar las peticiones a otras plazas.
Estos movimientos a veces vienen barnizados de polémica. «El Mújica sólo puede convertirse en Muxika. Euskaltzaindia no admite Mujika», advierte. Hay otros motivos de discusión en el mostrador. «Ion con 'i' latina tampoco se admite como nombre euskaldun, sino que se le considera rumano», desvela. La Real Academia de la Lengua Vasca reniega de la 'i' latina. Ese rechazo oficial atañe también a las Iones y las Iunes. Algo parecido sucede con Hodei. La versión sin 'h' chirría a los académicos.
Euskaltzaindia no reconoce Ion, con 'i' latina, como vasco sino como rumano
Estas polémicas suelen ser puntuales ya que «la mayoría ha mirado antes sus opciones» en la web oficial de este organismo. Curiosamente, Euskaltzaindia no contempla en esta transición todos los apellidos compuestos alaveses. Mientras que para algunos ofrece hasta cuatro alternativas. Es el caso de López de Viñaspre. El abanico incluye Lopitz de Benasperi, Lopez de Benasperi, Lopez Benasperiko o Lopitz Benasperiko.
Cambiar el orden
«Cuando empezaron a cambiar las grafías sí me llamaba la atención. Ahora no tanto», confiesa esta funcionaria con un cuarto de siglo en este servicio público y muchos nuevos Andonis y Maites en su currículo. Por cierto, antes de la pandemia atendían a unas trescientas personas cada jornada. Ahora rondan los 150 clientes.
«Hubo un tiempo en el que no podían cambiarse ni nombres ni apellidos y, ya siendo mayores, esas personas aprovecharon la oportunidad que les brinda la Administración». Por aquel entonces, el Iñaki para los amigos figuraba como Ignacio cada vez que encaraba un trámite burocrático o un simple viaje en avión.
También ofician intercambios de apellidos. No siempre para dar prioridad al vasco, sino que «hay mucho por motivo familiar. Padre que no está, ha desaparecido o hay algún tipo de violencia». Pero lo más difícil para estos funcionarios es inscribir correctamente los nombres de algunos nuevos vitorianos. «Los más difíciles son los de Nigeria, Senegal o Ghana». Algunos contienen más de treinta letras.
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