Un cajero automático en la cárcel de Zaballa
Se instalarán este año máquinas inteligentes para gestionar el dinero en efectivo en los centros penitenciarios de Álava y Bizkaia
Los cajeros automáticos llegan a la prisión de Zaballa para agilizar los trámites que impliquen la retirada o el ingreso de efectivo. Estas máquinas inteligentes, ... que ya funcionan en el penal de Gipuzkoa, se instalarán en las cárceles de Álava y Bizkaia y permitirán entregar dinero a los reclusos que tengan salidas autorizadas o a las familias de internos que cuenten con peticiones de pago debidamente aprobadas. Hasta ahora, estas gestiones entrañaban cierta complejidad y debían realizarlas los funcionarios. Se espera que con la nueva tecnología se agilicen las diligencias.
En los centros penitenciarios, ni los funcionarios ni los reclusos pueden disponer de dinero en metálico. Lo que no implica que no se puedan hacer pagos o ingresos. Los presos poseen una tarjeta que tiene un saldo asociado a su cuenta de peculio -como se conoce al depósito dinero que reciben de familiares, amigos o de trabajos dentro del centro penitenciario independientemente de otras cuentas asociadas a entidades bancarias- y con ella pueden hacer compras dentro de la cárcel. Ésta tiene un límite semanal de gasto, que en el caso de Euskadi está en 100 euros.
«Son los internos los que escogen la cantidad que quieren» teniendo en cuenta ese máximo, explica Benito Aguirre, responsable del servicio de Análisis e Inspección Penitenciaria del Departamento de Justicia y Derechos Humanos del Gobierno vasco. En caso de que a final de semana no se haya gastado todo lo disponible, se ingresará de cara a la siguiente la diferencia con el límite semanal impuesto por los internos.
Los centros penitenciarios funcionan como «una pequeña ciudad». Además del economato, donde se pueden encontrar zumos, embutido o conservas, hay otros locales como «estancos», cuyos productos tienen «el mismo precio» que los de la calle. Más allá de las compras internas, también se pueden solicitar artículos del exterior, como «suplementos alimenticios, de parafarmacia, maquillaje...». Es decir, aquellos que no se consideran de primera necesidad. Los funcionarios pueden hacer uso de la tarjeta para comprar, por ejemplo, café.
Los ingresos que llegan a la cuenta de peculio de los internos pueden venir tanto del trabajo que realicen en los talleres de los centros penitenciarios como de transferencias de familiares y éstos últimos también pueden acceder al dinero de esa cuenta si tienen una autorización. Los reclusos también pueden tener cuentas corrientes en el exterior y pueden transferir dinero desde su cuenta de peculio.
Nuevo sistema más eficiente
A diario, decenas de internos entran y salen de la prisión para acudir a actividades terapéuticas, trabajar fuera de la cárcel o disfrutar de permisos penitenciarios. En este último caso, los presos «piden el dinero que necesiten de su cuenta de peculio para el tiempo fuera del centro y se entrega en la puerta de salida», apunta Aguirre. Hasta ahora, «tras recibir el encargo de ese dinero, tiene que haber trazabilidad, una cadena de custodia y un retorno que justifique que ha sido entregado», añade. Una tarea que se realiza a mano con papel y boli.
Pero esto cambiará con la llegada de las máquinas inteligentes de gestión de efectivo. Con el nuevo sistema se eliminarán estos condicionantes y se mejorará la eficiencia en el proceso, según se desprende de la memoria del contrato que acaba de ser adjudicado por 64.856 euros. La empresa adjudicataria deberá proveer a los centros alavés y vizcaíno de estas máquinas inteligentes y realizar su mantenimiento.
La prisión guipuzcoana ya cuenta con una que funcionó como prueba piloto y tras los resultados se decidió extender al resto de instalaciones penitenciarias de Euskadi. Los cajeros permitirán utilizar billetes y monedas de todos los valores -en la actualidad el cajón no dejaba más de 50 euros-, no hará necesaria la manipulación por parte de los funcionarios y ofrecerá un código a los internos que al ingresarlo permitirá retirar efectivo.
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