Arriaga desaparece como pueblo
Con una historia milenaria detrás, la vieja aldea se condena a su disolución absorbida por Vitoria y sin vecinos desde 2002
Arriaga se muere como pueblo. Sus más de mil años de existencia están a punto de expirar después de haber sido absorbido por el crecimiento ... voraz de la ciudad hacia el norte y de perder allá por el año 2002, hace ya veintitrés, a su último habitante censado. Sin moradores ni junta administrativa que lo rija desde entonces, el concejo desaparecerá en cuanto la Diputación Foral de Álava y el Ayuntamiento de Vitoria al que pertenece desde hace décadas concluyan los trámites administrativos pertinentes para certificar su defunción.
Entre grandes bloques de viviendas del barrio de Lakua-Arriaga, del añorado pueblo vitoriano solo quedan en pie la iglesia de San Vicente Mártir, del siglo XV, cuya torre es obra del insigne arquitecto Justo Antonio de Olaguíbel –el de la plaza de España y Los Arquillos–, y un par de casas de labranza ya sin vida rural. Curiosamente, en este largo proceso burocrático de disolución del núcleo poblacional, las instituciones provinciales han descubierto la existencia de una cuenta bancaria empleada por los últimos administradores de la localidad. No ha trascendido, sin embargo, si la libreta de ahorro en cuestión dispone de dinero o está en números rojos.
Ayer se cumplimentó uno de esos ejercicios administrativos que dilatan las decisiones últimas e irreversibles, como en este caso le ocupa a Arriaga. Por la mañana, las Juntas Generales de Álava aprobaron el proyecto de norma foral para su disolucióncomo concejo, que se integra en Vitoria, por unanimidad de los grupos con representación en la cámara foral. PNV, EH Bildu, PSE, PP y Elkarrekin Araba convinieron en que Arriaga desaparezca porque ya nada queda de él, excepto su milenaria historia. Así, la diputada de Equilibrio Territorial y Ordenación del Territorio, Laura Pérez Borinaga, explicó a los junteros que el término concejal se encuentra «diluido y anexionado a la ciudad» fruto de la expansión que la capital alavesa ha experimentado en las últimas décadas.
Sede de las Juntas
De igual manera, la política jeltzale confirmó que Arriaga carece de población. Remarcó que su último residente conocido se remonta a 2002. Desde entonces, lo poco que queda del otrora popular pueblo ha resistido vacío de habitantes. Pérez Bolinaga aclaró ante las Juntas Generales que «la inexistencia de vecinos implica la inexistencia de órganos de gobierno y administración, dado que la junta administrativa, como órgano de gobierno, debe estar constituida al menos por tres personas elegidas por el vecindario con derecho a ello». Al no ser así, Arriaga «carece de los elementos esenciales, constitutivos y determinantes que lo configuran como una entidad local, como un concejo».
Pérez Bolinaga sentenció: «Estamos ante una disolución de facto». Por esta razón, añadió la diputada foral, «el pleno del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz acordó solicitar a la Diputación Foral de Álava el inicio del procedimiento de disolución del concejo de Arriaga». Pérez Borinaga señaló por último que el consistorio vitoriano será la entidad que le sucederá, disuelto en la titularidad de todos sus bienes, obligaciones y derechos». Respecto a sus fondos documentales, bibliográficos y archivos administrativos, pasarán a quedar en custodia del territorio histórico. Seguramente acabarán en el Archivo de Álava.
El Ayuntamiento de Vitoria será la entidad que suceda al concejo cuando acabe el proceso administrativo
Arriaga es un lugar, hoy despoblado, con historia. Traducido al castellano como 'lugar de piedras', aparece mencionado por primera vez en 1025 en un documento del Cartulario de San Millán de la Cogolla conocido como La Reja de San Millán. Cuenta la tradición que en la vieja aldea se reunían desde antiguo, en el siglo XIV, las instituciones que gobernaban a los alaveses. La mancomunada que gobernaba el Señorío de Álava y que agrupaba a los hidalgos recibía por ello el nombre de Cofradía de Arriaga. Con posterioridad, las inmediaciones del pueblo siguieron siendo elegidas para la celebración de las Juntas Generales, en la ermita juradera, ahora en medio del gran parque de San Juan.
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