El anticiclón de las Azores trae un verano «de los de antes» a Álava sin olas de calor extremo
Aemet prevé que será un estío con máximas cercanas a los 30 grados y lejos de las tórridas temperaturas de los dos últimos años
Este verano será como los de toda la vida. Con pantalón corto durante el día y un jersey a mano para cuando anochezca. Porque tras ... el fresco paréntesis que han supuesto las lluvias del sábado (la estación de Abetxuko registró ayer una máxima de 18,3 grados), el famoso anticiclón de las Azores devolverá a Álava las cálidas temperaturas de la semana pasada. Pero esta vez no será cuestión de un par de jornadas, sino que el tiempo empezará a remontar a partir de hoy y se mantendrá prácticamente sin cambios hasta finales del mes. En cualquier caso, la meteoróloga de Aemet Margarita Martín explica que el estío tendrá bastante poco que ver con los dos anteriores, que supusieron un sofoco constante.
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Nadie podrá separarse del abanico, las gafas de sol y el bote de protección en los próximos días, pero hasta que termine el mes se espera que el termómetro no supere los 33 grados en la Llanada y en Rioja Alavesa; eso sí, se registrarán un par de dígitos más. «A eso no se le puede llamar ola de calor, sino simplemente verano», apunta Margarita Martín. Lo que puede suceder es que los cielos en las próximas jornadas no estén totalmente azules y que las nubes puedan molestar a los grandes amantes del bronceado. No habrá un periodo sostenido de temperaturas extremadamente altas como el que ha existido en fechas recientes en el resto de la Península, pero va a existir una percepción individual de calor mayor porque -como apunta la experta de Aemet- venimos de unas semanas en las que ha sido obligatorio salir de casa con la chaqueta y sobre todo en junio con paraguas.
La llegada de las altas presiones no evitará que en las próximas jornadas vaya a haber nubes
«La experiencia más reciente nubla nuestra percepción real sobre cómo han sido los veranos históricamente en Álava. Cogiendo los datos desde 1928 observamos que la media de temperaturas es de 18,4 grados en Euskadi y desde el 1 de julio hasta la fecha ha sido de 18,3. Estamos sobre la media», afirma Martín echando mano del histórico de la Agencia.
Así lo constatan quienes desarrollan su actividad a la intemperie. El sindicato agroganadero UAGA apunta que, a diferencia de otros veranos en los que incluso se prohibió cosechar por riesgo de incendios, en esta ocasión sólo se pide la precaución. Existe una salvedad en el mismo corazón geográfico de Álava. «En Treviño, sólo se puede trabajar con maquinaria que pueda generar chispas a 400 metros de los montes. ¿Por qué? Es una orden que afecta a toda la comunidad de Castilla y León, por lo que incluye desde Salamanca hasta Burgos», explican los responsables de la asociación.
Sin granizo
La canícula, es decir, el periodo estadísticamente más caluroso del año, se suele dar en España entre el 15 de julio y el 15 de agosto. «Aquí siempre va retrasada. Muchos veranos se retrasan hasta el día 20 y este año será a partir del 22 (hoy)», recalca Margarita Martín. Pero este fenómeno «en nada corresponde» con la que está dejando 38 grados en el interior de la Península y 40 en el Valle del Guadalquivir. Lo que parece poco probable es que en las próximas semanas se repitan los episodios de lluvias torrenciales y granizo que hubo el último año.
La meteoróloga explica que es «muy difícil» que el termómetro supere los 34 grados en el municipio de Vitoria. «Es una ciudad bastante ventosa y es muy probable que se levante el viento del nordeste bastante fuerte, lo que hace que el termómetro baje rápidamente», comenta Margarita Martín, quien descarta las cifras que marcan muchos de los termómetros -algunas incluso oficiales- por encontrarse sobre zonas asfaltadas o en plazas públicas.
La media de temperaturas de los estíos desde 1928 fue de 18,4 grados y en las últimas semanas, de 18,3
Si bien Martín es cauta y avisa de que una previsión meteorológica que abarque más allá de diez días es «cuestión de adivinación o magia», su experiencia le sirve para indicar que la presencia del anticiclón de las Azores sobre el Mar Cantábrico conlleva una estabilidad que evita la posibilidad de que haya episodios de mucho calor en el territorio. «El calor que existe en el resto de la Península no consigue subir hasta Euskadi porque lo bloquea esta zona de altas presiones atmosféricas», argumenta.
La Llanada, y por lo tanto Vitoria, es un territorio que queda a medio camino entre el clima de la costa cantábrica y del Valle del Ebro. Pero Rioja Alavesa debe analizarse de forma independiente. En verano se crean unas masas de aire «ultra cálidas» alrededor del embalse de Mequinenza, en la provincia de Zaragoza, que se desplaza como consecuencia del viento sureste y en «tres o cuatro días». De ahí que sus registros sean mucho más altos y «fácilmente» se llegue a los 36 o 37 grados a principios del verano.
Un mes con pocas lluvias tras un húmedo junio
En junio llovió mucho, muchísimo. En quince de sus treinta días hubo que sacar el paraguas. Los asistentes al Azkena Rock Festival no olvidarán que su apertura, el día 20, coincidió con la jornada más húmeda de todo el mes y en Vitoria se recogieron 9,7 litros por metro cuadrado en 24 horas. En julio, y salvo el chaparrón que aguó la madrugada entre el pasado sábado y el domingo, han caído pocas gotas. «Parece que en lo que queda de mes tampoco va a haber grandes precipitaciones», afirma Margarita Martín.
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