3 años de cárcel y 47.300 euros al joven que seccionó una arteria a un ertzaina en Vitoria
Un juzgado de lo Penal condena al agresor por «atentado a agente de la autoridad». Al ser insolvente el atacante, Euspel logra que el Gobierno vasco pague la práctica totalidad de la indemnización
Tres años y un día de cárcel para el joven desarraigado que hace justo un año seccionó una arteria a un ertzaina en Vitoria. ... En prisión desde entonces, este varón ha comparecido esta mañana de miércoles en el Juzgado de lo Penal número 1 por ese ataque, que generó una ola de indignación, tanto en la Ertzaintza como en la sociedad vasca.
Según ha sabido este periódico, la vista oral ha sido breve. Las partes han parlamentado en los pasillos antes de entrar en la sala de vistas hasta alcanzar un acuerdo. La acusación particular, en nombre del sindicato Euspel, ha apalabrado tres años y un día de prisión por «un delito de atentado a agente de la autoridad con lesiones agravadas». El agresor, con antecedentes previos, provocó al patrullero un profundo corte con una botella rota durante una intervención rutinaria. «Salvó la vida porque él mismo se aplicó un torniquete», recuerdan sus compañeros.
El ya condenado, de 28 años, cumplirá buena parte de esta pena debido a su carácter reincidente. Pero lo más novedoso es el tema económico. Para llegar a una sentencia de conformidad, su abogado ha abonado 2.500 euros como anticipo por la responsabilidad civil, el quid de este caso por su carácter insolvente.
«El Departamento de Seguridad abandona a los ertzainas cuando más le necesitan»
Cuando los investigados carecen de ingresos regulares, este tipo de asuntos suelen o solían cerrarse sin ninguna compensación económica o con algún pago puntual. De ahí que el letrado de la acusación particular, José Antonio Bitos, haya recurrido a una sentencia del Tribunal Supremo, ganada por él mismo. Ese fallo -que crea jurisprudencia- obliga a las administraciones a pagar de su bolsillo si el condenado no tiene dinero y la víctima es un policía herido en acto de servicio.
Y aunque Fiscalía había pedido en un primer momento 23.657 euros de indemnización, esa responsabilidad será finalmente de 47.300 euros, gracias al acuerdo adoptado por la acusación particular, en nombre del sindicato Euspel, el Ministerio Público y la defensa. Es decir, los restantes 44.800 euros los deberá desembolsar el Departamento vasco de Seguridad, que no se ha personado a la causa. «Una vez más se ha demostrado que deja abandonados a los agentes cuando más lo necesitan», ha señalado a la salida del juzgado un portavoz de este sindicado.
Bitos, el mismo que representó al mosso d'esquadra que abatió en Cambrils a los cuatro yihadistas de Las Ramblas, ha comentado a EL CORREO que este fallo, contra el que no cabe recurso alguno, «es un éxito jurídico. Mantenemos en prisión al autor, doblamos la indemnización para el ertzaina herido». El atacante cuenta con numerosas detenciones y alguna condena más por delitos contra el patrimonio, robos con violencia y lesiones.
«Es un éxito jurídico. Mantenemos al autor en prisión y doblamos la indemnización»
Los hechos sobre los que ha versado esta vista oral se registraron sobre las 11.15 horas del 10 de julio del año pasado, cuando el agente y su compañero de patrulla realizaban labores de seguridad ciudadana en un vehículo oficial con distintivos por la calle Portal de Arriaga de la capital alavesa. El investigado se encontraba sentado en una terraza cuando se dirigió a los policías con la expresión: «¿Qué pasa, hijos de puta?».
Los agentes detuvieron el coche patrulla en la calle Barrenkale, en el Casco Viejo, y pidieron a este joven, conocido de la comisaría, que se acercase a ellos, momento en que éste cogió una botella de cristal con la mano. Se aproximó a ellos «con actitud desafiante».
Con una botella rota
Los policías le llevaron hacia una pared. El individuo se encaró a uno de ellos. Cuando su compañero, el que luego resultó herido, le apartó para protegerle, el ahora condenado rompió la botella contra el muro y agredió al policía, que intentó defenderse levantando los brazos hacia la cabeza. El cristal fracturado provocó una herida profunda en su antebrazo, que le seccionó la arteria radial. La gran hemorragia pudo haberle costado la vida si no se hubiera hecho un torniquete y no hubiera recibido asistencia inmediata. Una ambulancia le trasladó de urgencia al hospital Txagorritxu, donde le intervinieron quirúrgicamente al poco de ingresar.
El agresor huyó del lugar a la carrera con la botella en la mano y se refugió en su domicilio, situado en la misma calle donde ocurrieron los hechos. Antes tiró a un contenedor su gorra, manchada con la sangre del ertzaina.
En su casa hallaron el resto de su ropa, también con sangre, y la botella usada en la agresión. Este joven acumula numerosos antecedentes penales. Su hoja delictiva arranca en 2016. Desde entonces, toda clase de delitos; contra el patrimonio, lesiones, violencia doméstica... En 2024, por poner otro ejemplo, ya había sido condenado por dos delitos de desobediencia y resistencia a agentes de la autoridad.
Debido al «riesgo de fuga», el 12 de julio del año pasado ingresó en la prisión alavesa de Zaballa de manera preventiva. Ahí seguirá, como mínimo, un año más antes de poder acceder a algún tipo de permiso.
Su víctima ha vuelto a su puesto de trabajo, donde se emplea como ertzaina de seguridad ciudadana.
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