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Los jóvenes bailan durante el lanzamiento del txupinazo.

San Juan ya divierte a Laguardia

El txupinazo abrió ayer las fiestas de la localidad riojano alavesa, que tuvo al zurracapote como el principal protagonista del día

Iosu Muro

Miércoles, 24 de junio 2015, 02:17

Los vecinos de Laguardia llevaban un año esperando a que las fiestas patronales volvieran a servir de motivo para llenar sus calles de alegría y alboroto, y ayer sacaron a relucir todo su buen humor para dar la bienvenida a San Juan en su víspera. Desde las doce del mediodía, una hora antes de que el alcalde de la villa, Pedro León, prendiera el txupinazo en la plaza Mayor, la localidad riojano alavesa ya lucía un ambiente muy atractivo, con varias cuadrillas de jóvenes poteando a la espera del sonido anunciador mientras desde las iglesias de San Juan y Santa María redoblaban las campanas.

Asomados a las ventanas de la casa consistorial, los concejales encendían el nerviosismo de los asistentes ante unas calles que explotaron al igual que lo hizo el cohete, abriendo la veda a la fiesta en Laguardia. Como es habitual, la agrupación musical dio los primeros acordes de la jornada, entonando el clásico Celedón que ninguno dudo en cantar en toda la plaza.

Una vez iniciada la tradición sonora, la banda musical, los gaiteros y dulzaineros tomaron el testigo, lanzándose por los entresijos de las murallas de la villa para protagonizar un pasacalles que ni algunos sorprendidos turistas se quisieron perder. El municipio llegó a mostrar en ocasiones una curiosa imagen, con un lado de la villa atestado de gente que cantaba y bailaba, y otro apagado, como si estuviera al margen de la fiesta. Había que estar atento para no perderse ni un segundo de las fiestas en honor a San Juan y San Pedro.

Pero Laguardia tiene muchas más tradiciones, como la de realizar un concurso de zurracapote. Cada cuadrilla toma vino, fruta, canela y azúcar, entre otros, para realizar un brebaje que despierta hasta al más cansado. La competición significa una mera excusa para contar en diferentes sedes de cubas llenas de esta bebida que las cuadrillas prueban una a una hasta alcanzar la hora de comer o, para alguno, el momento de ir directamente a la siesta.

Primer tremolar

Las primeras horas son las del entusiasmo, pero las de la tarde son para las tradiciones más antiguas. Los dantzaris salieron en procesión desde lo alto de la localidad liderados, como siempre, por el cachimorro. Con una excepción. En este caso, el joven Aritz Santamaría debutaba en el cargo con nueve años, tras recibir el testigo de Raúl García, que desempeñó este papel durante trece años.

En grupo, buscaban al alcalde en su casa para después salir al encuentro del regidor síndico, César García de Olano. El camino hasta la iglesia de San Juan Bautista resulta el prolegómeno de un acto muy especial para los vecinos, la tremolación de la bandera. En su debut en el cargo, García de Olano bailó la bandera de Laguardia con emoción ante la imagen de la Virgen del Pilar y el Santo Patrono.

Con los actos más solemnes completos, las charangas y las bandas musicales volvieron a ser protagonistas para dejar claro una vez más que Laguardia estaba de fiesta hasta altas horas de la madrugada. Los pasacalles y el zurracapote retomaron de nuevo el protagonismo, al igual que las verbenas y los concursos, pero todo ello sabiendo que hoy volverá a ser una jornada festiva completa en la villa riojano alavesa.

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