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John Fogerty encandiló al público del Azkena Rock Festival.

Una noche que se hizo corta

John Fogerty llevó el entusiasmo al público de Mendizabala con una sucesión de grandes éxitos y una banda sólida con un sonido impecable

Natxo Artundo

Sábado, 24 de junio 2017, 09:52

Si la noche de San Juan es la más corta del año, para el público del Azkena llegó a parecer incluso fugaz. La culpa fue de John Fogerty, que convirtió la velada en magia, más allá de lo musical, más allá de lo festivalero, más allá incluso de lo subjetivo que fue para la inmensa mayoría verse cara a cara con el compositor de significativas piezas musicales de su vida. El poder de la música y el poder de las guitarras se unieron para un concierto de recordar.

Después de una serie de vídeos en torno a Creedence, Woodstock y demás elementos contextualizantes, una grabación de Born on the Bayou se transformó de golpe -poderoso y de batería- en la versión en directo con la que un John Fogerty ataviado con una camisa azul y negra de cuadros. Empezó a cantar when I was just a lil boy, para entrar en uno de sus hipnóticos y pantanosos temas. Equipado con una Gibson Les Paul modelo 1954, hizo saltar chispas a esas frases conocidas por todos.

Allí cerca, su hijo Shane manejaba una Les Paul Custom negra, de la casa Gibson, con un gusto también de la casa, Fogerty en este caso. Luego llegó Travellin Band, con la estrella haciendo su solo y dando saltos, a sus 72 años. Mayor mérito si cabe tiene la puesta en escena del artista si se tiene en cuenta que su guitarra es una de las más pesadas que hay en el planeta, todo un desafío para las espaldas más robustas.

Y se siguió ganando el pan con el sudor de su frente a través de una Green River que sonó tan auténtica como Up Around the Bend mientras varias de las llamadas cerdas de Milwaukee aparecían rodando por las rutas americanas en el vídeo y Fogerty corría de lado a lado del escenario soleando con su Les Paul Standard de color miel degradado.

Y más guitarras. Con una acústica Taylor -su hijo, con una vetusta Rickenbacker de las fabricadas para el mercado británico en los 60- arrancó otro himno, como Wholl Stop the Rain. Coreada, dio paso a un solo de acordeón entre blusero y cajún por parte del teclista, a quien más de un gracioso asimiló a Kepa Junkera con la triki. Era el prólogo de Knockin at my Back Door, tocada por John con una guitarra roja tipo Telecaster, en la que un complejo cambio de ritmo volvió a demostrar la calidad de la banda.

Mención aparte merece el batería Kenny Aronoff, todo un coloso del instrumento. Con una potencia y un gusto rockero que deja atrás a más de una gran figura, este sideman de numerosos artistas, cómplice de muchos años de John Mellencamp, aportó una base de incomparable fuerza, con un sonido nítido y a la vez equilibrado. Y es que todo lo que se emitió desde el escenario tuvo su justa presencia para no tapar a otros instrumentos y -una vez más- evidenció que en Mendizabala se puede escuchar música en vivo con todos sus matices bien puestos.

El desfile de éxitos y guitarras continuó con The Midnight Special -Gibson Les Paul Custom- y con Keep on Chooglin, que abrió con un tapping -sin acercarse a Van Halen, que tampoco hace falta- sobre el mástil de una Music Man azul. Un pequeño error al comenzar el solo de armónica de la estrella -se la colocó al revés en la boca- no importó a nadie. Son cosas que pueden pasarle a cualquiera. Incluso al orgulloso padre de la quinceañera Kelsy, a quien Fogerty definió como «un arco iris en mi vida» antes de iniciar con la acústica Taylor la intro de Have You Ever Seen the Rain, que disparó la participación vocal del respetable.

Ya con una Les Paul del 56, Down on the Corner o The Old Man Down the Road sonaron redondas, más aún con las ráfagas de notas fogosas e incluso flamígeras de Shane. Padre e hijo intercambiaron guitarreos en diversos momentos, aunque cada solo de los distintos integrantes del grupo fue más que interesante.

La colección de guitarras de John Fogerty incluyó asimismo una Paul Reed Smith Custom 24. El cancionero incluyó también Tonight, Lodi o Hot Rod Heart -un tema donde busca desribir sus sensaciones al montar en su Harley-, incluso la potente New Orleans que versionó en la película secuela de Blues Brothers una de las bandas all star más increíbles de la historia. Y los coros volvieron a sonar y el público volvió a cantar en Heard it Through the Grapevine, no digamos ya en Fortunate Son, Rockin All Over the World,Bad Moon Rising y, sobre todo, en Proud Mary. De repetir.

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