Cuatro fórmulas para que nos 'resbale' el estrés del trabajo
Ya es la segunda causa de baja laboral en España
Todos conocemos a algunas personas inmunes al estrés laboral, que a menudo despiertan comentarios de admiración por este 'superpoder'. Gente tocada de la mano de ... Dios pero que para nada es representativa del común de los mortales. Poca gente se libra. De hecho, según datos del Ministerio de Sanidad, el estrés ya es la segunda causa de baja laboral después de las dolencias musculoesqueléticas. Hace dos años se tocó techo y llegó a haber casi 600.000 trabajadores con incapacidades temporales por trastornos mentales y de comportamiento. ¿Qué pasa para que el estrés laboral nos socave la salud y el ánimo de este modo? «Cada vez más investigaciones sugieren que, en la mayoría de los casos, las causas no son nuestros mecanismos de afrontamiento defectuosos, sino que están profundamente arraigadas en nuestros entornos laborales. Es decir, no estamos fallando como personas, estamos siendo sobrecargados por sistemas de trabajo insostenibles», asegura la psicóloga y escritora Valeria Sabater. La gran pregunta es: ¿podemos hacernos fuertes frente al estrés y que nos 'resbale' todo lo posible? He aquí cuatro maneras de 'torearlo' mejor.
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Actúa antes de petar
Es muy importante conocer nuestra capacidad de aguante. Esto nos va a permitir actuar antes de que el estrés 'bueno' (conocido como eustrés) –el que nos motiva, nos vuelve creativos y nos impulsa a superarnos– se convierta en estrés negativo y nos cause el efecto contrario: desgana, apatía, falta de concentración y, por tanto, poca productividad. ¿Cuándo pasamos esa delgada línea roja entre uno y otro? El investigador Hans Selye, un clásico de la Psicología, describió que el estrés (el malo) tiene tres fases que se vuelven sucesivas si no se cortan: la de alarma de reacción, la de resistencia y la de agotamiento.
Debemos estar muy atentos a las señales de que entramos en la primera fase: el cerebro está hipervigilante, la atención se resiente, nos encontramos especialmente sensibles...Esto es porque empezamos a liberar más adrenalina y cortisol de lo que nos conviene, lo que se traduce, asimismo, en un debilitamiento del sistema inmunológico. ¿Enfermas mucho? ¿Te salen herpes en la boca cada dos por tres? Posiblemente estés pasando esa raya que nos mete en los inicios del estrés 'malo'. La sobrecarga está empezando a hacernos mella, según Sabater, cuando «aparecen sentimientos de impotencia, nerviosismo constante, sensación de fracaso y desesperanza ante la idea de no poder cambiar nada en nuestro entorno laboral».
Ante cualquiera de estos indicios, debemos tomar las riendas de la situación si no queremos pasar al nivel dos de estrés en el trabajo (el de resistencia, cuando aparecen el cansancio, los problemas de sueño) o al nivel 3 (el de agotamiento, con el cuerpo debilitado, malestar general y dolores generalizados).
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Veinte minutos de planning y micropausas
¿Cómo cortar esa escalada de estrés laboral? Fernando Botella, experto en gestión de recursos humanos, nos aconseja «transformar la energía inútil que genera el estrés en energía creativa». Para ello destaca la importancia de no caer en la rumiación –pensamientos negativos en bucle– y pasar a la acción. Además, un 'tip' que Botella 'copia' del gran cardiólogo Valentín Fuster y que recomienda es este: «Madrugar y dedicar veinte minutos a planificar el día y establecer prioridades». Esto nos va a proteger. Porque vamos a la guerra, sí, pero preparados, y esto relaja el cerebro, que es muy poco amigo de las sorpresas. «En este sentido, por ejemplo, hay que intentar evitar las reuniones inesperadas. Y en contrapartida, habilitar micropausas (sí, planificadas en tu agenda) para alejarse de la fuente de estrés».
Pon atención a lo que haces
«Enfócate en lo importante y respeta tus horarios», indica Botella. Esto hará que no caigas en la multitarea –un estresor de primer orden– y que puedas centrar la atención en tu trabajo. De este modo, tu tarea no te parecerá tan inabarcable («la sensación de sobrecarga es otro de los estresores más fuertes», recuerda el experto) y tendrás mayor conciencia de que haces las cosas bien.
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No te quedes solo
Diversos estudios han determinado que a las personas que disponen de una mayor inteligencia emocional –reconocer y gestionar las emociones propias y ajenas– les 'resbala' más el estrés laboral. Por eso, es útil fomentar las buenas relaciones con los compañeros y la comunicación. Aislarnos nos hace vulnerables y provoca que la rumiación y la sobrecarga nos hagan mucho más daño. «No somos máquinas», resume Botella.
Dos enemigos del bienestar laboral
Entornos laborales tóxicos
«En ellos, la sobreexigencia constante, la falta de reconocimiento, el exceso de tareas, la vigilancia extrema y la cultura de la disponibilidad 24/7 son factores estructurales que erosionan la salud mental de los trabajadores», destaca la psicóloga Valeria Sabater.
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Deshumanización
«Cuando nos sentimos 'deshumanizados' o tratados como recursos totalmente reemplazables, el agotamiento no tarda en aparecer –advierte Sabater–. En este caso no se trata solo de estrés, sino de una desconexión emocional, cognitiva y física que responde a un entorno que no cuida, no escucha y no protege».
«Los síntomas no son debilidad, son inmformación»
El 'burnout' o síndrome del trabajador quemado rara vez llega de golpe: se va gestando en silencio. «Los líderes y los equipos necesitan aprender a percatarse de los pequeños avisos que da el cuerpo y la mente. Fatiga constante, aunque se duerma bien, dificultad para concentrarse, cambios de humor, desmotivación o incluso una sensación de vacío pese a los logros, son señales de alarma que no se pueden ignorar», indica Xeila Fernández, CEO y fundadora de Elevare88. «Estos síntomas no son debilidad, son información. La diferencia está en cómo reaccionamos ante ellos». Por eso, en nuestros retiros empresariales de lujo trabajamos con líderes y equipos para ayudarles a parar, observarse y reconectar con su propósito. El simple hecho de detener la inercia diaria y permitirse espacios de reflexión es el primer paso para frenar a tiempo el síndrome del trabajador quemado».
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