¿Por qué me han separado de mis amigos de clase? La faena de ser un 'alumno comodín'
El inicio de curso hace cuesta arriba debido a las 'mezclas' de alumnos... ¿pertinentes?
Estas primeras semanas del curso se les están haciendo cuesta arriba a muchos chavales: volver a la rutina es duro, pero, si encima resulta que ... en clase les han separado de sus mejores amigos (a veces, de todos ellos), el disgusto ya alcanza proporciones cósmicas. Las preguntas son por qué y para qué. Y la incomprensión se dispara –entre los afectados y sus familias– cuando resulta que quien se ha quedado sin sus apoyos es un alumno que va bien académicamente y cuyo comportamiento es bueno. ¿Qué necesidad había de trastocar su red de relaciones si donde estaba 'funcionaba' bien?
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Ahí va la respuesta:es más que probable que se trate de un 'alumno comodín', que precisamente por su docilidad –no se quejan ni montan broncas y encajan en cualquier parte– se 'usan' para equilibrar las aulas y apaciguar a otros que tienen comportamientos disruptivos. Con ellos buscan potenciar el 'efecto compañero': muchos estudios han demostrado que las personas con las que los menores comparten pupitre tienen trascendencia en su trayectoria académica.
«Cada inicio de curso pasa lo mismo. Es verdad que las investigaciones apoyan que la composición de la clase influye en el clima escolar. Pero también está comprobado que estos cambios de compañeros y el hecho de separar a los inseparables aumenta el malestar emocional de los chavales.A corto plazo pueden vivirlo como un duelo, porque, sobre todo a ciertas edades –antes de los diez años–, no disponen de los mismos recursos que tenemos los adultos para afrontarlo», indica María Padilla, de Capital Psicólogos.
Los más introvertidos, sean 'comodines' o no, van a sufrir más aún. Entonces, ¿tiene algo de 'bueno' la mezcla? «A largo plazo puede ser un recurso para que desarrolle habilidades sociales y nuevas amistades», admite la experta, cuyo gabinete está muy implicado en el ámbito escolar y en la prevención del 'bullying'. Vamos, que lo de revolver alumnos tiene sus pros y sus contras, por lo que causa controversia entre profesores, padres y educadores en la medida en que puede beneficiar a algunos pero a costa del malestar de otros, que además obtenían buenos resultados y estaban a gusto.
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«La asignatura pendiente»
Con los cambios se pretende que la clase esté más equilibrada. «Para el docente también es más fácil –desliza Padilla–. Pero a nivel individual, no de clase, no prioriza el crecimiento personal y emocional de cada alumno, que es la asignatura pendiente de siempre... Y aquí es donde entran los 'niños comodines', que sacan buenas notas, nunca dan problemas y 'sostienen' a los demás... Pero ¿quién cuida de ellos? Su esfuerzo es totalmente invisible y viven y aprenden desde la injusticia».
Por eso, muchas veces los 'comodines' se lo toman como un castigo. Las frases 'no es justo' o 'no lo entiendo' se están oyendo en muchas casas estos días. Sobre todo, si el curso pasado los profesores les preguntaron con qué amiguitos querrían seguir y ahora ven que sus preferencias han sido desoídas, muchas veces en su totalidad, algo que puede llevarles a recelar de los docentes.
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Lo adecuado, si tenemos en casa niños o adolescentes 'comodín' que están dolidos, es acompañarles. Es decir, no minimizar la importancia que le dan a la separación con frases como 'qué más da, en dos días harás otros amigos' o 'tampoco pasa nada, que en la vida no te van a poner siempre con la gente que mejor te cae'. Es mejor explicarles la lógica a largo plazo de esta medida –que ellos pueden aportar al buen funcionamiento de la clase– y que también tendrá beneficios para ellos –hacer nuevas amistades–, aunque en un primer momento no los vea. También es útil decirles que las amistades se mantienen fuera del aula, en el comedor o el patio..., aunque los padres de la 'generación EGB' no podemos hablar, seguramente, con conocimiento de causa: antaño solíamos mantener los mismos compañeros durante muchos años.
¿Pueden empeorar los 'alumnos comodines' por una mala mezcla? El cambio puede ser emocionalmente complicado al principio, pero académicamente no suele tener trascendencia, según algunos estudios, que también recogen que el hecho de que haya más chicas en clase sí mejora el nivel general y que por mucho que los profesores hagan 'cócteles', los alumnos crean subgrupos dentro del aula.
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¿Y la adaptación? Otra medida... ¿realmente necesaria?
En Infantil y en el salto a Primaria, a diferencia de otras etapas, «sí se hace un esfuerzo por mantener los grupos.» Lo que prima es que los peques se sientan bien y en confianza, que es lo que se intenta también con el periodo de acogida que ha tenido lugar estas últimas semanas (y que en algunos centros aún dura), afirman los investigadores de Mondragon Unibertsitatea Eider Salegi, Markel Maia y Susana Cabello. Esta medida, como la separación de amigos, tiene sus detractores y sus defensores, pero es fundamental, según los expertos: «Un comienzo amable en la escuela es una inversión en la vida emocional de los niños». Eso sí, recalcan la necesidad de facilitar las cosas a las familias (horarios laborales, etc.).
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