La mujer que iba a bordo del Vasa, el 'Titanic' sueco que se hundió tras su botadura
Estudios de ADN permiten certificar que el llamado esqueleto G no era un hombre. Treinta personas fallecieron cuando el buque se hundió en su primera singladura, que apenas duró kilómetro y medio
Si han viajado a Estocolmo, seguramente habrán visitado el museo Vasa. Es uno de los muchos atractivos de la capital de Suecia. El Gamla Stan, ... su casco antiguo, con los edificios del siglo XVII pintados de vivos colores en la plaza principal; el Palacio Real; el museo Nobel; la catedral de San Nicolás; el obelisco de Cristal… Y el museo Vasa. Ubicado en la isla de Djurgarden, una de las 14 que conforman la ciudad, tiene una llamativa forma de barco, pista inequívoca de lo alberga en su interior: el buque de guerra mejor conservado del siglo XVII. Si el 'Titanic' se hundió en su primer viaje, el orgullo de la armada sueca de aquellos tiempos tuvo una vida todavía más corta, ya que solo permaneció sobre el agua un kilómetro y medio. Tres siglos después, sigue deparando hallazgos sorprendentes, como es que uno de los fallecidos en el desastre era una mujer, según acaba de confirmar un estudio recientemente publicado que ha estudiado el ADN de los restos humanos conservados.
El 10 de agosto de 1628 debía ser un día grande para el rey Gustavo Adolfo II. Este monarca de la dinastía Vasa -de ahí el nombre del pecio- había elevado a su país al rango de la gran potencia militar del norte de Europa tras imponerse a Dinamarca por el control de Laponia, a Rusia por el dominio del mar Báltico y a Polonia, a la que arrebató Livonia -actuales Estonia y Lituania- y varias plazas en Prusia Oriental. Incluso se atrevió a participar en el gran conflicto de la época, la Guerra de los Treinta Años, que enfrentó entre 1618 y 1648 a las grandes potencias de la época. El conflicto estalló por una disputa religiosa cuando tres delegados imperiales -católicos- fueron arrojados por una de las ventanas del castillo de Praga por miembros de la aristocracia protestante, que se oponía al nombramiento del intransigente católico Fernando II como rey de Bohemia. Comenzó entonces un largo conflicto en el que acabaron mezclándose las creencias con los intereses más materiales. Suecia dio nombre a la segunda parte de esta guerra, cuando se alió con Francia para hacer frente a las fuerzas imperiales. El ambicioso monarca falleció en la batalla de Lutzen, en 1632. Cuatro años antes su orgullo había recibido un revés de los que dejan huella.
El 'Vasa' era un espectacular galeón de 69 metros de eslora, un peso de 1.200 toneladas, una altura de 52 metros desde la quilla hasta los tres mástiles y un arsenal de 64 cañones. Una especie de portaaviones de la época. Su construcción había comenzado en 1626 y participaron 400 trabajadores. Aquel 10 de agosto partió del puerto de Estocolmo disparando salvas a las órdenes del comandante Söfring Hansson con 150 tripulantes a bordo, incluidos las mujeres y niños de algunos de los marineros. Era un domingo despejado de verano, pero hacía viento. El barco comenzó a ladearse, permitiendo que el agua entrase por las troneras de la hilera más baja de cañones hasta que se consumó el desastre. Un error en la distribución en el peso fue la causa. Treinta personas fallecieron.
El buque fue recuperado más de 300 años después, en 1961. Hubo que recomponer un enorme puzle de 14.000 piezas que hoy descansan en el museo al que da nombre. El último estudio en torno a este tesoro arqueológico ha revelado que uno de aquel centenar y medio de fallecidos, el llamado esqueleto G, era una mujer. «Ya hace algunos años teníamos indicios de que el esqueleto G no era un hombre sino una mujer. En resumen, no encontramos cromosomas Y en el material genético de G. Pero no podíamos estar seguros y queríamos confirmar el resultado», asegura Marie Allen, profesora de genética forense.
La confirmación ha llegado gracias a un estudio dirigido por la doctora Kimberly Andreaggi, del Laboratorio de Identificación de ADN de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. «Sabíamos que había mujeres a bordo del Vasa cuando se hundió, y ahora hemos recibido confirmación de que están entre los restos. Actualmente estoy investigando a las esposas de los marineros, por lo que para mí esto es especialmente emocionante, ya que a menudo se las olvida a pesar de que jugaron un papel importante para la marina», asegura Anna Maria Forssberg, historiadora e investigadora del museo. Poco más se sabe de aquella mujer, pero las investigaciones permitirán saber si ella y los otros fallecidos «tenían predisposición a ciertas enfermedades o incluso detalles como si tenía pecas», explica la profesora Allen. El museo ya prepara una exposición y un libro sobre las víctimas del 'Vasa'.
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