Si hablas con tus hijos de drogas y sexo, ¿por qué no sobre redes sociales?
Facebook reconoce que Instagram puede ser tóxico para los adolescentes
sara borondo
Miércoles, 13 de octubre 2021, 00:36
Las redes sociales (RRSS) se han apoderado de buena parte de nuestro tiempo, cada día pasamos casi dos horas compartiendo contenido y viendo el que otros han creado, según el informe digital de We Are Social-Hootsuite que recoge datos de la población incluida entre los 16 y los 24 años, pero los menores por debajo de esta edad también participan en las redes sociales. Según Statista, en febrero del año pasado Instagram era la red social con mayor porcentaje de usuarios de entre 4 y 15 años de edad, seguida muy de cerca por Tik Tok (de la que formaban parte el 37,7% de los usuarios de esa franja), mientras que en Facebook, más popular entre la gente de más edad, solo estaban un 12,5% de los menores.
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Aunque la edad para ser miembro en la mayoría de las redes sociales se sitúa en los 13 años, no hay más control que lo que indique el usuario a la hora de crear un perfil, de manera que es tan sencillo como mentir en la fecha de nacimiento ya sea con conocimiento paterno o sin él. Ante la presión de asociaciones y educadores, las RRSS han creado algunas medidas para mejorar la seguridad de los más jóvenes y, por ejemplo, las cuentas creadas en Instagram por usuarios de entre 13 y 16 años son privadas por defecto desde hace apenas tres meses. Pero esta red -perteneciente a Facebook- también anunció en marzo que estaba preparando una versión de Instagram para menores de 13 años, un proyecto que acaba de paralizarse de manera indefinida.
El 'Informe Facebook' que ha puesto en primer plano los peligros de las redes sociales para adolescentes
Lo que llevó a la repentina cancelación de Instagram Kids no fueron las opiniones de los expertos que llevaban años afirmando que las redes sociales basadas en la imagen, como Instagram, podían causar problemas acerca de la percepción de su cuerpo, sobre todo en las chicas adolescentes. Lo que provocó que Facebook diera marcha atrás fue que una antigua empleada, Frances Haugen, reveló primero en la prensa y luego ante el senado de EEUU lo que ya se conoce como 'Informe Facebook', con multitud de datos que ponen en evidencia el funcionamiento de la empresa. Por ejemplo, que los informes internos de la compañía reconocen que Instagram agrava los problemas que las menores tienen con su imagen corporal, e incluso, según los papeles revelados ahora, empeora los pensamientos suicidas en un 13,5% de adolescentes. Es más, el 17% de las jóvenes afirma que Instagram ha empeorado sus trastornos alimenticios.
Haugen declaró ante el Senado de Estados Unidos que los jefes de Instagram y Facebook «saben cómo hacer estas aplicaciones más seguras, pero han decidido no hacerlo, priorizando sus astronómicos beneficios a las personas». Esta exempleada afirmó también que el algoritmo de Facebook contribuyó a la polarización de opiniones en la red y que no intervino para reducir las dudas que se planteaban sobre las vacunas contra la COVID-19.
¿Qué peligros acechan a los menores en las RRSS?
Los adultos tienen más armas para combatir la desinformación (no siempre con éxito) y minimizar la importancia de las opiniones ajenas, pero los niños y adolescentes no cuentan con estos recursos, por eso es clave que los padres les enseñen a utilizarlas y les guíen. Exponer a los menores a las redes sociales sin ningún tipo de control ni explicarles los peligros es tan peligroso como dejarles desenvolverse por el mundo sin la guía y el apoyo de los padres. Sin embargo, ya sea por falta de tiempo o conocimientos sobre esos peligros, no hay más que darse una vuelta por RRSS como TikTok o Instagram para ver la gran cantidad de menores, niños incluso, que suben vídeos y fotos. Los niños aprenden desde bien pequeños que no deben irse con ningún desconocido y, casi todos los padres explican a sus hijos adolescentes que no se emborrachen ni tomen drogas y que deben practicar sexo seguro, pero casi ninguno les alerta sobre los riesgos de las redes sociales. De la misma manera, todos los padres enseñan a sus pequeños a comportarse en sociedad pero muy pocos les explican las normas de urbanidad en las redes sociales (cómo expresar sus opiniones respetando a la persona que está al otro lado del teclado) o cómo deben preservar su intimidad.
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Los peligros que acechan en las redes sociales son múltiples: acoso, chantaje sexual e incluso incitación al suicidio. Las instagramers más famosas muestran unas imágenes en las que han retocado su cuerpo para ajustarse al ideal actual de belleza; es una realidad falsa en la que todo se acerca a la perfección, y llega a las jóvenes en unas edades en las que el aspecto físico es importante. Las adolescentes crean así unas expectativas imposibles sobre su propio cuerpo.
Tik Tok, una de las redes favoritas precisamente por los usuarios más jóvenes, puede incitar a actuar de manera peligrosa en los retos que deben replicar otros usuarios. Además, algunos expertos han detectado la presencia de 'groomers', adultos que se hacen pasar por menores para convencer a otros adolescentes de que les envíen fotos o vídeos comprometidos con los que luego chantajearles para acabar cometiendo abusos en la vida real.
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Para poder explicar a los niños y adolescentes todos estos peligros y cómo moverse de forma segura por las redes sociales, primero hay que conocerlas. La mayoría tienen sus propios sistemas de control parental y en la ayuda de cada una de ellas se explica cómo configurarlo. Instagram cuenta de hecho con su propia guía para padres, de casi 130 páginas. Todas las RRSS tienen métodos para denunciar a usuarios que amenazan o suben contenidos inadecuados; herramientas que conviene que los jóvenes conozcan.
Cómo hablar de las redes sociales con los menores según su edad
Estas son las recomendaciones que hemos encontrado en diversas guías y artículos elaborados por expertos. Estos consejos se aplican a partir de los 6 años, antes de los tres no es conveniente que los niños vean pantallas y entre los tres y los 6 se aconseja que lo hagan poco y siempre bajo supervisión, ya sea directa o utilizando herramientas de control parental.
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■ Entre los 6 y los 12 años hay que comenzar a hablar sobre aquello que llame la atención del niño en internet, establecer unas reglas básicas y qué sucederá si no se cumplen. Se puede hablar con ellos sobre los juegos que más les gustan, qué contenidos suelen ver en internet y sobre la importancia de esperar un poco más para abrirse una cuenta en las redes sociales. También es acertado explicarles las normas de comportamiento en las RRSS respetando a todos los usuarios y la importancia de la autorregulación en el uso de internet. A esta edad ya pueden entender que internet es una extensión de la vida real y que al otro lado de los mensajes hay personas que pueden herir y ser heridas en los comentarios.
En estas edades siempre es conveniente decir a los niños que, en caso de encontrarse en cualquier situación comprometida como puede ser el acoso o el chantaje, cuentan con la ayuda y el apoyo de sus padres.
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■ Entre los 13 y los 17 años: La entrada en la educación secundaria suele marcar el momento de que el adolescente posea un móvil y entre en las redes sociales (habitualmente en más de una). Es conveniente recordar al menor que solo debe aceptar como amigo a aquellas personas que conozca en la vida real, indicarle las medidas de seguridad básicas (como tener cerrados los mensajes directos y cómo informar del comportamiento inadecuado de otro usuario a la plataforma) y que sienta que puede confiar en sus padres para contarles cualquier situación incómoda o de acoso que pueda surgir. También hay que motivarles con otras tareas que les sean agradables para que no dediquen mucho tiempo a las redes sociales.
De la misma manera que en la vida real se explica a los niños que no deben dar su dirección a desconocidos, en las redes sociales hay que evitar que algún pederasta les pueda identificar o averigüe dónde viven o estudian. Si suben algún vídeo o fotografía hay que decirles que tengan cuidado de no mostrar su casa o su barrio, un uniforme que pueda identificar a qué colegio van... y que, cuando creen un usuario en una red social, no deben dar su nombre completo. También deben saber que ese recomendable anonimato no les da carta blanca para actuar de cualquier manera y que deben respetar a otros usuarios como si los tuviesen frente a ellos.
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Si el menor tiene las redes sociales abiertas a que las vea cualquier usuario, conviene echar un vistazo para revisar los comentarios que hacen otros a sus imágenes y comprobar que no le insultan o que no provienen de un pederasta.
Si preguntas al adolescente qué redes sociales le gustan y en cuáles quiere estar, podéis descargarlas los dos y así le explicas cómo funciona cada una y los posibles peligros que puede encontrar.
Se puede sugerir al menor ser amigo de él también en las redes pero, igual que sucede en la vida real, hay que tener cuidado de que no se sienta demasiado vigilado. Si no está de acuerdo es mejor no obligarle; la adolescencia es un periodo de búsqueda de la propia identidad reforzando su vida privada y si no se siente cómodo es probable que decida crear una cuenta nueva a escondidas para publicar todo aquello que no quiere que vean sus padres.
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Todos estos consejos sobre el uso más adecuado de las redes sociales pierde buena parte de su eficacia si falla la principal herramienta: el ejemplo que los adultos damos a los niños. Estar con el teléfono o la tablet durante la comida o en las reuniones familiares envía el mensaje de que las RRSS o cualquier otro contenido de Internet es prioritario a las relaciones en persona. Los menores aprenden sobre todo por imitación. Si en las redes un menor ve cómo su padre o su madre escriben con cierta agresividad o descalificando a otros usuarios, es como si esos padres le dijesen a su hijo adolescente que no se emborrachase con una copa en la mano.
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