¿Por qué nuestros iPhones son más tontos que en el resto del mundo?
La difícil relación de la compañía estadounidense con Bruselas está provocando que sus dispositivos en el Viejo Continente sean cada vez menos completos que el resto del mundo
Apple, con sus 574.000 millones de dólares, es la compañía más valiosa del mundo. Multinacionales tan conocidas como Google, Microsoft, Amazon e incluso Coca- ... Cola están por debajo de ella en este ranking de las más valoradas. Pero ser la marca más importante del planeta -en cotización bursátil lo ha sido hasta verse superada hace poco por Nvidia y Microsoft- no le ha servido de nada a la hora de librarse de la fiscalización continua de la Comisión Europea sobre sus actividades. Además de mantenerse siempre vigilante en la defensa de la privacidad de los usuarios del viejo continente, Bruselas se ha centrado en evitar las supuestas prácticas monopolísticas de las grandes tecnológicas estadounidenses. Y la empresa de la manzana mordida lleva estando desde hace diez años en el punto de mira de los funcionarios europeos por esta razón, hasta el punto de que en la actualidad hay una guerra abierta entre las dos partes que no tiene pinta de solucionarse a corto plazo.
El último capítulo del conflicto entre Apple y la UE ha sido la decisión de la multinacional dirigida por Tim Cook de cancelar el lanzamiento en Europa de la traducción en vivo a través de los AirPods. Esta función, integrada en la actualización de iOS 26, no está disponible en el Viejo Continente. ¿La razón? La negativa de Bruselas a dar el visto bueno a la solicitud de un servicio solo compatible con los auriculares de la manzana mordida. Para las autoridades comunitarias, es un ejemplo más de la estrategia monopolista de la empresa estadounidense.
El caso es que, entre unos y otros, 300 millones de usuarios potenciales en Europa se quedan sin una de las herramientas más útiles a la hora de poder mantener conversaciones con extranjeros sin necesidad de conocer sus respectivos idiomas y con total comodidad a través de los AirPods. Y todo ello en tiempo real, respetando la privacidad de los usuarios, ya que este proceso interno solo se produce en los iPhones sin que la compañía pueda acceder a las charlas a través de servidores externos. Por lo menos, la función sí que está activa en los últimos modelos de la manzana sin auriculares de por medio.
El caso es que los iPhones que se venden en Europa cada vez son más deficientes en sus funcionalidades respecto a los que se comercializan en el resto del mundo, si exceptuamos al siempre complejo mercado chino. ¿La razón? Evitar posibles y millonarias multas por incumplir la Ley de Mercados Digitales (DMA), la normativa europea que regula la libre competencia entre las empresas del sector tecnológico. Una regulación calificada por Apple en un comunicado nada conciliador como costosa para sus intereses y que «frena la innovación».
Otras ausencias importantes
¿Otro ejemplo? El útil iPhone Mirroring, uno de los mejores servicios activado en la anterior versión de sus sistemas operativos, que permite usar el móvil desde un Mac. Aunque en ese momento no se tenga el teléfono a mano. Una gozada para acceder a aplicaciones solo disponibles en iOS y poder pasar datos de un dispositivo a otro sin cables de por medio. Para sorpresa de todos, Europa vio cómo esta función quedaba bloqueada. Sobre esta decisión sobrevolaba el miedo de los de Cupertino a ser obligados por Bruselas a habilitar esta función a móviles Android o a hacerlo también compatible con PC´s con Windows como sistema operativo, según apuntan varios analistas tecnológicos.
Tampoco llega a Europa 'Lugares frecuentes', una especie de historial integrado en Apple Maps que recoge los sitios en los que se ha estado recientemente. Pese a asegurar que se trata de información privada para posteriormente ser usada en la creación de guías y recuerdos personalizados, la empresa han decidido deshabilitarla en iOS 26 por miedo a Bruselas. Lo más curioso es que Google Maps cuenta con Cronología, una función muy similar, presente en su aplicación sin ningún tipo de problemas, tanto en los iPhones como en Android.
Otro caso: la grabación y transcripción de llamadas. No existe una legislación común sobre esta práctica por parte de la UE, así que la compañía californiana opta directamente por desactivarla de los menús de sus móviles. Curiosamente, Samsung sí la ha incorporado en los smartphones que vende en España, al ser totalmente legal, y llegará a los Pixels de Google antes de finales de año. Es más, parece que se podrán beneficiar de ella muchos móviles Android al estar incluida en la aplicación teléfono.
Imposición del USB-C
Parece que Apple no está por la labor de seguir aguantando más imposiciones de Bruselas sobre sus dispositivos a través de la DMA. Ya transigió en 2023 cuando aceptó cambiar el puerto Lightning, su conector clásico presente en todos sus dispositivos, por el USB-C imperante en los teléfonos Android. De esta forma, la UE obligaba a los fabricantes de aparatos tecnológicos a adoptar este estándar con el objetivo de que en Europa se utilizasen cables de carga universales.
Apple también pasó por el aro a la hora de autorizar tiendas alternativas de aplicaciones de otras empresas, dejando atrás el monopolio de su App Store. Eso sí, la compañía fundada por Steve Jobs ha obedecido las directrices europeas a su manera poniendo como excusa su derecho a garantizar la seguridad de los teléfonos de los usuarios. Desde iOS 17.4, se permite la instalación de tiendas de terceros, tanto a través de la App Store como de un navegador web. Eso sí, sólo de aquellas plataformas supervisadas por los de Cupertino para evitar posibles fraudes y malware en los dispositivos, con lo cual, en la práctica, sigue vetado un libre acceso a los juegos y 'apps', como sucede con los teléfonos Android. De nuevo, todo en defensa de la privacidad de sus usuarios.
El caso es que parece que la paciencia de la compañía estadounidense con Bruselas se ha acabado. En el mencionado comunicado, la multinacional estadounidense critica el negativo «impacto de la DMA en los usuarios de la Unión» respecto a los del resto del mundo. Y asegura que la Comisión Europea está haciendo todo lo posible para que «iOS se parezca más a Android», al mismo tiempo que tiene la sensación de que las reglas comunitarias «sólo se aplican a Apple pese a que Samsung es el líder del mercado de smartphones en Europa». Es más, denuncia que «deja libertad a los competidores para continuar como siempre lo han hecho».
Pesimismo con respecto a la UE
Apple finaliza su ataque dialéctico asegurando que, pese a la DMA, sus equipos de ingenieros están dedicando «miles de horas a traer nuevas funciones a la Unión Europea y al mismo tiempo cumplir con los requisitos de la ley». Eso sí, advierte en un tono muy pesimista de que «ha quedado claro que no podemos resolver todos los problemas» que crea la regulación vigente en el Viejo Continente.
Llama mucho la atención cómo Apple parece usar el enfado de sus clientes europeos como estrategia de presión a Bruselas. «Instamos a los reguladores a que examinen más de cerca cómo afecta la ley a los ciudadanos de la UE que utilizan productos Apple todos los días. Creemos que nuestros usuarios en Europa merecen la mejor experiencia en nuestra tecnología, con el mismo estándar que ofrecemos en el resto del mundo. Y eso es lo que seguiremos luchando por ofrecer», asegura en su comunicado.
El tono desafiante de Apple respecto a la UE está sin duda motivado por el encendido apoyo de Donald Trump a su causa. El presidente de EE UU ha expresado su intención de defender a ultranza a las grandes tecnológicas 'made in USA' como Google, Meta o Amazon respecto a las ordenanzas europeas consideradas poco más que agresiones a su país. Incluso el propio Tim Cook llegó a visitar al magnate en su mansión de Florida en busca de su apoyo ante las arremetidas legales comunitarias. Las declaraciones posteriores del republicano parecen demostrar que el CEO de la manzana mordida ha tenido éxito en su misión, tal y como han reconocido funcionarios europeos a diferentes medios de comunicación.
El tiempo dirá si finalmente Apple cambia de opinión y opta por abrir la mano a la hora de modificar su ecosistema permitiendo el acceso a otros fabricantes a funciones hasta ahora exclusivas para sus dispositivos. O, en su defecto, lograr que Bruselas relaje e incluso derogue las directrices contra ella. El caso es que en estos momentos la compañía de Tim Cook no puede permitirse el lujo de que sus productos sean cada vez menos atractivos. Sobre todo, cuando va tan rezagada respecto a otras marcas en la batalla de la Inteligencia Artificial con una nueva Siri anunciada hace ya más de un año y que no termina de llegar, mientras los focos mediáticos se lo llevan competidores como el ChatGPT de OpenAI o Gemini de Google.
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