La soledad de los jóvenes favorece la transmisión de las infecciones sexuales
La sociedad digital ha favorecido una mayor conexión social, pero también una menor y peor comunicación, que favorece los contagios
La soledad de los jóvenes se ha convertido en un desafío no sólo social, sino también de salud pública.El aislamiento en el que viven inmersos, favorecedor de relaciones afectivas pobres, faltas de todo tipo de contacto físico y emocional, favorece la expansión de las infecciones de transmisión sexual, que desde el cambio de siglo han experimentado en el mundo occidental un auge espectacular. Los modelos de prevención que sirvieron para frenarlas no bastan, algunos incluso resultan inútiles. La epidemia está alcanzado tales dimensiones que los expertos no dudan en afirmar que ha llegado el momento de pasar a la acción y apostar, entre otras medidas, por «una educación afectiva real y de calidad».
Así lo han expresado la especialista Josefina López de Munain, jefa de sección de la unidad de Infecciones de Transmisión Sexual del servicio de Enfermedades infecciosas del Hospital Universitario Basurto, y la coordinadora general de la ONG Bizkaisida, Marta Pastor, en el foro Encuentros con la Salud de EL CORREO, que ha cerrado esta semana su curso 2023/2024. La sesión, con el patrocinio de laboratorios ViiV Healthcare, ha permitido analizar la manera «brutal» en que han crecido las infecciones de transmisión sexual. Hasta la llegada del VIH/sida, en los años ochenta del siglo pasado, se creyeron vencidas. El hecho de que se trate de enfermedades curables o con tratamiento crónico ha contribuido decisivamente a su expansión. Internet y las redes sociales han hecho el resto.
El País Vasco no ha sido ajeno a esta realidad que afronta el mundo entero y explica la campaña emprendida esta misma semana por el Ministerio de Sanidad bajo el lema 'Yo soy del sexo seguro'. Las cifras lo dicen todo. Los casos de sífilis, gonococia y clamidia han crecido en Euskadi de manera espectacular. En el año 2.000, Osakidetza atendió un solo caso del mal llamado 'mal francés'. En 2022, último ejercicio del que se han publicado datos, fueron 280. El salto en ese mismo periodo de tiempo en infección gonocócica es de 31 a 1.392; y para clamidia han pasado de rondar las 40 afecciones a llegar a los 2.199.
La falsa plenitud de las redes
En el ámbito del virus del sida, la situación es mejor, pero tampoco «como para echar las campanas al vuelo». Los casos, según detalló López de Munain, no crecen, pero se mantienen en el mismo nivel desde el cambio de siglo, que tampoco es algo bueno. El año 2.000 registró 140 infecciones por VIH y 2023, un total 127. Parecida cifra. El problema es que la mayoría de ellas, el 57%, fueron diagnósticos tardíos. La infección (VIH) se detectó cuando se había convertido ya en enfermedad (sida), lo que no sólo limita el tratamiento sino que favorece, además, la expansión de la epidemia.
Las nuevas infecciones se están dando en hombres y mujeres de todas las edades, pero los grupos de población más afectados son los varones que mantienen relaciones homosexuales y, por encima de todo, los jóvenes menores de 25 años. ¿Cómo es posible que aumenten las infecciones de transmisión sexual en un tiempo en que se conocen tanto sus vías de transmisión como la forma de evitarlas?
«Todo el mundo debería hacerse la prueba del VIH alguna vez; el 57%de los diagnósticos llega tarde»
Josefina López de Munain
Jefa de sección en la unidad de Infecciones de Transmisión Sexual del hospital de Basurto
«Lo preventivo ahora es comunicarse entre las personas; justo lo contrario a la hiperconectividad»
Marta Pastor
Coordinadora general de la ONG Bizkaisida
Hay factores que se conocen de largo, según explicaron López de Munain y Pastor. Se sabe que las relaciones sexuales se inician cada vez a edades más tempranas, que es complicado el uso permanente del preservativo en algo, en teoría, tan imprevisto y pasional como el sexo, que ya no hay tanto miedo al sida... Pero hay, añadió la coordinadora de Bizkaisida, mucha soledad entre los jóvenes, oculta bajo la falsa plenitud que muestran las redes sociales, que favorece la transmisión.
Disfrutar con seguridad
«Lo preventivo ahora es comunicarse, las relaciones humanas», destacó la experta. «Los jóvenes están hiperconectados, pero esa conexión no implica comunicación, que es fundamental para superar inseguridades y sentirse lo suficientemente fuerte como para decir 'vamos a usar un condón'». «Hay que disfrutar de la sexualidad», añade la médico experta en Infecciosas, «pero hay que protegerse y tener un sexo seguro».
Encuentros con la Salud de EL CORREO es una iniciativa por la prevención y la divulgación del conocimiento científico, que cuenta con la asesoría de la Real Academia de Medicina del País Vasco y el apoyo de la agencia Docor Comunicación. El próximo curso se reanudará en septiembre y volverá a celebrarse, como éste, en el salón de actos de la Iglesia de El Carmen, en Indautxu (Bilbao).
«La estrategia del miedo al virus del sida no ha funcionado»
Mientras el sida fue una enfermedad sin cura ni tratamiento eficaz, la posibilidad de la muerte sirvió para contener ésta y el resto de las enfermedades de transmisión sexual. La terapia antirretroviral aparecida a finales de los 90 lo cambio todo. Los pacientes recuperaron la vida y la sociedad perdió el miedo al contagio. Las infecciones de transmisión sexual comenzaron a crecer hasta el desbordamiento actual.
«La estrategia del miedo no ha funcionado», resume la activista Marta Pastor. El mantenimiento de los casos de VIH y el auge de las infecciones de tipo sexual revelan, según considera, su «ineficacia». El miedo a la transmisión es lo que «además», desde su punto de vista, ha mantenido el estigma que aún pesa sobre los afectados, a pesar de los muchísimos avances en todos los ámbitos que se han dado frente a la infección.
«No podemos apostar ahora por una solución que no ha funcionado», defiende. «Tenemos más acceso que nunca a información, pero vivimos en una sociedad completamente distinta a la que conocimos. Nadie lee un artículo, y si lo hace no pasa de la segunda línea. Instituciones y colectivos sociales necesitamos reflexionar mucho sobre cómo podemos hacer llegar la información a la población», explica.
Según detalla la infectóloga Josefina López de Munain, el problema del contagio con la gonococia, la sífilis, la clamidia y otras infecciones similares es que con frecuencia no dan síntomas, lo que contribuye a que los pacientes ignoren su condición de infectados. La clamidia, por ejemplo, no da síntomas al 90%de los varones ni al 50% de las mujeres. Ésta y otras patologías infecciosas requieren, además, la realización de «un examen completo», porque pueden localizarse no solo en los genitales, sino también en otras partes del cuerpo, como la faringe o el ano.
Con frecuencia, además, no llegan solas, sino que se tienen dos o más al mismo tiempo. En caso de no tratarse, las complicaciones se agravan. Todas ellas, además, favorecen la entrada del virus del sida (VIH). «Hay que tomárselo en serio y hacerse un estudio completo», recuerda la especialista.