Euskadi descarta habilitar grandes espacios para agilizar la vacunación

En la rueda de prensa semanal tras la reunión del Consejo de Gobierno, Sagardui se mostró «sorprendida» al ser preguntada sobre una estrategia que ya están utilizando varios países del mundo y que está siendo estudiada por otras comunidades autónomas. La más cercana, la limítrofe Cantabria. El Gabinete de Miguel Ángel Revilla se encuentra en plena búsqueda de infraestructuras para poder desarrollar la vacunación cuando ésta se vuelva masiva. De hecho, varios ayuntamientos le han ofrecido ya sus respectivos polideportivos municipales, y un centro comercial de Santander ha hecho lo propio con sus salas de cine.

En Cataluña, la Generalitat se ha puesto en contacto con el FC Barcelona para poner el Camp Nou a disposición de las autoridades sanitarias y estudia hacer lo mismo con la Sagrada Familia, uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad condal. No sería el primer centro de culto en el que se administran antídotos contra la Covid-19. Reino Unido ha abierto 1.400 puntos de vacunación, entre los cuales hay tres catedrales y varias mezquitas, así como centros comerciales, teatros, recintos deportivos y palacios de congresos.

Euskadi, en cambio, no quiere oír hablar de esas alternativas. Sagardui asumió que, con las previsiones en la mano, «no se hace necesario» establecer espacios adicionales. Recordó que Osakidetza ha administrado en dos meses más de 595.000 vacunas contra la gripe en sus propios centros, en lo cual ve un precedente para organizar la campaña masiva frente al coronavirus, que deberá administrar hasta 4,4 millones de dosis para proteger a toda la sociedad vasca. Una cifra que puede fluctuar hacia abajo, por la posible llegada de antídotos de una sola toma, o hacia arriba, por la eventual necesidad de repetir las inoculaciones ante una pérdida de inmunidad.

Mientras tanto, la campaña se resiste a coger velocidad. Hasta el día de ayer, 50.277 vascos (el 2,3% de la población) habían recibido al menos la primera de las dos dosis, lo que supone incluso una bajada en el ritmo de inoculaciones. Si hasta la semana pasada se habían administrado de media 1.240 primeras tomas al día, ahora la cifra cae hasta las 1.142. Este ligero frenazo, sin embargo, se ve compensado en el número total de pinchazos gracias a las segundas dosis. En total, 27.503 ciudadanos han completado el proceso, lo que equivale al 1,25% de la sociedad vasca.

Por el momento todos los viales utilizados corresponden a los enviados por las farmacéuticas Pfizer y Moderna, pero el Gobierno vasco recibió el lunes también un primer lote de AstraZeneca con capacidad para inyectar 9.100 dosis. Estos antídotos aún no se han empleado, ya que Osakidetza estaba a expensas de la decisión de la Comisión de Salud Pública para concretar sus destinatarios. El Ministerio y las comunidades autónomas acordaron ayer por la tarde que, dadas sus limitaciones, la fórmula de Oxford se inyectará a sanitarios de primera y segunda línea, siempre menores de 55 años. Su inoculación empezará «tan pronto como podamos», prometió Sagardui.

No en vano, el proceso de vacunación se centra en estos momentos en proteger a los profesionales del Servicio Vasco de Salud. Según los datos facilitados ayer, casi uno de cada tres trabajadores de Osakidetza ha recibido ya la primera dosis. En números absolutos, se trata de 13.133 personas, de las cuales 1.255 también han sufrido el segundo pinchazo. Estos avances, según subrayó la consejera del ramo, permitirán simultanear de manera inminente el turno de inmunización en la red pública con el de los sanitarios que están en primera línea contra el virus en las clínicas privadas.