Un millonario japonés y su asistente, en la Estación Espacial Internacional

Maezawa, un excéntrico magnate de la moda en internet que en 2017 compró un Basquiat por 110,5 millones de dólares, e Hirano permanecerán en el complejo orbital doce días, tras un viaje que marca el regreso ruso al turismo espacial después de un parón de doce años. Moscú había perdido últimamente terreno en este pujante y lucrativo sector, que se ha visto redinamizado por la implicación de empresas privadas como Virgin, Blue Origin y SpaceX.

Antes del despegue, que tuvo lugar a las 9.38 horas, los viajeron cumplieron con los rituales habituales. Así, abandonaron su hotel a los sones de una canción tradicional que suele reproducirse para todos los cosmonautas. «Los sueños se hacen realidad», tuiteó el millonario japonés. «Estoy tan ilusionado como un niño antes de una excursión con la escuela», había dicho durante una rueda de prensa el martes.

Misurkin, por su parte, explicó que sus compañeros tendrán en la EEI un programa de actividades intenso que incluye un torneo «amistoso» de bádminton. El millonario se ha fijado cien tareas a cumplir en el espacio y va a documentar su aventura con vídeos que publicará en su canal de YouTube. Antes de la misión, Maezawa y su asistente se prepararon para el vuelo en la Ciudad de las Estrellas, un complejo para el entrenamiento de los cosmonautas próximo a Moscú.

El último viaje de un turista nipón al espacio se remonta a 1990, cuando un periodista visitó a la estación soviética Mir. La misión de Maezawa y su ayudante está organizada por Roscosmos y su socio estadounidense Space Adventures, compañía según la cual el precio del billete en la Soyuz se sitúa entre los 50 y 60 millones de dólares. Actualmente hay diez personas en la EEI: cuatro astronautas estadounidenses, tres rusos, un alemán y los dos turistas japoneses.