El feminismo debe ser una obligación
Hay mujeres que cuando les preguntan si son feministas se espantan, se ofenden un poco y salen con eso de que ellas lo que son es «femeninas»
«¿Es usted machista? Sí, sí. A mí me encantan las mujeres, todas». El chiste no es tal. Lo decía sin pinta de estar de ... broma un señor por la tele, en un programa de humor de esos donde los reporteros salen a pillar a incautos paseantes. Como cuando Santiago Urrialde, aquel cómico que hacía la imitación de Rambo -«no siento las piernas»- abordaba con el micrófono a señoras mayores y mientras les preguntaba chorradas se iba comiendo la barra de pan que ellas llevaban en la bolsa. En una ocasión Urrialde, que le echaba un morro tremendo, paró a un ciudadano chino y le preguntó si era gay. El hombre, con pinta de no entender de qué le estaban hablando, contestó que no, por si acaso. Pero tanto insistió el otro -«venga, que sí, un poquito gai sí que es usted»- que el pobre acabó por ceder: «Sí, sí, un poco». Y Urrialde no se podía aguantar la risa.
Hoy preguntar lo de los gais quedaría chusco. Ni en clave de humor. Que también era humor aquel 'sketch' de Martes y Trece de la señora que salía diciendo lo de «Mi marido me pega, me pega todos los días, ay cómo me pega, ¡toma!...». La mujer del 'sketch', por cierto, se trababa al hablar y decía «poblema» y «protavoz», que se ve que así quedaba más gracioso todavía. Eso lo emitía la televisión pública en 1991, a las puertas del nuevo milenio. Ese mismo año el Ministerio de Sanidad, que iba muy por delante de los cómicos, sacaba el innovador spot del 'Póntelo, pónselo', que por cierto se emitía en esa misma cadena. En una suerte de retrato de 'las dos Españas'.
También hay un poco de eso, de conmigo o contra mí, con la cuestión de feminismo. Y lo hay por pura ignorancia. La que demostró el señor al que le preguntaban si era machista y la que vemos tantas veces cuando a alguien le preguntan si es feminista, que por cierto se ha convertido en una cuestión recurrente en todas las entrevistas. Las respuestas, tan variadas como el pelaje de los interlocutores. En el caso más extremo está la reacción alérgica que necesita asistencia sanitaria, pero no del dermatólogo, claro.
Y luego está el grupo de «las femeninas», que son esas mujeres que cuando se les pregunta si se consideran feministas se ofenden un poco y responden que ellas lo que son es «femeninas». Ya... ¿a qué huelen las nubes? Si las «femeninas» se animan un día a organizarse -en Instagram y tal- y montan una asociación podrían nombrar presidenta a Carmen Cervera, que tiene un argumento desarrollado al respecto: «Soy femenina, las mujeres somos muy bonitas y muy guapas, muy especiales y somos las mamás de los hombres», le respondió a Évole. No pusieron aplausos enlatados porque a mano solo tenían risas, pero habrían valido también.
Con los hombres todo se vuelve más raro. A ver quién es el guapo que se declara feminista. «Ni feminista, ni machista, ni hembrista», zanjaba en campaña electoral Santiago Abascal en el programa de Bertín Osborne. En cuanto quede un asiento libre en la Real Academia de la Lengua, le llaman.
'Hembrista' es un invento raro que no está recogido en el diccionario ni creemos que vaya a recogerse. En Wikipedia explican que se refiere al «desprecio, dominio, represión o prepotencia de las mujeres respecto de los hombres». Se ve que la ciencia ficción es un género que no tiene límites. Tampoco está recogida en el diccionario la palabra 'feminazi', aunque si es por uso tendrán que acabar por admitirla. Está descargada de argumentos y cargada de mala leche. Y es junto a 'hembrista' evidencia del recurso del pataleo. La respuesta a la amenaza de las temibles feministas.
Por cierto, que 'feminismo' sí aparece. Aunque la mayoría de la gente no tiene ni idea de lo que significa. Peor aún, tiene una idea equivocada de lo que significa. Vamos a ver si a fuerza de insistencia nos entra. Tiene dos acepciones: «principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre» y «movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo». De esto estamos hablando y de nada más.
Feminismo no es lo contrario que machismo y quien quiera presentarlo así está organizando un follón del todo artificial y malintencionado. Porque mientras el machismo retrata una situación de desigualdad, una «actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres», el feminismo define una situación de «igualdad». ¿Nos enteramos o no nos enteramos?
Pues parece que no, que no nos enteramos. O igual sí, y entonces ya no es ignorancia como lo del hombre de la tele sino mala fe. Ser feminista no es una opción, es una obligación que tenemos como sociedad. Al mismo nivel que ser demócratas, por ejemplo. ¿Con qué cara miramos al que no se dice demócrata? Pues con la misma deberíamos mirar al que no se dice feminista. Sea hombre o mujer. Porque la igualdad no es una cuestión de género. Es una cuestión de justicia.
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