Goleado y hundido
Bucean en apnea por el fondo de la piscina para golpear la pastilla y encajarla en la portería contraria. 120 españoles practican hockey subacuático, una extraña disciplina con la que ganan medallas
Cuando Alberto Martín cuenta a alguien que practica hockey subacuático siempre se enfrenta a la misma cara de cortocircuito. «A la gente le parecen dos ... conceptos contrapuestos y a menudo creen que les vacilas. Te imaginan de pie, en el fondo de la piscina, con una botella a la espalda, tratando de mover un 'stick'». La realidad no es tan cómica. Bucean a pulmón por el suelo de la pileta. El objetivo es golear una portería (la contraria) sumergida a unos tres metros de profundidad. Para hacerlo utilizan aletas, gafas y un tubo de esnórquel. Pero lo más importante es aguantar la respiración durante periodos de tiempo más o menos largos (diez, veinte, treinta segundos...) y cubrir al que emerge a la superficie a por una buena bocanada de oxígeno. «Cuando empieza un partido es lo más parecido a tirar una miga de pan a un estanque. Todos los peces se lanzan a por ella. Pues nosotros igual», explica de forma gráfica.
Este vitoriano de 37 años, un ingeniero de telecomunicaciones que se dedica al desarrollo de 'hardwares', comenzó a practicarlo en 2000 por pura casualidad. «En Vitoria tenemos la suerte de tener un montón de centros cívicos por toda la ciudad y en todos ellos hay piscinas cubiertas. Yo tenía y tengo uno al lado de casa. Aquellas Navidades había un cursillo de hockey subacuático y me sonó divertido. Me apunté y hasta hoy». Entre medias, ha jugado con la selección nacional en varios Europeos y Mundiales celebrados en Canadá, Italia, Francia o Gran Bretaña. Solo la paternidad logró retirarle de la primera línea de fuego.
Pero el tritón sigue necesitando su dosis semanal de veneno clorado. «Es un deporte distinto a todos los demás. Desde luego te tiene que gustar el agua y, sobre todo, te tienes que sentir cómodo sin oxígeno, algo que le ocurre a muy pocas personas. Es en tres dimensiones, con lo que te puede aparecer gente por cualquier lado, y muy, muy de equipo. Por muy bueno que seas, tienes que subir a respirar», describe el miembro del Nereida Hockey Sub, el club vitoriano que mantienen unidos a una veintena de aficionados de ambos sexos, de quince a sesenta años, para guerrear en apnea. «No seremos los mejores, pero sí los que mejor nos lo pasamos», presume Martín.
Llamado originalmente Octopush, ya que hasta 1984 cada equipo contaba con ocho jugadores -dos menos que ahora, si bien solo seis pueden estar al mismo tiempo debajo del agua-, esta disciplina nació a mediados de la década de los años cincuenta al sur de Inglaterra. Hay dos versiones para explicar sus orígenes. Una cuenta que el juego fue una idea del líder de un grupo de submarinismo al objeto de mantenerse activos durante los meses más inclementes del año. La otra atribuye el invento directamente a la marina británica como una disciplina que se sacó de la manga para mantener a sus buzos en forma, y mejorar tanto su capacidad de moverse debajo del agua como su eficiencia.
«A veces dormimos en casa de las adversarias y eso es parte de su encanto»
Clara Martínez | Capitana de la selección nacional femenina
Sin subvención desde 2013
Apenas 120 españoles practican hoy esta peculiar modalidad desde alguno de los cinco clubes que pelean por seguir adelante y ganar adeptos en Barcelona, Figueras, Madrid, Sevilla y Vitoria. Hace una década llegaron a ser unos 300, pero cuando en 2013 el Consejo Superior de Deportes (CSD) cortó de cuajo la tímida subvención anual que destinaba a esa modalidad, las bajas se multiplicaron.
«Resulta muy cuesta arriba costearse la piscina, los entrenamientos, los viajes, las competiciones... Desde la federación solo les podemos costear las inscripciones de los torneos». Marta Pons sabe de lo que habla. No solo por la medalla de oro, las cuatro de plata y la de bronce que lucen en su casa. Además de ser madre de dos miembros de la selección nacional masculina y de una de la femenina, dirige el Departamento de Hockey Subacuático de la Federación Española de Actividades Subacuáticas y ejerce de 'team manager' de los dos equipos nacionales y del Sub 19. «Mi sueño es poner la semilla de este deporte en los colegios», confiesa.
Justo de uno de ellos sale Clara Martínez, la capitana de la selección femenina. Ha ido a recoger a sus hijos, de 3 años y 8 meses, tras terminar su jornada laboral en el centro de fisioterapia de Madrid en el que trabaja. En agosto condujo al equipo hasta el bronce en el Europeo y en julio espera que den la campanada en el Mundial, que se celebrará en Australia. Todo correrá de su cuenta. «¿Qué engancha de este deporte? Competir al máximo nivel y luego irte a dormir a la casa de una adversaria. Ese es parte de su encanto».
Punto por punto
-
Dónde se juega: En una piscina de entre 2 y 4 metros de profundidad
-
Con qué: Aletas, máscara, tuvo de esnórquel, un palo de unos 30 centímetros de largo y la pastilla, hecha de plomo y que pesa 1,5 kilos.
-
Quiénes: Dos equipos con diez jugadores cada uno. De ellos, seis están en el agua y cuatro en el banquillo.
-
Cómo: En dos tiempos de quince minutos con un descanso de tres.
-
Cuántos: En España hay 5 clubes y 120 federados. En Nueva Zelanda, uno de los países con más afición, hay 3.000.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión