Urkullu confirma un inicio de curso presencial y escalonado y descarta cierres de centros

El lehendakari confirmó ayer estos dos extremos en su comparecencia ante los medios tras el Consejo de Gobierno celebrado en el Palacio de Miramar, que cada año marca el inicio del curso político. Pero en esta ocasión la actualidad sanitaria -y su deriva educativa- pudo con la de los partidos y el Parlamento. Así, Urkullu dejó claro que su prioridad es garantizar la «actividad presecial» en los centros y descartó un nuevo cierre general similar al que se produjo durante el confinamiento de la pasada primavera, que llevó a los alumnos a terminar el curso desde sus casas.

De marzo a junio, los profesores lograron continuar con la docencia gracias a medios telemáticos pero, en muchos casos, con más voluntad que recursos. Un escenario de emergencia que Urkullu no quiere que se vuelva a repetir consciente de los perjuicios que acarrearía para la mayor parte del alumnado.

Bajo esa premisa, Educación detallará en la reunión del Comité Asesor del Plan de Protección Civil (LABI) prevista para este viernes, la actualización del protocolo que regirá en la vuelta a las clases a partir del 7 de septiembre. Las medidas acordadas buscarán retomar la docencia presencial con las máximas garantías sanitarias, tal y como subrayó ayer Urkullu, quien recordó que los centros educativos disponen desde el pasado mes de junio de un plan remitido por Educación. A ese respecto, puntualizó que cada escuela, instituto, ikastola y colegio ha tenido tiempo durante todo el verano para adaptar esas directrices a las características propias de su centro. «Desde junio hasta hoy el Departamento de Educación ha celebrado un total de 23 reuniones con los diferentes agentes de la comunidad educativa para preparar el inicio del curso», subrayó para salir al paso de las críticas lanzadas los últimos días por los sindicatos por la falta de interlocución con la consejera Uriarte.

Urkullu fue explícito a la hora de recalcar que «a día de hoy» el escenario que contempla el Gobierno vasco es una vuelta a la clase presencial. Eso sí, todo apunta a un regreso escalonado, siguiendo el ejemplo de varios países europeos que ya han empezado el curso. El modelo de Alemania es la referencia para el Gobierno vasco. Los estados germanos han retrasado la entrada a las aulas, estableciendo una incorporación paulatina a lo largo de este mes de agosto para facilitar precisamente una adaptación al nuevo escenario.

«Una vuelta escalonada que debería hacerse, en todo caso, en función de los diferentes niveles que ofrece cada centro educativo según el municipio», aclaró el lehendakari. El Departamento de Educación recuperará así un modelo utilizado en la etapa Infantil, donde cada año se planifica una fase inicial de adaptación de los alumnos. De esta manera, los estudiantes se irían incorporando de forma progresiva a lo largo del mes de septiembre, empezando por los de más corta edad hasta cubrir todos los niveles. Una fase de adaptación que permitiría a los alumnos interiorizar las medidas sanitarias y de control que se emplearán desde el próximo día 7.

Urkullu también apuntó que a escasas dos semanas del inicio del curso, el Gobierno vasco solo trabaja ya con dos escenarios posibles: docencia presencial o el modelo mixto (presencial y telemático, alternando la estancia del alumnado en los centros). «La situación que hemos vivido desde marzo a junio de este año no ha de repetirse en el curso 2020-21», declaró Urkullu, rechazando así un hipotético cierre general y completo de los centros educativos por motivos sanitarios.

Junto a ello, el lehendakari hizo referencia a otro de los asuntos que centra buena parte de la preocupación del sector: los recursos con los que dotará el Departamento de Educación a los centros. «Tenemos que hacer todo el esfuerzo posible para garantizar los recursos necesarios que permitan a la educación seguir siendo un servicio esencial básico», destacó Urkullu. Los sindicatos ya han denunciado la ausencia de, por ejemplo, profesores de refuerzo para garantizar la formación de grupos estables de estudiantes en cada clase para evitar posibles contagios masivos.