Los investigadores de Ikerbasque atrajeron a Euskadi fondos por más de 40 millones en 2022

Ikerbasque, la Fundación Vasca para la Ciencia, fue creada en 2007 por el Departamento que ahora encabeza Bildarratz con el objetivo de reforzar la investigación científica. Durante sus 15 años de andadura, «ha apostado por el talento investigador como eje fundamental de la política científica, atrayendo a investigadores de todo el mundo, incluyendo quienes en algún momento de su carrera abandonaron el País Vasco», además de facilitar oportunidades para consolidar sus carreras a personas que ya se encontraban en centros vascos.

Esta apuesta por la ciencia «lleva ya unos años dando sus frutos», ha asegurado el consejero. «Podemos decir con claridad que somos ya un referente a nivel internacional, que se nos reconoce como una región con investigación avanzada y que ese reconocimiento se ha logrado gracias a la implicación de miles de científicas y de científicos y también a la labor que en todos estos años está realizando Ikerbasque».

Bildarratz ha precisado que durante 2022, los científicos «lograron captar 40.361.528 euros», casi tres millones más que en 2021. «Es la cantidad más alta lograda hasta el momento en un solo año. Esos recursos se reinvierten inmediatamente para fomentar la investigación y con ello se ha logrado impulsar la contratación de casi 1.600 profesionales investigadores», ha abundado. Desde 2007 se han conseguido traer al País Vasco un total de 335 millones de euros.

Al final del año pasado, Ikerbasque contaba con 345 investigadores que se reparten en tres categorías: 178 consolidados, 94 jóvenes investigadores y 73 research associate o investigadores asociados, «una categoría que complementa las dos anteriores y que busca cubrir las diferentes etapas de la carrera investigadora». Tal y como ha explicado el consejero, «el esfuerzo económico por impulsar Ikerbasque y el dinero captado por sus investigadores permitió la contratación de un total de 1.593 profesionales vinculados a la ciencia».

Su labor investigadora tuvo un notable reflejo en publicaciones científicas. A lo largo del año sumaron 1.437 artículos en revistas indexadas, «es decir, en medios editoriales de alta cualificación a escala internacional». Este dato está algo por debajo del alcanzado en 2021, cuando la pandemia tuvo entre sus muchos efectos colaterales la multiplicación de estudios especializados, muchos de ellos dedicados a la propia enfermedad. La producción científica se ha estabilizado después.

Las personas atraídas a Euskadi por la Fundación en todo el mundo para desarrollar su trabajo en universidades y centros vascos «proceden de 35 países y son mayoritariamente varones –73% de hombres frente a un 27% de mujeres–. En relación a su área de conocimiento, el 49% son especialistas en ciencias experimentales, el %23 en ciencias médicas. Un 15% son especialistas en ingeniería y un 13% en ciencias sociales y humanidades. Todos estos científicos «proceden de los centros de mayor prestigio a nivel mundial como el MIT, la Universidad de Harvard, Oxford, Stanford, CNRS o Max Planck», según ha apuntado Fernando Cossío, director científico de Ikerbasque.

Entre los trabajos desarrollados por los investigadores Ikerbasque y las publicaciones destacadas a lo largo del último año Cossío ha destacado los siguientes. El estudio de «una supernova en el espacio distante nos permite entender el origen de los elementos del universo». El descubrimiento, en el que participó Tom Broadhurst, investigador Ikerbasque UPV/EHU y asociado del DIPC, «fue posible a través de imágenes captadas por el Telescopio Espacial Hubble. Los resultados de la investigación se publicaron en la prestigiosa revista 'Nature'».

Una investigación liderada por Arkaitz Carracedo, investigador Ikerbasque en CICbioGUNE, «demostró que los vasos sanguíneos son actores centrales en el desarrollo de obesidad. La investigación reveló un mecanismo por el cual las células de los vasos instruyen a las células grasas». El trabajo se publicó en la revista 'Nature Metabolism'.

Un artículo publicado en 'The Journal of Clinical Investigation' por el grupo de Maria Muñoz Caffarel, Investigadora Ikerbasque de Biodonostia, demostró que la citoquina proinflamatoria Oncostatina M (OSM) «favorece la progresión y metástasis del cáncer de mama, actuando como mensajera en el microambiente tumoral». Según los resultados de la investigación, los tumores con niveles elevados de OSM se asocian a un peor pronóstico en las pacientes. Este hallazgo puede conducir al desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas para el cáncer de mama.