Delta Acuáridas 2025: cuándo y dónde ver la primera lluvia de estrellas del verano
Este fenómeno precede a las Perseidas, que alcanzarán su punto álgido la noche del 12 al 13 de agosto
Los aficionados a observar los cielos nocturnos están de enhorabuena. En los últimos días de julio y en las primeras de agosto serán visibles dos de los fenómenos astronómicos más llamativos de esta época del año: las Acuáridas y las Perseidas, las dos principales lluvias de estrellas visibles desde la península. Las primeras tienen lugar cada año entre el 12 de julio y el 23 de agosto y este 2025 alcanzarán su punto álgido entre el 30 y el 31 de julio, cuando el número de meteoros visibles será más alto, según informa el Instituto Geográfico Nacional.
Aunque las Delta Acuáridas se observan mejor en el hemisferio sur, también son visibles en nuestras latitudes (40º norte). En Euskadi, el radiante (punto del cielo desde donde parecen surgir los meteoros) aparece por encima del horizonte hacia la medianoche y va ganando altura durante la madrugada. Esto significa que las mejores horas para observarlas serán entre la medianoche y el amanecer.
Este año, además, la luna no supondrá un obstáculo. Estará en fase de cuarto creciente, así que su luz disminuirá progresivamente a lo largo de la noche, permitiendo cielos más oscuros a partir de medianoche.
¿Cómo surge el fenómeno de las Delta Acuáridas?
La lluvia de meteoros de las Delta Acuáridas se produce cuando la Tierra cruza una zona del espacio llena de partículas dejadas por el 96P/Machholz, un cometa de corto periodo que órbita el Sol cada cinco años. Al entrar en la atmósfera terrestre, estas partículas (que no son más grandes que un grano de arena) se queman a gran velocidad debido a la fricción con el aire, provocando los destellos brillantes que conocemos como estrellas fugaces.
El nombre de esta lluvia proviene de la constelación de Acuario, concretamente de la estrella delta (Skat), ya que desde esa zona del cielo parecen partir los destellos.
¿Cómo y dónde verlas en Bizkaia?
Para disfrutar de este espectáculo celeste no hace falta ningún telescopio ni equipo especial, pero sí un cielo lo más oscuro posible y una buena dosis de paciencia. Cuanto más lejos estés de las luces de la ciudad, mejor será la experiencia. Un lugar amplio y sin obstáculos visuales como edificios, árboles y montañas será ideal para tumbarse y dejar que los ojos se adapten a la oscuridad.
En Bizkaia, algunos de los lugares más recomendables para observar la lluvia de meteoros son:
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Monte Oiz: gracias a su altitud y ubicación alejada de núcleos urbanos, ofrece una excelente panorámica del cielo nocturno. Subiendo hasta sus antenas, la contaminación lumínica es mínima.
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Urkiola: el parque natural cuenta con varios miradores y praderas abiertas donde es posible disfrutar del cielo en plena tranquilidad, rodeado de naturaleza.
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Puerto de Barazar: en la frontera con Álava, esta zona de montaña es de fácil acceso y está suficientemente alejada de zonas iluminadas.
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Entorno del embalse de Artiba (Orozko): menos conocido, pero con cielo despejado y un entorno natural que invita a una observación relajada y silenciosa.
Es importante, antes de planear una noche a la intemperie, consultar la previsión del tiempo. Además, se debe ir con una equipación adecuada y llevar comida y bebida. Mirar el móvil durante la lluvia puede arruinar la adaptación a la oscuridad e impedir que se disfrute plenamente de este fenómeno estelar.
Las mismas reglas sirven para las Perseidas. Ambas lluvias de estrellas coinciden varios días en el tiempo. En el caso de Las Lágrimas de San Lorenzo, como se conocen a estas últimas, son visibles desde el 17 de julio hasta el 24 de agosto, pero es la noche del 12 al 13 de agosto cuando más y mejor se pueden ver. Será a partir de las 02.00 horas cuando el volumen de destellos alcance su punto álgido. Se calcula que caerán hasta 100 meteoros por hora.
En este caso, la zona de la que partirán es la constelación de Perseo, que les da nombre, ubicada en el noroeste. De las nubes dependerá que se pueda disfrutar o no de este espectáculo, ya que la luna, en menguante, no eclipsará su fulgor.
