Los alaveses no olvidan a su patrón
Miles de personas acuden a las campas de Armentia, con una amplia presencia policial pero sin aglomeraciones
Sin puestos de rosquillas, sin talos de chistorra y sin música popular animando el ambiente, el día de San Prudencio de este 2021 pasará a ... la historia como uno de los más comedidos. En algunos momentos de la mañana, por las campas caminaban más agentes de la Policía Local y de la Ertzaintza que ciudadanos. Un ejemplo de lo extraño de la jornada. Y es que el acceso a la campa estaba permitido, pero las vallas que la rodeaban dieron la impresión de que no se podía pasar a más de uno. Eso sí, fueron miles los vitorianos que se acercaron hasta la estatua del patrón en una fecha tan especial. El flujo de paseantes fue constante, pese a la petición de las institituciones de no acudir, aunque no se formaron aglomeraciones destacables.
Andoni Piris fue uno de esos ciudadanos que se acercaron a dejarle flores a San Prudencio, ramos que se fueron acumulando a lo largo del día. «Las traigo por mi hermano que fue bautizado en esta basílica, lamentablemente falleció hace dos meses. Ha sido un año muy duro para todos», compartía Andoni, nacido en Sevilla pero alavés de corazón. «Me da mucha pena y tristeza ver esto así. Creo que se le podría haber hecho alguna ofrenda al patrón», agregaba instantes después de depositar las flores. Y con ramo no, pero sí con la bandera del Deportivo Alavés posaron sonrientes frente a la estatua Oskar Vicente y el pequeño Oihan, 6 añitos y forofo albiazul. «¡Hay que rezarle, que este año nos tenemos que salvar como sea!», clamaba el aita luciendo la txapela con el escudo. ¿El plan para el día? «Dar una vueltita para ver el ambiente por lo menos, ya que el año pasado estuvimos encerrados, y comer fuera».
El cielo encapotado amenazaba con precipitaciones, pero finalmente no llovió y eso animó a que algunos incluso se sentaran en la hierba y por un momento tuvieran sensaciones parecidas a las de hace dos años. Oianko, Liher y su perrita Zura desplegaron la toalla en el césped y se sacaron el talo y la sidra de la mochila. Un destello de vieja normalidad rodeados de uniformados. «Hemos traído a la abuela a misa y nosotros nos quedamos en la campa. Este año como no hay puestos venimos con el talo de casa, pero no tengo muy claro si se puede beber...», decía ella.
Aforo completo en misa
Mientras, en el interior de la basílica a las 11.00 horas, el obispo Juan Carlos Elizalde presidía la eucaristía a la que asistieron el diputado general, Ramiro González; el alcalde, Gorka Urtaran; el presidente de las Juntas Generales, Pedro Elósegui o la pregonera, Maite Ruiz de Austri, entre otros. Con los actuales límites de aforo, el templo se quedó pequeño para acoger a todos los fieles que querían asistir y en la puerta se tuvo que colgar un cartel con el mensaje 'aforo completo' en mayúsculas.
Durante su intervención, Elizalde tuvo palabras de recuerdo para todas las personas mayores y enfermas que no pudieron acudir a misa y la siguieron a través de internet. El obispo centró su homilía en poner la vida de San Prudencio como ejemplo para «trabajar por una cultura del encuentro donde verdaderamente nos podamos ver y tratar como hermanos». Insistió en dejar a un lado la crispación, evitar divisiones y trabajar «para tender puentes».
Zuriñe Fuentes, Álvaro Rueda y su hija Aiala, de 5 años, no accedieron al interior de la basílica pero tampoco perdonaron la tradición de acercarse a las campas como cada 28 de abril. La niña vestida de neska. «Pensábamos que íbamos a tener problemas para aparcar pero no ha sido así, está muy tranquilo esto», aseguraba él. «Da pena esta imagen, con todo vacío», añadía ella. La familia es de las que suele disfrutar del talo y un vasito de sidra en la hierba, este 2021 sin embargo han cambiado el menú por unos caracoles que les esperaban en casa. Los que ya habían degustado un buen plato de caracoles este año eran Begoña Frutos, Eider Sobrón y su padre José Ángel, otra familia alavesa de los pies a la cabeza. A sus 6 años, Alexia lucía el gorrito de cocinera y un tambor ya roto de tanto aporrearlo.
Primer San Prudencio
«Yo soy de las que no falla ningún año, llueva o nieve. El año pasado, en cuanto nos dejaron salir de casa vine aquí ya que no habíamos podido subir el día de San Prudencio», confesaba Begoña, la abuela de la niña. «Se echa muchísimo de menos el ambientillo, el bocata de chorizo...», trasladaba Eider, que durante años ha salido como majorette en la Tamborrada. La familia se despedía con el deseo de que en 2022 las campas de Armentia volvieran a acoger la histórica romería, que por desgracia ayer solo fue un recuerdo en la mente de los alaveses. Para Pablo, de 20 meses, este fue su primer San Prudencio junto al Santo con su gorro y su tambor. Sus padres Eider y Diego se encargaron de inmortalizarlo. «No podíamos faltar. Aunque tenemos una mezcla de melancolía y ganas de que esto acabe cuanto antes».
Más tartas de San Prudencio en los hogares que en 2020
El confinamiento no impidió que los pasteleros elaboraran en 2020 la tradicional tarta de San Prudencio, sin embargo las ventas se resintieron mucho. Este año, en cambio, ha sido «muy bueno» en cuanto a consumo de este postre a base de bizcocho, nata, trufa y cacao. «Se ha notado que la gente no ha podido viajar, y como muchos han comido en casa este año han aprovechado para llevarse la tarta», señalaba Txema Pascual, de Artepan. «Muchos vitorianos han probado por primera vez este postre típico, nosotros lo llevamos ofreciendo desde el fin de semana y se ha vendido muy bien», agregaba.
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