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Fue una masterclass en medio de uno de los actos sociales más relevantes del calendario provincial. Eduardo Anitua, flamante receptor ayer de la Medalla de Álava, conmovió y apasionó a partes iguales. El probablemente investigador más notable que ha dado esta tierra reveló en el ... Artium cómo le dio por los microscopios cuando lo que le tiraba era el deporte, contagió su entusiasmo innato y reflexionó sobre la importancia de los emprendedores.
En el día de San Prudencio, ante unas doscientas personalidades desenmascarilladas en su práctica totalidad, el diputado general, Ramiro González, le entregó el distintivo dorado del que ya presumen el Deportivo Alavés, la Vital o Euskaltzaindia. Antes -durante un brillante discurso de unos diez minutos -, el prestigioso investigador con 51 patentes internacionales se abrió en canal desde sus primeras palabras.
«Evidentemente es un honor y una gran responsabilidad por todo el camino que nos queda por recorrer», arrancó con una gran sonrisa. Lo dijo un visionario que de chavalillo se sentó con sus padres para decidir su futuro. Quería ser deportista. Pero estos le instaron a formarse. Pensó en ser ingeniero. Lo descartó para no repetirse con su hermano. Se decantó por la medicina y el resto es historia.
EDUARDO ANITUA
Investigador
Anitua señaló que «en estos últimos 60 años, esta sociedad ha conseguido prolongar la vida más de 25 años. Muchos de los que estamos aquí ya estaríamos fuera de lo que sería la esperanza de vida. El reto en estos momentos es mejorar la calidad de vida». Ese anhelo se traduce en que «todos consigamos vivir en una ciudad, una provincia, un país más feliz. Me gustaría que todos nos responsabilizáramos un poco de esto. Los hábitos nos construyen o nos destruyen. Somos responsables de cada uno de nuestros actos», exhortó como si fuera un profesor ante su clase. «No voy a decir nada del tabaco, del sedentarismo. ¡Hay tantas cosas que podemos hacer por mejorar nuestra vida!».
Optimista nato, este referente de la regeneración de tejidos y la bioimplantología se permitió pequeñas bromas. «No aguanto a los cenizos. Esos a los que preguntas '¿qué tal estás?' y te responden 'pues mira que tú'».
Ramiro González
Diputado general de Álava
Hubo varios llamamientos. Quizá el más importante fue cuando recordó que «responsabilizarnos de nuestra salud es el mayor acto que podemos hacer. Si estamos sanos podemos hacer mucho por nuestra sociedad. Tenemos que conseguir responsabilizarnos todos de nuestra salud». En este punto, este soñador que dio sus primeros pasos en Marianistas reveló la máxima de su empresa, la internacional BTI: «Nosotros decimos que siempre acertamos a la última. No hay que rendirse a la primera».
Hubo un cariñoso tirón de orejas a Osakidetza, a la que pidió que escuche más a científicos como él y su equipo, quienes han «industrializado el conocimiento». En este sentido, el diputado general Ramiro González abogó por «atraer y mantener talento, apostemos por la digitalización, la descarbonización, la innovación y la diversificación».
Anitua agregó que «hemos dejado un sendero para que otros sigan nuestro camino», subrayó. Y no quiso bajar del estrado sin dar un último consejo. «Si tomáis hoy la decisión de cambiar algo en vuestra vida, podéis cambiar la vida de mucha gente». Los aplausos duraron más de un minuto.
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