Cambiar la blusa por la careta en Miranda durante la fiesta
Las figuras humorísticas aportan un toque especial al desfile
Raúl Canales
Sábado, 7 de junio 2025, 23:16
En plena guerra entre Mirandés y Ayuntamiento por la nueva grada, y cuando la crispación entre hostelería y Cofradía estaba en su punto más álgido, ... Alfredo de Miguel, Aitana Hernando, Pepe Rey y Roberto López de Davalillo desfilaron juntos por la calle La Estación entre una multitud que jaleaba el gesto a carcajadas. «Pedíamos que se acabaran los conflictos y en menos de un año, todo solucionado. Fue mano de santo», afirma entre risas Martín Santamaría, uno de los encargados de enfundarse la careta que parodiaba a los cuatro protagonistas.
La originalidad de la cuadrilla El Porrón les hizo merecedores del premio a las figuras humorísticas del desfile del blusa, un reconocimiento que muchas veces pasa desapercibido entre la familia sanjuanera aunque los disfraces suelen arrancar muchas sonrisas durante el recorrido. En su estreno Martín y su inseparable compañero Edgar optaron por meterse en la piel de Epi y Blas. Esconder la cara era un escudo para superar la vergüenza de la primera vez. Ahora, más de una década después, guardan con orgullo la portada de El CORREO del año pasado en la que salen como foto principal. «Nos lo pasamos muy bien porque la gente es muy receptiva a las broma en esos días», explica este sanjuanero que ha recorrido las calles d la ciudad vestido de Mortadelo o geisha. ¿Alguna vez se han echado atrás con una idea? «Nunca, porque lo que hacemos nunca tiene doble intención ni quiere ofender a nadie, sino que es una forma de darle un toque diferente al desfile y echarnos todos unas risas. El año pasado teníamos dudas de la reacción de la gente, pero nada más salir de la lonja cruzarnos con el primer grupo de personas, ya nos dimos cuenta de que habíamos acertado. De hecho, cuando nos vieron los protagonistas de los disfraces, fueron los primeros en invitarnos a una cerveza».
En La Cogorza también comenzaron a disfrazarse dos componentes pero hace tiempo que un nutrido grupo ha cogido la costumbre, casi siempre con ropa o disfraces femeninos como leitmotiv. «Gente que ni conozco me para por la calle las semanas antes para preguntarme de que vamos a ir este año», asegura Eduardo Segura, que guarda escrupulosamente el secreto sobre el atuendo que lucirá esta tarde. El factor sorpresa es esencial. En su caso, la tradición de las figuras humorísticas ha arraigado tanto en la cuadrilla que les lleva a preparar su actuación con tiempo, entre otras cosas porque se suelen acompañar de un carro engalanado para la ocasión. «Tratamos de hacernos todo nosotros, incluidos los disfraces, aunque a veces tenemos que encargarlos si son muy complicados. Es una forma diferente de desfilar, en la que puedes interactuar más con el público y hacer bromas. Nos divertimos mucho y ya se ha convertido en algo que nos gusta y nos hace ilusión preparar. El domingo nos damos una vuelta por otras cuadrillas para ver qué se les ha ocurrido y la verdad es que nos reímos mucho», remarca.
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