Sánchez cede a la presión de Euskadi y deja en manos de Urkullu el cierre de los bares

El Gobierno central aplacó la tormenta cediendo a la presión vasca, la del ala nacionalista del Gabinete Urkullu pero también de los consejeros socialistas, matizando el polémico decreto de nuevas restricciones aprobado por la Comisión Interterritorial de Salud el miércoles. Una cláusula añadida a última hora permite esquivar el cierre obligatorio del interior de la hostelería y dejar la decisión en manos de las comunidades. El cambio es notable porque hasta anteayer la ministra Carolina Darias venía advirtiendo de forma implacable a los territorios reacios de que debían cumplir los ajustes pactados les gustaran o no.

La concesión sobre la hostelería es sutil, pero cobra más relevancia si se tiene en cuenta que mientras el Gobierno vasco guardó ayer silencio y se da por satisfecho tras 72 horas tirándose los trastos a la cabeza con Moncloa, el resto de comunidades a las que no les gusta el pacto de la Interterritorial –todas las gobernadas por el PP con Isabel Díaz Ayuso a la cabeza– anunciaron el inicio de una batalla judicial de evidente componente político. La razón es que mientras se hacen concesiones en el control la hostelería que benefician a Euskadi, el decreto se mantiene invariable ante las reclamaciones de Madrid, Andalucía, Castilla y León, Murcia y Galicia para que se flexibilice el horario del ocio nocturno.

El decreto de la discordia fue publicado ayer en el Boletín Oficial del Estado, lo que provoca su automática entrada en vigor. Cuatro páginas en las que lo novedoso es lo que no aparece... y lo que solo se sugiere. Por partes. El documento no incluye ninguna alusión explícita al cierre del interior de los bares en las comunidades que se mantengan en nivel 3 y 4 de alerta sanitaria –el caso de Euskadi y La Rioja– hasta que el 70% de la población esté vacunada pese a que así se pactó en la Interterritorial de Salud. A cambio, aparece una «cláusula de contextualización» de la que no se había hablado hasta ahora en la que se da margen a las autonomías para «adaptar» las decisiones sobre la hostelería «según la evolución de la situación epidemiológica».

¿Qué quiere decir la citada cláusula? Pues depende a quien se pregunte. El PSE emitió a primera hora de ayer un comunicado en el que interpreta que el contenido del BOE sobre la hostelería acaba con la aplicación homogénea de las restricciones, tiene en cuenta las «especificidades» vascas y, sobre todo, deja «a salvo» la hoja de ruta del Gobierno autonómico, compuesto por el 'Plan BiziBerri III' y los acuerdos del LABI. El Gabinete Urkullu no se plantea bajar la persiana de los bares desde que el Tribunal Superior de Justicia se lo impidiera el pasado mes de febrero.

Los socialistas vascos también desvelaron las conversaciones mantenidas durante las últimas horas por la vicelehendakari Idoia Mendia y el consejero de Turismo, Javier Hurtado, con los ministros Iceta y Darias para evitar que la relación de los gobiernos central y vasco saltara por los aires. «Están rompiendo la lealtad», dijo el viernes Bingen Zupiria. El día anterior el lehendakari había anunciado que desobedecería el decreto original de la Interterritorial.

No entiende Urkullu que Moncloa no quisiera prorrogar el estado de alarma argumentando que las comunidades tienen herramientas para gestionar la situación y que ahora se inmiscuya en la cogobernanza «invadiendo» las competencias sobre la hostelería. Más allá de hacer notar públicamente su mayúsculo enfado, el ala nacionalista del Gobierno vasco también ha intensificado los contactos con Moncloa. La principal cumbre la mantuvo el viernes la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, con su homóloga en el Consejo de Ministros.

El entorno del lehendakari era ayer más cauto que el PSE al valorar la «cláusula de contextualización». Intuye el guiño de Sánchez para calmar las aguas con un párrafo que da a todas las partes una salida airosa de la crisis y reactiva la cogobernanza. Aún así, advierte de que «la prueba de fuego» llegará los días venideros. El decreto con las nuevas directrices entró en vigor ayer y el interior de los bares de Euskadi sigue abierto. Si el Gobierno central no presenta un recurso la semana que viene, tal y como se intuye, se confirmará que da por buena la situación y que el encontronazo con el PNV queda en papel mojado.