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EH Bildu coloca al PSE-EE como un «actor fundamental» para redactar un nuevo estatus, un proceso que se encuentra a la espera de ver ... si fructifican las conversaciones discretas que los partidos llevan manteniendo en los últimos meses dentro de una ronda abierta por Andoni Ortuzar. El mensaje lanzado este lunes por Pello Otxandiano supone al mismo tiempo un guiño hacia los socialistas y un elemento de presión para que los de Eneko Andueza asuman «el reconocimiento de Euskal Herria como nación».
La reforma del autogobierno sigue metida en un laberinto del que no se acaba de ver la salida. La clave sigue siendo la misma que ha impedido llegar a un acuerdo durante los últimos diez años: la imposibilidad de alcanzar un consenso de mínimos sobre el derecho a decidir y el reconocimiento nacional. En especial, en lo que se refiere al primer concepto.
Arnaldo Otegi aseguró la semana pasada que en las conversaciones con Ortuzar se habían dado algunos «avances», aunque evitó concretar cuáles. Un acuerdo entre las dos formaciones abertzales tendría mayoría holgada en el Parlamento vasco, pero el objetivo declarado es buscar un acuerdo transversal al que se puedan incorporar el PSE, Sumar y Podemos para darle mayor legitimidad social y luego poder pasar el 'corte' en el Congreso. Básicamente, evitar que se repita lo que ocurrió con el plan Ibarretxe.
Pero, a día de hoy, nadie ha explicado cómo se va a desatar el nudo que impide ese acercamiento. Los de Andueza vienen recalcando que no hay ninguna opción de alcanzar un acuerdo sobre el derecho a decidir, aunque otra cosa es sobre el reconocimiento del País Vasco como «nación». Los socialistas estarían dispuestos a asumir esto último, aunque ahí se abriría otra puerta, porque para el PSE solo tendría carácter cultural, mientras que para EH Bildu eso convertiría a Euskadi en un «sujeto político».
A pesar de esas diferencias, Otxandiano recordó que el PSE es «una de las principales tradiciones políticas de este país» y que estamos ante «la oportunidad de definir un espacio común sobre el reconocimiento nacional del pueblo vasco». Una «ventana de oportunidad que no sabemos por cuanto tiempo» puede estar abierta, en alusión a la presencia de Pedro Sánchez en La Moncloa y la existencia de una mayoría suficiente que pueda ratificar una propuesta avalada por el PNV, EH Bildu y PSE.
Nueva arquitectura
El portavoz parlamentario de la coalición soberanista, en declaraciones en Radio Euskadi, recalcó que ese reconocimiento nacional significaría «blindar nuestros derechos nacionales y de alguna manera institucionalizar el derecho a decidir». En un intento de meter presión a los socialistas, aseguró que el PSE «tiene que ser consciente del compromiso que se adoptó para la investidura de Sánchez y que el Parlamento vasco es abrumadoramente soberanista».
Otxandiano habló de establecer «enganches jurídicos», de crear una «arquitectura política nueva» pero sin olvidar «la famosa foralidad», la «soberanía originaria que de alguna manera está recogida en los textos de la Constitución». En cualquier caso, la posibilidad de que a corto plazo se alcance un acuerdo parece lejana. El último obstáculo es la salida de Ortuzar y la llegada de Aitor Esteban a la presidencia del PNV. Aunque Otxandiano se mostró convencido de que no tiene por qué haber cambios en las relaciones entre los dos partidos, todo el proceso negociador se detendrá hasta que la Asamblea General de los jeltzales haga oficial el nombramiento de Esteban a finales de marzo.
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