«Tengo miedo», confiesa el empresario de Getxo que trató con la 'fontanera' del PSOE
Alejandro Hamlyn habla desde Dubái, donde reside, del vídeo donde la socialista Leire Díez le pide trapos sucios para desprestigiar a la UCO
«Buenos días, Ainhoa. Soy José María López Tapia, el naviero. Quiero que me hagas una entrevista para aclarar algunas cosas y poder limpiar el ... honor de mi nieto».
El famoso armador de Neguri, que en los años 80 saltó a los periódicos por la peripecia de uno de sus barcos, el 'Izarra', secuestrado en Nigeria, llamó a EL CORREO el pasado martes, 27 de mayo, por la mañana. Acababa de estallar un nuevo escándalo que salpicaba al entorno del PSOE por una supuesta conspiración para desacreditar a la Unidad Central Operativa (UCO). 'El Confidencial' publicó los audios de una reunión entre varios 'fontaneros' del partido, con la afiliada Leire Díez como protagonista (acaba de ser expedientada por Ferraz) y Alejandro Hamlyn, su nieto. Se trata del empresario de hidrocarburos considerado por la Fiscalía el cerebro de la 'mafia de la gasolina', que iba a ser juzgado precisamente desde este lunes en la Audiencia Nacional, aunque la vista quedó pospuesta por su incomparecencia, ya que se encuentra en Dubái y pesa sobre él una traba por una pequeña deuda que le impide viajar.
EL CORREO, el mismo martes, publicó un perfil sobre la vida de película de Hamlyn, que sobrevivió siendo un bebé a un incendio por un descuido en la casa de su madre en Neguri. En aquel terrible accidente doméstico, el pequeño Álex sufrió graves quemaduras, que le han dejado como secuela una deformación en la mitad del rostro. «No es ningún delincuente, sino un gran empresario joven», defiende su abuelo. El Ministerio Público pide para él más de 60 años de prisión por fraude fiscal y pertenencia a organización criminal, entre otros delitos de guante blanco.
López Tapia asegura que a su nieto, «al que adoro», le han querido tender una trampa y nos cita esa tarde para charlar en el club de golf de La Galea, en Getxo. Un fotógrafo y la periodista que firma esta información acuden a su encuentro. Las barreras de acceso se abren en cuanto se pronuncia el apellido López Tapia, pero una vez dentro, ante la posibilidad de que las fotografías se realicen en el club, nos invitan a salir y nos desplazamos hasta su casa, en una lujosa urbanización del municipio.
«Séptimo hijo»
A sus 93 años y pese a una tediosa cojera, de la que piensa librarse con una prótesis de rodilla, el naviero goza de una envidiable vitalidad y privilegiada memoria. Peina canas, pero sigue disfrutando de la vida todo lo que puede. Gran aficionado al golf, crio a su nieto como un «séptimo hijo» al quedar huérfano por la muerte prematura de su madre, Soledad, cuando él tenía 15 años y también de su padre, de origen inglés. Con 42, Álex sigue arrastrando un «trauma y problemas psicológicos» desde la infancia, que le hacen más sensible. «Todo me afecta más», según él mismo nos explicará después en la primera conversación que ha mantenido con un medio de comunicación desde que estalló el escándalo de las grabaciones.
Cuenta el abuelo que como el chico era «mal estudiante, quise hacerle profesional del golf». «Tuvo el mismo entrenador que Olazábal. Ganaba todos los premios de La Galea, 62 golpes, 10 bajo par», se enorgullece. Ya sentado en un sofá de cuero marrón en su despacho, rodeado de fotos con el rey emérito, recordando su pasado marinero, sujetando un inmenso bonito o con retratos familiares como el de su querido difunto hijo Jaime, repasa la azarosa juventud de Álex. «Me dijo que quería hacer negocios, como yo. Aprendió conmigo. Siempre ha sido muy inquieto y con gran capacidad». Con apenas 24 años, «cuando la banca me quebró la naviera y mataron a mis dos gerentes, se fue al Caribe con lo puesto, a empezar de cero. Le ayudó su abuela», recuerda.
Allí, en la isla de Aruba, en las Antillas, conoció a la mujer con la que ha tenido tres de sus hijos y empezó a introducirse en el negocio del crudo. «Vendió su primer cargamento de gasolina en Rotterdam». De regreso a España, fundó Hafesa, «con tres millones de euros que le avalé yo con mi empresa». Después se convertiría en un holding empresarial dedicado a la comercialización y distribución de productos petrolíferos, que sigue operando pese a estar involucrado en un supuesto entramado para defraudar el IVA. Cuenta con depósitos de combustible en Zierbena, Motril, Ferrol y Ocaña, donde «pagan impuestos especiales, no el IVA». Ahí se sitúa la clave de la causa judicial.
Durante el encuentro, tal y como había quedado de antemano con su nieto, López Tapia llama por teléfono a Alejandro. En Dubái son las nueve de la noche, buena hora. «¡Hola, abuelo! ¿Qué tal?». Hamlyn saluda también a la periodista y suelta sonriendo: «¡Con lo bien que estaba yo de profesor de golf!». Es la primera vez que habla con un medio de comunicación tras la enorme polémica generada. Recuerda que «en 2019 no tenía ninguna deuda tributaria» y atribuye su ruinosa situación económica a la 'operación Drake'. «La gente cree que estoy forrado, pero no tengo ni para comprar un lápiz. Los bancos no me dan ni tarjeta de crédito, sólo de débito».
En varias ocasiones se congratula del apoyo recibido en Euskadi. «Gracias al País Vasco seguimos aportando porque me han liado una... Tengo la conciencia tranquila. He pagado a la Hacienda foral más de 1.200 millones en los últimos cinco años y me han aplazado una deuda de 225 millones. Ellos me ayudaron y yo no les voy a dejar de pagar nunca», se compromete.
Vive desde hace unos meses en una casa alquilada en Dubái. Dice que no puede venir porque tiene una 'travel ban', una prohibición de viajar como consecuencia de una deuda de 5.000 euros con Emiratos Árabes que le mantiene retenido y le impide salir del país, motivo por el que no se presentó el pasado lunes ante la Audiencia Nacional donde iba a ser juzgado junto con otros 14 procesados por la conocida como 'mafia de la gasolina' y un agujero de 154 millones de euros.
Confiesa que tiene «miedo» por las «amenazas» que dice estar sufriendo tanto él como el mayor de sus cinco hijos y de que le metan en la cárcel en cuanto pise Barajas «por delitos que no he cometido». «No se puede hacer fraude hoy en día. Saben en tiempo real lo que yo estoy vendiendo. ¿Dónde está todo ese dinero que dicen que me he llevado?», alega. «¡Cómo no voy a tener miedo con la que me han preparado! Yo no quiero líos. Eso es una mafia. Yo vengo del mundo internacional y allí no hay impuestos». Sólo se rompe cuando menciona a los niños. «Están sufriendo», se duele con la voz cortada por la emoción.
«Les seguía el rollo»
Pese a que en los audios publicados en diferentes medios de comunicación habla de tramas empresariales y dirigentes políticos dando a entender que mantiene con ellos una estrecha relación, se muestra tajante: «No conozco a ningún político ni tengo información de nadie. Todo lo que dije en el vídeo es mentira. Les seguía el rollo. Les vacilaba», asegura.
En esas conversaciones grabadas y filtradas -asegura que él no ha sido- llega a pedir a la baracaldesa Leire Díez, la militante del PSOE que acaba de ser expedientada por la dirección de Ferraz, «un papelito» que le exonere de la causa por fraude fiscal mediante un supuesto contacto en la Fiscalía a cambio de revelar datos comprometedores, entre otros, del teniente coronel de la UCO, Antonio Balas.
Álex señala a tres agentes de este prestigioso grupo de investigación como las personas que le involucraron en la trama porque, denuncia, están «comprados por un empresario de la competencia». Incluso algunas informaciones periodísticas le relacionan con el empresario implicado en la 'trama Koldo-Ábalos', con quien ha compartido abogado. Hamlyn explica que le citaron a aquella reunión en la que participó por videoconferencia desde Dubái y que le «empezaron a ofrecer cosas». Niega, pese a todo, que él haya filtrado ese material. «Me han dicho que he salido por todos los lados, pero no he visto nada porque igual me suicido».
¿Y ahora, qué? Anuncia que le gustaría poder presentarse en la vista oral, pospuesta hasta el 30 de junio, para «acabar con esto» y poder alcanzar un acuerdo con la Fiscalía. No quiere volver a España, «donde me han intentado destruir. Aquí (en Dubái) me han abierto los brazos y me han dado una oportunidad para trabajar en una refinería». Su abogado ha presentado un informe de una auditoría que reduce la cantidad defraudada al no pagar el IVA del 21% de los hidrocarburos con los que comercia a menos de 30 millones de euros, cantidad que estaría dispuesto a abonar. Y López Tapia le anima a ello.
De profundas creencias religiosas, se pone «en manos de Dios» y se despide de su abuelo con «un beso» y un «te quiero».
«Lo mejor es que (la llamada por wasap) no te cuesta un duro», le responde el naviero desde Getxo.
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