Gallardo pide acabar con los aforamientos tras procurarse el suyo en el 'caso David Sánchez'

En medio de la tormenta política por procurarse el aforamiento exprés en la Asamblea de Extremadura, a fin de afrontar su enjuiciamiento en la causa por el presunto enchufe laboral en la Diputación de Badajoz al hermano del presidente Pedro Sánchez, y con una querella ya en su contra de Manos Limpias por «cohecho y fraude procesal», Miguel Ángel Gallardo intenta sacar cabeza imprimiendo un giro a la controversia. La vía, plantear ahora que lo que hay que hacer es suprimir todos los aforamientos que otorgan los 65 escaños en el Parlamento y lanzar el desafío al PP para que apoye la reforma 'ad hoc' del Estatuto de Autonomía. «A mí no me va a usar», abortó la iniciativa casi de inmediato la líder de los populares y presidenta de la comunidad, María Guardiola, que recibió la llamada de Gallardo para trasladarle, en vano, el guante.

El secretario general del PSOE extremeño y aún máximo responsable de la Diputación pacense –consumará este viernes su anunciada renuncia al cargo para pasarse a la Asamblea– justificó hace diez días su maniobra en la necesidad de confrontar políticamente, de tú a tú, con Guardiola en sede parlamentaria. Ferraz no solo viene avalando ese argumento, sino que considera a su correligionario –este lunes lo hizo la portavoz nacional del partido, Esther Peña– «otra pieza más de la cacería desatada por la ultraderecha política y mediática contra los políticos del PSOE y contra sus familias». Los socialistas no adoptarán medidas contra Gallardo una vez que la jueza Beatriz Biedma lo ha encaminado al banquillo por los presuntos delitos de tráfico de influencias y prevaricación –al igual que David Sánchez– a raíz de la supuesta contratación irregular del hermano del presidente, músico de profesión, en 2017 como coordinador de los conservatorios de Badajoz. Un cambio de tapadillo en los estatutos del partido permite al dirigente extremeño no tener que dimitir de sus cargos.

Lo que trasluce el relato de los hechos es, sin embargo, una carrera al esprint de Gallardo para dotarse del aforamiento que permite trasladar su enjuiciamiento de la Audiencia provincial a un órgano más elevado –el Tribunal Superior de Extremadura– antes de que Biedma emitiera el auto con la apertura de juicio oral para él, David Sánchez y otros nueve encausados. La instructora, a la luz de las intenciones del mando socialista, optó por dictar su resolución el pasado jueves sin esperar a que se dilucidaran los recursos pendientes contra el procesamiento. Si la jueza pretendía cortocircuitar la pretensión del imputado, fue en vano, porque éste recogió su credencial como nuevo parlamentario la víspera. Es decir, adquirió el fuero tras forzar la salida de quien atesoraba el escaño, Mari Cruz Rodríguez, y la renuncia de los cuatro suplentes que lo precedían en la lista.

«Si tanto le preocupan al PP los aforamientos, hablemos con lealtad para cambiar el Estatuto de Autonomía para eliminarlos», movió ficha este lunes Gallardo para sacudirse la presión por lo que se interpreta como una mera artimaña. El líder de los socialistas extremeños revistió su gesto como una respuesta a «demagogia» del PP y Vox al acusarle de buscarse un estatus de privilegio antes de sentarse en el banquillo. «Quien nada hace (ilegal) nadie teme», aseveró declarándose inocente de nuevo. «El aforamiento no es inviolabilidad como se está intentando hacer creer en una campaña feroz no contra mí, a quien intentar deshumanizarme, sino contra el PSOE», remató.

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