El debate sobre cómo recibir a los reclusos de ETA tensiona a la izquierda abertzale
Los sectores más pragmáticos creen que los homenajes públicos «complican» la estrategia política y los ortodoxos, que «no se puede ceder»
david guadilla
Sábado, 17 de agosto 2019, 01:21
La izquierda abertzale lleva varios meses sumida en un debate interno sobre cómo recibir a los presos de ETA que salen de la cárcel tras ... cumplir su condena. Los homenajes que a finales de julio se tributaron en Hernani y Oñati a dos destacados miembros de la banda -a José Luis Zabaleta, 'Baldo', exdirigente terrorista, y a Xabier Ugarte, condenado por el secuestro de José Antonio Ortega Lara- volvieron a incendiar una discusión entre los sectores que defienden recibir «sin complejos» a los exreclusos y los que creen que «las exhibiciones públicas» no ayudan a construir una alternativa política que pueda atraer a nuevos votantes.
El debate no es nuevo, tiene muchas aristas y aborda una cuestión muy sensible para la izquierda abertzale, como es la situación de los presos. En un momento, además, en que los acercamientos se han detenido y muchos miembros del colectivo y sus familiares ven lejos los traslados a cárceles vascas o al menos próximas. «El problema es que es un tema en el que se mezclan muchas cuestiones emocionales, y eso lo complica todo», apunta un cargo abertzale.
Los que apuestan por mantener los 'ongi etorri' creen que la «batalla del relato» exige «firmeza»
firmeza
Forma parte del proceso puesto en marcha por Sortu y el conjunto de EH Bildu desde hace ya unos años y que busca, básicamente, como compaginar lo que denominan las «consecuencias del conflicto» con la estrategia diseñada para convertirse a medio plazo en una especie de ERC 'a la vasca'.
Los sectores que dentro de la coalición soberanista rechazan de forma categórica cualquier gesto hacia los reclusos son mínimos y apenas se oyen. En su mayoría, militantes y dirigentes de EA. El debate es otro: cómo hacerlo. El Foro Social, organización afín a la izquierda abertzale, admite que hay tres cuestiones sobre las que hay «consenso»: que los 'ongi etorris' «rectivimizan» a las personas que sufrieron el terrorismo etarra, el derecho de los familiares y allegados de los presos a «recibirles con alegría» y que resolver de una «manera satisfactoria» la situación de los miembros de ETA encarcelados ayudaría «a la convivencia democrática». En una entrevista concedida ayer a Onda Vasca, el portavoz del Foro Social, Agus Hernan, admitía que los recibimientos generan «un dolor añadido a las víctimas».
Unas palabras que chocan con las declaraciones emitidas días después de los homenajes de Hernani y Oñati por Arnaldo Otegi y Arkaitz Rodríguez, quienes recalcaron que los tributos seguirían y cerraron filas para evitar abrir un melón que no tienen muy claro cómo gestionar.
«Debemos ampliar nuestra base para impulsar el movimiento soberanista. Y esto no ayuda»
críticos
«Fórmulas»
Nadie dentro de la izquierda abertzale se plantea dar la espalda a los cerca de 250 presos que quedan en cárceles de España y Francia. Pero desde la propia cúpula de la formación independentista se admite que están buscando «fórmulas» para evitar grandes «exhibiciones». Es más, lamentan que no se valore lo que, a su juicio, se ha hecho en determinados momentos para 'convencer' a los familiares y allegados de algunos presos para que no realizasen homenajes públicos. Además, sostienen que hechos como los de Hernani y Oñati son «esporádicos» y que la mayoría de los recibimientos tienen carácter privado.
En este debate interno, los más pragmáticos creen que esas celebraciones no contribuyen «para nada» a ensanchar la base social. «Hay que recordar que los últimos congresos y asambleas de EH Bildu han ratificado que ese es uno de nuestros principales objetivos a futuro. Ser más para impulsar el movimiento soberanista. Y esto no ayuda», afirma un cargo público, consciente de que en esas mismas reuniones otros compañeros tienen opiniones opuestas.
Se trata de los que creen que, «en plena batalla del relato», por ver cómo se explica a las generaciones futuras lo que ha sucedido en Euskadi, no se puede dar «un paso atrás». Por varios motivos. Uno de principios. Sostienen que no hay que «arrepentirse». Y el otro táctico. Opinan que cualquier movimiento que pueda ser entendido como una cesión, podría ser aprovechado por los disidentes de ATA. Pero hasta el momento solo media docena de presos se han salido del colectivo oficial para apostar por vías más radicales.
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