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Imagen de uno de los plenos celebrados en el Parlamento vasco. igor aizpuru

El aplazamiento del 5-A divide a los partidos, con los que Urkullu se reunirá el lunes

PNV y PSE avisan de los problemas jurídicos de una suspensión 'sine die' mientras EH Bildu, PP y Podemos cancelan la precampaña

Viernes, 13 de marzo 2020, 01:25

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La inédita crisis sanitaria desatada por la propagación del Covid-19 ha sumido a la política vasca, teóricamente en puertas de la campaña de las elecciones del 5 de abril, en un estado igualmente excepcional. Y en un confuso y embarrado compás de espera. El debate sobre la conveniencia de aplazar la cita electoral, una posibilidad sin asideros jurídicos claros, se agrió ayer y puso en evidencia la división entre los partidos a la hora de afrontar la encrucijada.

Mientras PNV y PSE, socios de gobierno, y el entorno del lehendakari Urkullu se muestran extremadamente cautos ante la posibilidad de desconvocar el 5-A y prefieren ganar tiempo y pisar el freno, EH Bildu anunció ayer que suspende «la campaña» y PP y Elkarrekin Podemos, algo más cautos, dieron por cancelados todos sus actos de «precampaña». Los socialistas vascos anunciaron su interrupción durante tres días, a la espera de la 'cumbre' que servirá para empezar a aclarar el panorama, la reunión a la que el lehendakari Urkullu ha convocado a los líderes de las fuerzas vascas el próximo lunes a las diez de la mañana en la sede de la Presidencia vasca.

A la espera de acontecimientos -Pedro Sánchez departirá por videoconferencia mañana con los presidentes autonómicos y no descarta declarar el estado de alarma-, si algo quedó claro ayer es que el coronavirus, lejos de facilitar una tregua política, ha enconado el debate político vasco, sobre todo el que se desarrolla 'sotto voce'. De fondo, flota la convicción de que la solución por la que se opte deberá ser la misma en Euskadi y Galicia, las dos comunidades que celebran autonómicas el 5-A. Y en ambas, la situación es muy distinta.

Mientras Alberto Núñez Feijóo, que se juega la mayoría absoluta por estrecho margen y depende en buena medida del voto de la población de mayor edad, presiona para cancelarlas, en Euskadi el mensaje que se traslada desde los partidos del Gobierno es mucho más matizado. PNV y PSE, ambos al alza en las encuestas, insisten en que se someterán estrictamente a los criterios de las autoridades sanitarias, pero a la vez ponen el acento en los problemas de «seguridad jurídica» que supondría el aplazamiento, sujeto a posibles recursos. Hasta ayer, Idoia Mendia ha mantenido con normalidad sus actos a bordo de una furgoneta con la que recorre Euskadi, mientras los jeltzales han limitado sus apariciones a entrevistas radiofónicas y notas informativas.

Urkullu ha convocado a los líderes de las principales fuerzas vascas a una reunión el próximo lunes

«¿Cómo afrontamos mejor esto, con un Gobierno en funciones o con uno fuerte?», dice el PNV

Los socios de gobierno insisten, en todo caso, en la incertidumbre sobre la duración de la emergencia sanitaria, lo que hace imposible, en su opinión, convocar las elecciones en otra fecha «con garantías» de que podrán celebrarse ya en condiciones de plena normalidad. «¿Aplazarlas a cuándo? ¿Un mes?¿Seis?», abundan. Suspenderlas 'sine die', otra de las opciones que se están barajando, también es, a su juicio, altamente problemático. «¿Y después qué? ¿Seguimos adelante con el Parlamento disuelto? ¿Nos autoproclamamos otros cuatro años?», se preguntan, gráficamente, en el Gobierno. En público, Josu Erkoreka, portavoz del Gabinete Urkullu, reclamó que cualquier decisión cuente con «un amplio consenso político e institucional».

El espejo francés

En Sabin Etxea añaden otro argumento. «Nos enfrentamos a una de las peores crisis que hemos tenido que encarar nunca. ¿Cómo la afrontamos mejor, con un Gobierno en funciones y un Parlamento inhábil, o con un Ejecutivo fuerte a pleno rendimiento? ¿Qué garantías tenemos de que la oposición va a arrimar el hombro?», argumentan en el EBB, muy crítico con Arnaldo Otegi, al que reprochan, por ejemplo, que compareciera a las cuatro de la tarde para pedir una mesa de partidos cuando ya había confirmado al lehendakari, a mediodía, su asistencia a la cita del lunes.

«Es preciso compatibilizar el derecho al sufragio y el derecho a la salud», corroboran en el PSE, que cree posible mantener la cita electoral. De hecho, los socios se miran en el espejo de Francia, que celebra este fin de semana, salvo cambios de última hora, las elecciones municipales, y en el de la región italiana de Umbria, que las organizó hace días. En ese sentido, han contemplado la posibilidad de ampliar los horarios de votación, extremar las medidas «profilácticas» o prohibir las colas para votar dentro de los colegios.

«Nadie puede estar pensando en competir cuando son tiempos de colaborar», exhortó Otegi, que en un papel más institucional que político, exigió «abandonar con urgencia el horizonte electoral». Miren Gorrotxategi (Podemos) consideró que Urkullu les ha llamado demasiado «tarde» y Carlos Iturgaiz (PP) reclamó que solo se vote si hay suficientes «garantías sanitarias».

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