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Berganzo (Álava)

Un paseo familiar entre cascadas y canales históricos a 35 kilómetros de Vitoria

La ruta del agua de Berganzo junto al río Inglares combina naturaleza, historia y paisajes únicos para todas las edades en la Sierra de Cantabria

Jon Casanova

Viernes, 15 de agosto 2025, 08:11

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A apenas 35 kilómetros de Vitoria y poco más de una hora desde Bilbao (87 kilómetros), Berganzo es uno de esos lugares que no necesitan grandes carteles para atraer a quienes buscan desconectar. La ruta del agua es un recorrido circular de 10 kilómetros perfecto para disfrutar en familia ya que su exigencia no es demasiado elevada, con un ascenso y descenso acumulado de 170 metros. Eso sí, antes de hacerla es obligatorio reservar plaza, que puede resultar algo tedioso, al estar compuesta por tres pasos. El aparcamiento dispone de 50 parcelas y se encuentra cerca del inicio de la ruta, aunque también se puede acceder a la misma en transporte público. La duración de la travesía es de unas tres horas, se puede completar en dos, siempre dependiendo del ritmo y las pausas para descansar, comer y hacer fotografías, que merece la pena, y mucho.

El punto de partida y llegada es el casco urbano de Berganzo, en el municipio de Zambrana (Álava). Desde allí, el camino se adentra hacia el río Inglares, un curso de agua que nace en la Sierra de Cantabria y recorre 42 kilómetros antes de unirse al Ebro. En sus primeros pasos, la ruta avanza entre árboles, con el río casi siempre escondido pero presente en el murmullo del agua. Un desvío a la izquierda nos acerca hasta la orilla, en un tramo que quizá no sea el más espectacular, pero que prepara el terreno para lo que vendrá después.

Al poco rato, el agua se convierte en protagonista absoluta y justifica el nombre de la ruta. Entre pequeñas cascadas, rápidos y varios recovecos invitan a uno a detenerse y apreciar la naturaleza y de paso hacer alguna fotografía. El desnivel natural del cauce, de unos 200 metros, crea rincones de agua cristalina que parecen diseñados para el descanso. El sendero, fácil de seguir gracias a la señalización con marcas blancas y azules, avanza hasta encontrarse con la carretera. Un breve tramo asfaltado que nos guía al punto más emblemático y esperado de la ruta, la cascada de las Herrerías.

Baño gélido

Bajar al río para tener una vista completa de la cascada debería ser de obligado cumplimiento. Oculta entre los árboles, su caída impresiona por la fuerza y el sonido. Sobre los baños, no hay ninguna ley o señal que lo restrinja, pero los organizadores avisan de que en varias ocasiones se ha tenido que llamar a servicios médicos debido a la fría temperatura del agua. Para continuar, toca remontar la cascada por la izquierda y afrontar la única subida del trayecto donde arriba espera el antiguo canal de la central hidroeléctrica de Berganzo, dando así inicio al tramo de regreso.

La vuelta transcurre por la parte alta del valle, siempre junto al canal, con vistas abiertas a las laderas y al bosque que queda abajo. El sendero, igual de bien señalizado, se estrecha en algún punto junto a un barranco sin riesgo y desemboca finalmente en una bajada que nos devuelve al casco urbano. Una pequeña llave giratoria de hierro es la marca que nos indicará el final del recorrido.

Aunque es una ruta pensada para todos los públicos, el tramo de subida tras la cascada puede resultar exigente para los más pequeños. En esos casos, muchos optan por volver sobre sus pasos y evitar el bucle completo. Esta ruta es un plan idílico para quienes buscan tranquilidad y conectar con la naturaleza.

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