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El edificio se levantará justo encima de la actual estación provisional de autobuses, una vez que esta se traslade a la futura Termibus soterrada, ahora en obras. Fernando Gómez

TORRE VIENE

El gran rascacielos de Garellano comenzará a construirse en 2019

Viernes, 9 de noviembre 2018, 01:13

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Tampoco es fácil ponerle nombre a un rascacielos. Los nombres buenos -Empire State, Trump Tower, Baxter Building- están todos cogidos. Y luego está lo del ingenio popular, que en cuanto te descuidas te arruina los planes y la solemnidad. ¿Cómo iba a pensar Sir Norman Foster que su imponente rascacielos en la City londinense terminaría siendo conocido, en la ciudad y en el mundo, como 'El Pepinillo'? Los arquitectos son listísimos y calculan las estructuras, pero ni siquiera ellos son capaces de calcular la coña circundante. Eso hace que lo de bautizar torres sea siempre un ejercicio de riesgo y voluntarismo. Tú le pones al edificio 'Xanadú Luxury Center' y el mismo día de la inauguración la gente, que es como es, ya está llamándolo 'Don Supositorio'.

Ahora en Garellano va a levantarse la torre de pisos más alta de Euskadi. Los promotores han pensado en denominarla 'Anboto dorrea', aunque los bilbaínos, teniendo en cuenta que se trata de torres y están en Garellano, parecen apostar por llamar 'torres de Garellano' a cualquier gran edificio que vaya brotando en esa renovada zona de la ciudad. Lo de distinguir a un edificio con el nombre de una montaña es algo llamativo y hace pensar en que desde luego sería peor ponerle a una montaña el nombre de una constructora o un arquitecto. Por ese lado salimos ganando. La gran torre de Garellano es obra del prestigioso estudio de Richard Rogers, tendrá treinta y seis plantas y comenzará a construirse, sobre lo que fue la antigua Termibus, a finales del año próximo. Los planes previstos, siempre optimistas, hablan de entregas de llaves en 2023.

Si uno tiene un capital para invertir y se da prisa, puede que su llave abra uno de los lujosos duplex que coronarán el rascacielos. Los promotores aseguran que les ha bastado con enseñar los planos para vender el 60% de los pisos. Su precio asciende a medida que se va ganando altura y mejoran las vistas. Además del lujo del paisaje, parece que la torre ofrecerá lujos adicionales. Entre sus elementos comunes, por ejemplo, habrá piscina, sauna y txoko. Son espacios comunitarios que cualquiera querría tener en su edificio, aunque solo fuese por llegar a saber cuánto y de qué modo puede llegar a perfeccionarse, con las mejores intenciones, esa sofisticada concreción del infierno que es una comunidad de vecinos.

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