El otoño del año más extraño
Que no haya citas electorales en el horizonte debería ayudara los partidos a diseñar estrategias más colaborativas
Hay algunas certezas sobre cómo será el otoño del año más extraño de nuestras vidas. La economía estará peor. Continuará la destrucción de empleo y ... los salarios se devaluarán. Habrá más personas con necesidad de ayudas públicas para sobrevivir. No se activará la demanda y la confianza del consumidor seguirá bajo mínimos. El colchón de la ayuda europea permitirá a los distintos gobiernos armar los que serán sin exagerar los Presupuestos más sociales de la historia. La recomendación del Semestre Europeo es clara al respecto y el gasto social no solo será bien visto, sino que formará parte de la nueva identidad europea que se está empezando a gestar. Los hombres de negro y la troika no valen para la lucha contra la pandemia. Toca fortalecer la resiliencia económica y social de todos los países.
El consenso sobre cómo será económica y socialmente el otoño es compartido por todos. Y aunque no se hacen con la misma validez y fiabilidad las predicciones sobre cómo será el escenario político, distintos análisis apuntan a que aumentará la polarización y las movilizaciones contra los distintos gobiernos, como suele pasar en los escenarios de crisis económica y social. La situación política suele correlacionar de forma casi lineal con la situación económica. Los ciudadanos atribuyen la responsabilidad del empeoramiento de sus condiciones de vida a los gobiernos y la oposición no suele perder la oportunidad de contribuir al desgaste de los que les toca lidiar con escenarios de recesión para buscar réditos políticos.
Euskadi se ha librado de la polarización en los últimos años. Incluso en los años en los que la última gran crisis precovid se hicieron más visibles en el país, la situación política no alcanzó la tensión que marcó la inestabilidad, la ingobernabilidad y el crecimiento de las opciones populistas de extrema derecha en otros territorios. La situación política ofrecía señales de acuerdos y consensos en la vida parlamentaria a pesar de la ruptura del diálogo social con el sindicato mayoritario del país. La falta de paz social en los últimos años en Euskadi no afectó al contexto político.
Esta situación no nos la podremos permitir el próximo otoño. A pesar de la mayoría absoluta, será imposible mantener la estabilidad y el buen ambiente político si no se construye un gran pacto social en el que se vean reflejados empresarios y trabajadores, por un lado, y las fuerzas de la oposición política, que no deberían tener incentivos para desestabilizar al gobierno los primeros meses de su mandato. Que no haya citas electorales en el horizonte debería ayudar a los partidos a colocar sus estrategias en modo colaborativo. La paz social y política debería ser uno de los principales objetivos del próximo Ejecutivo vasco. Con lo que nos viene encima, gobierno en mayoría no será sinónimo de gobierno fuerte sin generosidad con el adversario político.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión