La facultad más esperada
El nuevo edificio de Medicina en Bilbao, cuyas obras comenzaron ayer, es una apuesta estratégica para el futuro de la sanidad vasca
Con la colocación de la primera piedra en una ceremonia presidida por el lehendakari, Iñigo Urkullu, y la rectora, Eva Ferreira, la UPV dio ayer ... un paso decisivo en la aprobación de una asignatura pendiente desde hace décadas: la construcción de una nueva Facultad de Medicina y Enfermería con unos modernos equipamientos a la altura de los estándares de calidad exigibles a la Universidad pública vasca, que desde hace años incumplen las vetustas y saturadas instalaciones del campus de Leioa. El edificio, que será levantado junto al hospital de Basurto, en Bilbao, comenzará a funcionar en el curso 2026-27 tras una accidentada gestación en la que se ha topado con obstáculos de todo tipo felizmente superados; el último de ellos, el encarecimiento de los materiales por la guerra en Ucrania, que llevó a renunciar a las empresas elegidas para realizar las obras y a sacarlas otra vez a concurso tras elevar el presupuesto hasta los 62 millones, diez más de los previstos inicialmente.
Más de 2.300 médicos se jubilarán en Euskadi en el próximo trienio, según estimaciones de Osakidetza. Ese intenso relevo generacional, que se extenderá en el tiempo, obliga a formar a un creciente número de profesionales, y a hacerlo con los medios materiales y la tecnología más avanzados para satisfacer las necesidades del sector y de la sociedad. El recinto cuyas obras se iniciaron ayer supone una apuesta estratégica para afrontar ese desafío. No solo porque, como destacó Urkullu, permitirá «ofertar más plazas» en la facultad de la UPV que más interesados en matricularse en ella rechaza cada año, lo que les empuja a trasladarse a otras comunidades o a cursar otros grados. También porque la acercará a un entorno hospitalario, la dotará de más y mejores recursos y creará las condiciones para dar un salto en la calidad formativa de los 2.000 alumnos que acogerá.
El lehendakari hizo hincapié en que esta inversión, financiada por el Gobierno vasco, demuestra con hechos una «apuesta inequívoca por una sanidad y una educación públicas de máxima calidad y por una investigación de vanguardia». Una afirmación que no es baladí cuando el deterioro asistencial de Osakidetza constituye uno de los principales factores de desgaste de su Ejecutivo. El buen funcionamiento de la nueva facultad, fruto de la intensa colaboración entre instituciones, en la preparación de los profesionales que precisa el sector será un factor relevante en el bienestar futuro de Euskadi.
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