Poco más
Mira cuánto me acerco, mira dónde estoy. ¿Los enviados especiales de las televisiones son cada vez más insensatos? A veces te preguntas si están en ... sus cabales. Mira dónde me he puesto ahora, parecen decir. Es como si compitieran por rodar lo más cerca posible de la catástrofe. Sean inundaciones o volcanes. Algunos han llegado a tener disgustos serios, pero bueno. Ya no solo quieren dar la noticia desde la primera fila. Es algo más. Parece que quisieran formar parte de ella. Para poder transmitir mejor la emoción de la tragedia, supongo. La sensación de peligro real en el preciso instante de la conexión con el telediario. Eso es televisión, claro. Quieren que tú, que estás ahí tan tranquilo, en el sofá de tu casa, tal vez tomándote un batido o unos ganchitos, te asustes de verdad. Sientas el fuego, la violencia de los elementos. Se la juegan para eso. Y no sé si se lo agradecemos lo suficiente.
Es decir, si te fijas no solo tratan de informarte. ¿Informarte? Para eso ya están los periódicos y cada vez los lee menos gente. No, lo que quieren es estremecerte: que abras bien los ojos, que te conmuevas. Eso es más que periodismo, es dramatización extra. Y merece un aplauso especial. Por el esfuerzo. Y por el riesgo. No me lo quiero perder, dijo el gran Pedro Piqueras de Tele 5, y allí que se fue. Al pie del volcán. Para añadir su poquito de énfasis mediático a la realidad del momento. Gracias, Pedro. ¿De verdad es mejor así? No sé. Probablemente, si ahora nos escatimaran el sesgo circense lo echaríamos de menos. Al fin y al cabo, nos hemos criado con esto. Nuestro mundo es televisivo. La realidad es lo que nos enseñan ahí. Y poco más.
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