Fuego
La guerra electoral entre dos partidos inutiliza la política como fuente de soluciones
En un viejo país ineficiente situó Jaime Gil de Biedma el poema 'De vita beata'. Era un viejo país entre dos guerras (civiles). Ahora el ... mismo país tiene más medios, más tecnología, más riqueza (muy mal distribuida) y una ineficiencia mucho mayor, comparándola con los medios que no sabe procurarse para las cosas necesarias, pudiendo hacerlo, y los que tiene pero no sabe gestionar.
Es un viejo país entre dos partidos cuya estúpida guerra electoral ha devorado toda la política y la ha inutilizado como arte de gobierno y como fuente de soluciones. La política en España es una campaña electoral eterna y una búsqueda de beneficios cortoplacistas, no siempre generales. Mientras arde la tierra, y en ocasiones las casas de la gente, los partidos siguen a lo suyo, y leyendo la prensa de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, y vuelta a empezar, podemos enterarnos de las trapacerías de unos y otros. Que vuelva a oírse esto de que 'la gente salva a la gente' significa que el Estado no funciona, una vez más. Y el Estado, recordémoslo por si acaso, son también las comunidades autónomas.
Los dos grandes partidos son los grandes protagonistas, pero los partidos pequeños que rigen ciertos territorios y las pequeñas naciones que aspiran a la independencia no hacen sino gestionar su propia ineficiencia, que puede ser mayor o menor, pero que tiende al crecimiento, pues se alimenta de sí misma. La imagen de cómo se invierte el dinero público en España (y los fondos europeos) nos la da ese 'pump track' siempre vacío en un área rural y los miles de monumentos a la desolación que documenta Erik Harley. ¿Cómo es posible esto? Bueno, si nuestra clase política solo supiera meter el dinero público en cosas que tuvieran que ver con las constructoras a las que quisiera beneficiar, no haría falta más explicación. Enterrarlo en proyectos absurdos les parecería buena cosa siempre que los beneficios fluyeran hacia su más fiel clientela. Así sería.
Ahora que arde España por los cuatro costados, nos enteramos de que la ley aprobada en 2024 para organizar y mejorar un poco la situación de los bomberos forestales no se está cumpliendo. Porque en España, si el gobierno central es de un partido y los gobiernos autonómicos son de otro, pues no se cumplen las leyes que promulga el Parlamento, y aquí no pasa nada. Hay un fuego que se come los bosques y las vidas de la gente y otro fuego invisible que las destruye de modo no tan patente. Que desmoraliza y alimenta la indignación Y este fuego quema el dinero que podría ir a recursos vitales en la pira donde la casta política hace sus barbacoas y enciende los cohetes con que celebra sus fiestas privadas.
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