Cenando con unos amigos, hablábamos de que (todos, a veces) hemos perdido la tolerancia. La comprensión. Hay determinada clase política que se ha arrogado la ... superioridad moral de lo que es o no socialmente correcto y no hay piedad para quien no siga sus parámetros (aunque unos distintos no hagan mal a nadie). Se demoniza con mucha facilidad cualquier cosa que se salga de lo políticamente correcto.
Pero no podemos decir que somos correctos y usar la excusa para ser intolerantes. Ejemplos recientes: la tragedia de Ngorongoro en la que un padre perdió a su familia. Pues hubo varios comentarios sobre que deberían quitar la patria potestad a alguien que lleva a sus hijos a un país tan salvaje (¿este mismo tipo luego dirá que odia a los racistas? Más que odiar al racista -el odio lleva al lado oscuro-, hay que condenar el racismo). O esta semana, con el temporal en Baleares, que vimos grandes barcos encallados en la costa, ya hubo comentarios del tipo «a esos ricachones les está bien empleado». Ahora, ustedes que lo leen no odien a quienes han dicho esto, por favor… estarían incurriendo en lo mismo que ellos.
Es decir, cuando tildamos a los demás de 'x-fobos' e intolerantes, ejercemos precisamente nuestro odio e intolerancia.
Nos hemos educado en eslóganes (frases para la galería) y no en valores (que suponen renuncias). Queremos enarbolar banderas, pero ninguna bandera se ha defendido sin sacrificio. Y hemos asociado el sacrificio a un tufillo retrógrado… pero la palabra viene de 'sacrum facere', hacer sagrada o digna una conducta.
Así que no somos políticamente correctos. Solo somos 'haters' encubiertos que buscan eslóganes para enfrentarse a quienes defiendan los contrarios.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
