«Trabajamos todo el año pero con calor esto se lleva peor»
La Churrería Yosune nunca falta a su cita en las barracas. Ana López, su responsable, explica el ímprobo trabajo de trastienda que conlleva
Jon Casanova
Jueves, 7 de agosto 2025, 00:18
Toda una vida entre harina, aceite y churros recién hechos. La bilbaína Ana López Martín lleva desde los 18 años a cargo de la Churrería ... Yosune –inconfundible por el camión rojo con el escudo del Athletic– y desde hace 28 regenta el puesto junto a su marido. Su cita en las barracas de Vitoria se ha convertido en un ritual que cumple «todos los años».
Su jornada empieza «desde bien 'prontito'». A la una de la tarde entra en el puesto para prepara la masa, organiza el género, encender la freidora... «Lo que la gente ve —los churros dorados, el puesto listo, el olor que atrae desde lejos— es solo la parte visible de un trabajo constante». Un trabajo cuidadoso –«los churros de chocolate son los que más tiempo nos llevan»– que suele concluir hacia las 17.30, la hora marcada para levantar la persiana y atender al público.
Por horas
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13.00 Ana abre la puerta del negocio, le toca preparar ingredientes e instrumentos para la apertura al público, que es a las 17.30.
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20.00 Es la hora álgida del día cuando más personas se concentran alrededor del puesto de Ana. El calor aprieta.
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1.30 Aunque podrían estirar más horas, toca cerrar, a veces con el género agotado.
Su rutina en verano consiste en viajar a lomos de su caravana de «fiesta en fiesta». Y su rutina no suele cambiar porque a pesar de encontrarse en sitios bien diferentes hacia la una y media de la mañana suelen cerrar. «No merece la pena esperar más. El número de clientes flojea y a veces no nos queda género».
Una vez acaban el periodo estival se establecen en Santutxu, donde gestiona otro puesto. Allí la fórmula es la misma aunque la hora de entrada es muy anterior, hacia las 7.30. Una hora más tarde empieza la venta. ¿Diferencia entre invierno y verano? Poca. «En verano estás en fiestas y en invierno siempre apetecen churros.Pero con calor esto se lleva peor».
«El negocio es rentable, no mucho, pero rentable. Lo que pasa es que a mí me encanta. Cuando vienen niños muy pequeños les solemos regalar algún churro y les hace una ilusión enorme, casi tanto como a mí», bromea. Ana López dice que le gusta innovar y crear nuevos productos, y lo de visibilizarse en las redes sociales «es lo que toca. es bueno para el negocio y llegamos a más gente».
«El negocio es rentable, no mucho pero rentable. Lo que pasa es que a mí me encanta»
Por quejarse de algo, siente que la percepción social hacia su desempeño no es muy elevada. «Trabajamos más de lo que se ve y nos valoran menos de lo que merecemos», dice. «Estamos de aquí para allá muchos días al año. Yo tengo mi familia en Bilbao pero la veo muy poco. Hay muchas cosas por detrás que la gente no valora. Queremos dar un buen servicio y para eso tienes que sacrificarte». ¿Y las vacaciones? «Pocas».
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