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«Disfrutamos del directo como nunca»

Tras casi cuatro años sin conciertos, Izaki Gardenak mostrará este jueves en el Machete un sonido más urbano

Jon Casanova

Jueves, 7 de agosto 2025, 00:19

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Después de un parón de casi cuatro años sin conciertos, Izaki Gardenak regresó al directo en enero con un sonido renovado que llega este jueves a la plaza del Machete (23.00 horas). Jon Basaguren (Vitoria, 1984), voz y guitarra de la banda, asegura que desde su vuelta están disfrutando «del directo como nunca». «Llevamos desde enero tocando aquí y allá y creo que estamos en un gran momento».

El pasado curso presentaron 'Orube', un álbum que llegó tras seis años desde 'Dena Oskol'. El reciente disco supone un giro hacia una sonoridad más urbana. Se aleja de las inspiraciones del rock y folk estadounidense y han querido «aportar esas nuevas influencias y recorrer otros caminos». Esas rutas les llevan por las bandas británicas de los años 80, con toques de post-punk y un uso más marcado de efectos como el 'delay' en las guitarras. No por ello pierden su seña de identidad porque «tampoco se aleja tantísimo de nuestro estilo e incluso nos sorprendimos al incluir las nuevas canciones y mezclarlas en el repertorio con las antiguas. No hay un salto tan grande».

De hecho, es precisamente esa mezcla la que están implementando en los conciertos, una variación entre las últimas canciones de su disco y las anteriores. «Creemos que hace un conjunto disfrutable y le da a todo una gran coherencia», mantiene el vitoriano. Su ciudad juega un importante rol en la composición del último álbum. «Antes, cogía muchas inspiraciones de la naturaleza o de otro tipo de imágenes. La forma de narrar, las metáforas también eran distintas», explica. En cuanto al proceso creativo, confiesa que la intuición tiene un mayor peso que la técnica. «No ando para nada sobrado técnicamente, así que juego más con la intuición, en la voz, en narrar algo y en buscar sensaciones». Esa búsqueda, a veces impulsiva, se convierte en la brújula que guía la música de Izaki Gardenak, aunque admite que en directo las canciones siguen vivas y abiertas a cambios. «Para eso está el contacto con la gente, para llevar las canciones a otros planos», razona.

«Hay que darle la importancia justa a la música porque pasan más cosas fuera»

Aunque Basaguren lleva desde 2012 inmerso en la creación musical, su forma de entender el oficio está marcada por la reflexión y una sensibilidad que va más allá de lo artístico. El parón coincidió en plena pandemia, en un periodo que marcó un antes y un después para Basaguren. Los conflictos mundiales y sociales repercuten en cierta forma en su música. «Lo que ocurre con las cosas que veo es que las filtro y acaban saliendo por algún lado. Es verdad que en algún momento me han hecho darle la justa importancia a la música. Por ejemplo, en el proceso de composición de 'Orube', meses que estás muy obsesionado con las canciones o los arreglos, veía lo que está pasando en el mundo o incluso en tu barrio, afectando a tu gente cercana. Ocurren muchas cosas, trascendentes incluso, y es necesario darle la justa importancia a nuestra música. A veces nos volvemos un poco locos».

Cuando se le pregunta qué le diría al Jon Basaguren que empezó grabando maquetas, responde que no le diría nada. «Los errores o los aciertos son lo que me han traído hasta aquí. Prefiero centrarme en si tengo cosas que decir o si me apetece seguir haciendo música. En este momento, la respuesta es que sí. Así que, feliz».

Al margen del circuito más comercial

La formación actual de Izaki Gardenak, compuesta por Libe García de Cortázar en teclados y voz, Dani Arrizabalaga en batería y percusión, Joseba B. Lenoir en guitarra y Danilo Foronda al bajo, ha sido clave en la evolución sonora del grupo. «Cada miembro aporta matices y personalidad al proyecto, permitiendo que la nueva etapa conserve su esencia pero se atreva a explorar terrenos distintos».

En los últimos años, han apostado por mantenerse al margen del circuito más comercial, centrando sus esfuerzos en una propuesta artística coherente. Basaguren se esfuerza por evitar artificios. No escribe para complacer, sino para explorar lo que siente, lo que observa y lo que le preocupa. Quizá por eso sus canciones siguen resonando en quienes las escuchan, incluso cuando abordan temas duros o incómodos. «Hay que intentar emocionar sin caer en el dramatismo», dice Basaguren en el inicio de un viaje que tiene mucho por recorrer.

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