Ver fotos
Mikel Erentxun tira de oficio y nostalgia pese al bajón de público
El cantante combinó el repertorio propio con los grandes éxitos de Duncan Dhu en hora y cuarenta y cinco minutos de actuación
Inquieto, de mirada tímida, y tan consciente de que hay canciones que mejoran con el paso del tiempo como de que no se debe anclar en los éxitos. Mikel Erentxun (Caracas, 1965) se subió en la noche del viernes al escenario de la plaza de los Fueros de Vitoria sabiendo, al igual que en el resto de su gira, que su repertorio tiene muchos botones mágicos y singles que rápidamente conectan con un gran público entregado a la nostalgia. Pero al mismo tiempo defendiendo canciones desconocidas para la mayoría. Fue este día 5, ya a las 0.00 horas, cuando comenzó la celebración de sus treinta y cinco años de carrera con 22 canciones y una escasa presencia de público. Esa estampa contrastaba con la gran asistencia al concierto de Tanxugueiras del día anterior. Aunque la presencia del público aumentó hacia la mitad del concierto, apenas un cuarto de la plaza estaba llena al inicio.
Publicidad
El tipo de camperas, sombrero y chaqueta negra, habitual imagen, arrancó el directo despistando a algunos de los asistentes al escenario más grande de fiestas de La Blanca. Y es que a pesar de haber firmado algunas páginas básicas del pop español comenzó su directo con 'Llamas de hielo', un tema de los últimos años que está lejos de ser los más conocidos. Bordó el inicio, casi parecía una demostración de que sigue facturando canciones que no desmerecen a sus temas más sonados, pero la reacción seguía siendo fría. Lo mismo ocurrió con 'Palabras sin nombre' y 'Rozando la eternidad', ambas de Duncan Dhu, el grupo con el que despuntó en los años ochenta de la mano de Diego Vasallo.
Fue el calentamiento previo a que se sucedieran muchos éxitos. El golpe de timón no tardó en llegar con 'Mañana', uno de sus temas pop que tienen un aura más mágica arrancando las primeras palmas. Antes la introdujo con un seco «buenas noches, gabon». «Quítate el sombrero que no hace sol», se escuchaba entre el público. En las actuaciones de Mikel Erentxun sigue habiendo mucho de Duncan Dhu, pero no se entrega al mito de la banda que empezó a sumar números uno en las radiofórmulas con el disco 'Canciones' (1984).
De hecho, si por algo se ha caracterizado el donostiarra ha sido por un sonido propio con incursiones repetidas en el country ('El corredor de la suerte') o rarezas como ese particular rockabilly ('Casablanca'). Curiosamente, la idea primigenia que tenía antes de Duncan Dhu era la de montar una banda de rockabilly. Él mismo se considera mejor creador de melodías que letrista y reconoce que su voz, sobre todo en sus inicios, no le gusta demasiado. Con el paso del tiempo, tirando de oficio, se puede decir que ha mejorado, algo más grave y con un registro fiel de las grabaciones de estudio.
Lo que es indiscutible es el respeto que tiene en su gremio. En su último disco 'Amigos de guardia' deja una lista de colaboradores que lo confirma, con duetos con clásicos como Calamaro y Bunbury, y un interesante apartado de artistas más jóvenes como Ángel Stanich, Izaro -que actúa esta noche en el mismo escenario-, Amaia o Nina de Juan, cantante de Morgan. En la actuación de Fueros no hubo artistas invitados, pero todo el público coreó varias canciones de esa colección de clásicos capaz de ocupar horas en un karaoke. Pocos artistas pueden presumir de dejar para la recta final de la actuación dos clasicazos como 'Cien gaviotas' y 'En algún lugar'. Entre ambas 'Cartas de amor' -una tormenta eléctrica a la que se sumó como invitado el guitarrista Fran Iturbe-, 'Intacto' y 'A un minuto de ti'.
Publicidad
La sonrisa del público en ese final eran los fuegos artificiales de un repertorio que no logró cautivar a una audiencia con media de edad mayor a la del concierto de la noche anterior. Antes de despedirse dejó sus mejores deseos para el Alavés, un guiño que demostraba que parecía un tipo majo y tímido. «Nos vemos el año que viene en Primera». En los dos clásicos el público se volcó. Esa velada también tuvo su parte más emotiva con 'Veneno', una de las canciones compuestas junto a Rafael Berrio, el músico donostiarra fallecido hace dos años que está considerado uno de los mejores letristas vascos.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión