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El embrujo de Mägo de Oz cae sobre la plaza de Los Fueros
La banda creada por el batería vizcaíno Txus di Fellatio, hace 30 años, mantiene la esencia de 'Fiesta pagana'
«Gabon Gasteiz. Bienvenidos al apocalipsis de Mägo de Oz. Esta noche se acaba el mundo, al menos para los que estamos aquí». La carta ... de presentación del grupo de heavy metal anoche en la plaza de Los Fueros -dentro del programa de conciertos de La Blanca 2019- no fue la más acertada. La banda formada en 1988 por el batería Txus di Fellatio, más que conducir su directo de dos horas hacia el desaliento, recurrió a su repertorio más vitalista, en el que las fantasías medievales ganan al decorado tenebroso y las túnicas oscuras que visten los diez miembros del conjunto. Casi parecen un disfraz que no pega demasiado con la ocasión.
Los músicos tocaron bien. Los vocalistas cantaron bien. Pero el sonido no fue bueno. Incluso cuando Domínguez 'Zeta' se dirigió al público entre canción y canción el sonido se acopló evidenciando las carencias técnicas del directo. Además, las voces se encontraban en los primeros compases a un nivel mucho menor que el volumen que los instrumentos y el volumen de la otra cantante Patricia Tapia sonaba muy por debajo del ruido de las guitarras.
A pesar de ello, el combo formado por diez músicos consiguió esquivar esos fallos técnicos gracias a su matrimonio con el público más fiel. Es verdad que fue cuando llevaban tres cuartos de hora cuando empezaron a enlazar canciones que tienen una clara vocación para el directo y un sentido festivo. Pasó cuando tocaron 'Tequila tanto por vivir', ese himno que no está hecho para abstemios, cuya letra dice «si es verdad que es el fin de la Humanidad que nos pillen borrachos de verdad». Seguidamente 'Hoy toca ser feliz', de la segunda parte de la trilogía 'Gaia', vitalista y divertido, donde el tono folk de la banda es más notable. Tras esta tocaron 'Hasta que el cuerpo aguante' del álbum 'Finisterra' (2000) con el que empezaron a sonar en las radios comerciales. Y es que si hubo una parte más floja del concierto fue el arranque con 'El libro de las sombras' y 'El amor brujo'.
De alguna manera, los tres discos que componen 'Gaia' (2003-2010) y 'Finisterra' (2000) han marcado al conjunto para siempre. También a buena parte del público, que sigue atrapado entre sus clásicos. Para el final se dejaron dos de las canciones más coreadas con los bises. 'La costa del silencio', que hace referencia al petrolero Prestige en las costas gallegas, y 'Fiesta pagana' que sigue siendo el momento más locuaz de su actuación con el lanzamiento de confeti incluído. Era la confirmación definitiva de que el grupo tenía más que ver con la celebración que con el fin del mundo.
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