El Chupinazo más albiazul de La Blanca
El Alavés y su grada de animación fueron los encargados de encender la mecha del jolgorio vitoriano
Ocurre que cuando se presenta una ocasión única, un momento que pasará a formar parte de ese álbum de recuerdos y anecdotario personal, pero también alcanza a la memoria popular, cuesta encontrar las palabras para describir lo que se siente. Este viernes, los siete que prendieron la mecha del cohete que ha dado inicio a las fiestas repetían palabras como «orgullo», «irrepetible» y «honor». No sonaba impostado. La Blanca tuvo como embajadores al equipo de fútbol de la ciudad, el Deportivo Alavés, pero también todo un sentimiento albiazul.
Se encargaron del lance Víctor Laguardia y Mery Ortiz de Pinedo, ya iconos del fútbol de la ciudad por su carrera en el Alavés y en Las Gloriosas; junto a los capitanes actuales, Antonio Sivera y Alba Aznar, y tres miembros de la grada de animación: Leire Ruiz de Apodaca y Raúl y su hijo, el pequeño Aratz Corralejo. «Abajo impresiona, pero estar aquí es alucinante, es otra cosa», apuntaba Leire. «Va a ser la primera y seguramente última vez», decía Sivera, que lleva tres años bajo los palos del equipo y anteriormente había visto la Bajada con una buena panorámica, la del balcón de la insigne seguidora del club, Asun Gorospe, en un lateral de la plaza de la Virgen Blanca.
«Desde que tengo uso de razón lo he vivido abajo», comentaba la excapitana Mery con algo de nervios. «Como gasteiztarra y como 'alaveszale', este es un momento único que voy a recordar toda la vida». Todos llegaron con una hora de antelación a la Balconada acompañados de Rocío Vitero, portavoz de EH Bildu, formación política a quien le correspondía este año la selección de los chupineros.
Más tarde pasaron por allí el máximo accionista del club, Josean Querejeta, y el presidente Alfonso Fernández de Trocóniz. También el director deportivo Sergio Fernández y el entrenador Luis García Plaza. Inevitablemente, esa multitud les llevaba a recordar la celebración del ascenso el pasado 19 de junio, cuando la marea albiazul vibró con el equipo en el mismo lugar. «Cada vez que te subes aquí es para celebrar algo. Estoy alucinando por cómo se vive todo en esta ciudad», comentó García Plaza media hora antes del último tañido, el que avisa de que son las seis de la tarde y con el que empieza a descender el gran símbolo festivo desde la torre de San Miguel.
De alguna manera, la forma en la que se fundieron en abrazos tras ver cómo el cohete salía disparado seguido de un gran clamor de la multitud recordaba un poco a esa épica con la que se celebra un gol en el último minuto. Cuando Gorka Ortiz de Urbina, en su último papel como Celedón, llegó a la Balconada, no se olvidó de hacer un guiño a la afición. «Encantado de dejar al Alavés en Primera», dijo al coger el micrófono el gran protagonista de la jornada y antes de ponerles el pañuelo festivo a los chupineros. Su estreno en la piel de aldeano de Zalduondo fue en 2001, año que los alavesistas recuerdan por quedarse a las puertas del cielo en Dortmund.
De los deseos para estas fiestas se hacía eco Laguardia, otro que también se retira. «Sobre todo esperamos que haya respeto y salud». Otro de los mensajes más escuchados tuvo que ver con un ascenso, el de las Gloriosas. «¡Vamos neskas que vais a subir a Primera!», le decía a Alba Aznar muchos invitados en la Balconada.