Los sabores del Mare Nostrum toman Vitoria

En el amplio local que ocupó durante años la oficina de BBK en la calle Fueros, el grupo Saona abrió en octubre del año pasado un nuevo restaurante que proclama su amor a la tierra del Mare Nostrum: «Es un espacio donde celebrar el amor al Mediterráneo, a la buena comida y a la buena gente, porque somos amantes de lo nuestro y de lo nuevo». Su filosofía gastronómica es «crear una experiencia gastronómica que combine calidad y variedad, utilizando productos de proximidad y locale». Su oferta culinaria se basa en recetas cuidadas que representan la cultura y los sabores del Mediterráneo, permitiendo disfrutar de platos saludables y equilibrados en un ambiente acogedor. Así, fusionan una propuesta gastronómica de calidad con espacios cuidadosamente diseñados. Su interiorismo está diseñado para transportarnos a las calas y paisajes mediterráneos con materiales orgánicos y naturales y una paleta de colores suaves, creando una atmósfera relajante.

En este distendido entorno ofrecen una carta con cositas para picar como las tortitas con tataki de atún sobre aguacate, mahonesa de wasabi y cebolla frita; los boniatos crujientes con mahonesa de kimchi; las patatas Saona con salsa de queso; o las deliciosas croquetas cremosas, que pueden ser de pollo y trufa, de jamón, de cuatro quesos con tomate y orégano, o de pato Pekín con salsa hoisin. Estos suelen ir fuera de carta.

Entre las recetas del menú hay, por ejemplo, ensalada de tomates confitados con burrata y miel de aceitunas negras; ensaladilla rusa con mahonesa de piparras; causa limeña de pollo y ají amarillo con aguacate; el delicioso pulpo sobre alioli de patata con aceite de pimentón; la tempura de verduras con mahonesa de kimchi; o las gyozas de verduras.

Pero también nos podemos encontrar tacos mexicanos al Pastor con salsa de achiote; el canelón de verduras con crema suave de calabacín y Grana Padano; la hamburguesa vegana con aguacate y tomate confitado; el canelón trufado de longanizas con setas; las costillas ibéricas o el secreto ibérico cocinado a baja temperatura con reducción de Pedro Ximénez. Desde hace unos días han incorporados nuevos platos, como los torreznos, crujientes por fuera, melosos por dentro y con el punto perfecto de sabor ahumado. Un salmorejo cremoso y lleno de carácter, con queso, tapenade de aceituna negra y tomate seco. Su ceviche especial, un pescado marinado en una leche de tigre vibrante, con un toque de crocante y frescura. O los rigatoni, la combinación inesperada de dulzor y cremosidad con crujiente de pistacho.

Como postres, el crujiente de mango: finas láminas crujientes con crema suave y estallido de sabor en cada bocado. Y también por los Cake Pops, unos esponjosos bocados bañados en chocolate con el toque crujiente de KitKat.

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