Los 160 años de Riscal reúnen en Bilbao a los dos cocineros de titanio
La bodega de Elciego festeja su aniversario en el Guggenheim y presenta un rosado y un Chirel blanco de viñas prefiloxéricas
El vino obra milagros. De siempre (o, al menos, eso tengo oído desde la catequesis). La celebración del 160 aniversario de Marqués de Riscal, la bodega nacida en Elciego y cuyas raíces llegan ya hasta Toro y San Román de Hornija (en Tierra de Castilla y León) y a Rueda, Serrada, La Seca y Rodilana (en la D. O. Rueda), sirvió para poner de largo dos nuevas etiquetas de la casa y para reunir, por primera vez, a dos cocineros de titanio: el anfitrión Josean Alija, primer espada del NeruaGuggenheim, y Francis Paniego, chef responsable de la gestión gastronómica del hotel Marqués de Riscal, también diseñado por el arquitecto Frank O. Gehry.
Marqués de Riscal
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Dirección Torrea, 1. Elciego (Álava).
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Web marquesderiscal.com.
Alejandro Aznar, presidente de la bodega, rememoró el primer encuentro con el arquitecto, una reunión de media hora (gestada por mediación de Josu Bergara) de la que brotó el icónico edificio de Rioja Alavesa. «Aquel día escuchamos muchas ideas. Mónica (mi esposa) y yo le hablamos de la Rioja Alavesa, del Camino de Santiago, del Románico, de las iglesias... Abrimos un vino del año 29, su año de nacimiento. Con aquella botella, el pacto quedó sellado. Nosotros hacemos vinos con sentimiento y Gehry fue una fuente de inspiración. Hoy –resaltó Aznar ante una nutrida representación de la sociedad vasca– Riscal produce emoción».
Una emoción que, en cosechas excepcionales, lleva el nombre del arquitecto. Con el menú firmado por los chefs del titanio se sirvió un Frank Gehry Selection 2012; apenas 3.100 botellas de un vino elaborado a partir de 16 viñas y que pasó 22 meses en barricas nuevas de roble francés para tratar de domar una fruta que aún se muestra irreductible. Al enólogo Francisco Hurtado de Amézaga, artífice de esta joya, le brillaban los ojos al hablar de semejante alhaja. «De las 16 viñas que tenía seleccionadas para hacer Gehry había dos que no me cuadraban. Tenían un tanino un poco duro, no veía la manera de incorporarlas. Llamé a Guy Gimberteau, mi maestro de Burdeos, y le invité a la bodega para que probara las uvas. Me dijo 'las dos que te molestan son ésta y ésta'. Acertó de pleno. 'No tengas miedo, son tánicas, pero ese tanino es bueno y no le va a hacer ningún daño al vino...' Volvió a acertar». El contenido de la negra botella (que luce, en trazos dorados, el bosquejo del edificio de Riscal en Elciego dibujado por la mano de Gehry) se convirtió en la prima donna de la conmemoración, bautizada como 'Homenaje a los sentidos'.
Verdejo y callos de buey de Paniego
Un Organic 2017 y un Arienzo 2015 acompañaron los aperitivos: croqueta de Echaurren, Bilbainito y Morcilla de alubia roja. Alija sirvió sus Tomates infusionados con hierbas aromáticas y una Vieira con guacamole de guisante y jugo ácido de Parmesano, seguida de Merluza en salazón con fondo de anchoas y piparras. Paniego, Cigala con pilpil de nueces de Ezcaray y unos picantitos Callos de buey que fueron vitoreados en alguna mesa.
Luis Hurtado de Amézaga (sexta generación vinculada al vino) presentó en sociedad un Riscal Viñas Viejas 2017 (rosado, hecho con Garnacha y Tinta de Toro y criado con lías de Sauvignon Blanc) de viñas prefiloxéricas y un Barón de Chirel de Viñas Centenarias, sin injertar, que se salvaron del parásito al estar plantadas en suelos graníticos y arenosos. «Bebemos el Verdejo original, un vino con una personalidad profunda que nos entrega un trago largo», explicó. Además del Gehry Selection 2012 también se sirvió el Barón de Chirel 2015. «Hoy se juntan aquí cultura, arquitectura, motivación y territorio. Es un matrimonio perfecto», resaltó el chef Josean Alija.