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Israel desoye el clamor internacional e invade Gaza mientras la ONU denuncia el «genocidio»
El estruendo de las bombas llega hasta Tel Aviv y la población huye aterrorizada de una urbe donde siguen 500.000 personas
Rendición o ruina absoluta, ese es el ultimátum de Israel a Hamás tras la entrada de las primeras tropas por tierra en Ciudad de Gaza. ... Después de 5 semanas en el extrarradio, y tras la visita de Marco Rubio, secretario de Estado norteamericano, al Estado judío, el ejército recibió la luz verde para avanzar por las calles de una Ciudad de Gaza en la que quedan al menos 500.000 personas. El movimiento llegó acompañado de un bombardeo brutal en una jornada que dejó más de un centenar de muertos e imágenes de pánico entre civiles desesperados por encontrar la forma de salir de la ciudad. El primer ministro hebreo, Benjamín Netanyahu, aseguró que ha llegado «el momento decisivo» y su ministro de Defensa, Israel Katz, escribió en su cuenta de X que «Gaza está ardiendo». El ejército se prepara para una campaña de varios meses y planea llamar a filas a otros 130.000 reservistas.
La noche del lunes, con Rubio aún presente en Jerusalén, las fuerzas de las Divisiones 98 y 162 comenzaron el avance hacia el centro de Ciudad de Gaza y se espera que pronto siga sus pasos la División 36. El despliegue de las tropas se produjo en medio de los ataques de la fuerza aérea, que se sintieron como un terremoto y convirtieron la noche en día por las explosiones constantes. Ni la declaración de hambruna, ni el informe de la Comisión de Investigación de las Naciones Unidas que concluyó que Israel comete genocidio en Gaza, ni las protestas de las familias de los cautivos han servido para frenar los planes de un Netanyahu que lleva al extremo su pulso con Hamás.
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La carretera de la costa, la única vía de salida posible, vivió una jornada de éxodo absoluto. Gente a pie, vehículos cargados hasta los topes con las pertenencias de familias que iniciaron un viaje hacia la supuesta «zona humanitaria» de Al Mawasi, en el sur, que puede ser un viaje sin retorno porque la Ciudad de Gaza quedará reducida a escombros, como Beit Hanoun o Rafah. Netanyahu declaró: «Estamos trabajando para abrir rutas adicionales que faciliten una evacuación más rápida de la población y la separen de los terroristas que queremos atacar».
UNICEF realizó un llamamiento de urgencia ante el avance israelí porque más de 10.000 niños necesitan tratamiento por desnutrición aguda en la Ciudad de Gaza. «El desplazamiento forzado y masivo de familias es una amenaza mortal para los más vulnerables», alertó Tess Ingram, portavoz de la agencia de la ONU en la zona humanitaria de Al-Mawasi, al sur de Gaza.
Presión al límite
El primer ministro israelí apuesta por presionar al límite a Hamás para que libere a los rehenes (quedan menos de una veintena con vida), pero es una apuesta arriesgada ante unos islamistas que, según los militares hebreos, contarían con unos 2.000 milicianos escondidos en túneles. Katz visitó a las tropas en el sur y les dijo que es necesario tomar el control de la Ciudad de Gaza porque, si esta cae, Hamás también lo hará. La urbe «es el principal símbolo del Gobierno de Hamás». El responsable de Defensa señaló que cuanto mayor es la intensidad del ataque, mayor es la presión directa sobre la milicia islamista y mayor la influencia para liberar a los rehenes, y por eso «solo cuando decidimos tomar el control de Gaza volvieron a negociar sobre temas que antes no estaban dispuestos a abordar».
Rubio viajó de Israel a Doha para intentar calmar a sus aliados tras el bombardeo israelí de hace una semana contra la cúpula política de Hamas en la capital de Qatar. Después de afirmar que no veía opciones para un acuerdo, el secretario de Estado moderó esta negativa y declaró que queda «una pequeña ventana». «Ya no tenemos meses –advirtió–, y probablemente tengamos días y quizás algunas semanas» para alcanzar un acuerdo que libere a los rehenes. «Es un momento clave», según Rubio.
El ejército hebreo cargó de explosivos varios blindados y los hizo explotar contra viviendas
Ni la presión internacional ni las familias de los rehenes han frenado al primer ministro
El portavoz del ejército, Effie Defrin, trató de calmar a las familias de los cautivos, que organizaron una acampada de protesta por la invasión a las puertas de la casa del primer ministro, y les dijo que harán «todo lo posible para evitar dañarlos». En palabras del portavoz, «Hamás sigue manteniendo a decenas de nuestros rehenes en condiciones inhumanas. Su regreso sano y salvo es nuestra prioridad. Son la razón por la que continuamos nuestra lucha». Donald Trump, también tuvo unas palabras sobre los secuestrados y amenazó a Hamás con «graves problemas» si los utiliza como escudos humanos. Los familiares calificaron de «sentencia de muerte» la orden de Netanyahu de capturar Ciudad de Gaza.
La operación recibió también las críticas de analistas militares israelíes como Yossi Melman, que ve en este movimiento «un intento de Netanyahu de salvar su puesto y su coalición». En opinión de Melman, «Hamás, como fuerza militar, fue neutralizada hace más de un año, quizás incluso más. Alrededor del setenta por ciento de sus combatientes han muerto o se encuentran en prisión. Casi el cien por cien de los cohetes fueron destruidos, al igual que la mayoría de los talleres y depósitos de armas. Esto es una guerra por la guerra, que también tiene un objetivo oculto: hacer miserable la vida de los dos millones de gazatíes y convertir sus vidas en inhumanas (…) El objetivo es echarles». Un objetivo para el que Israel trabaja con Estados Unidos en la búsqueda de países de acogida. Los partidos ultranacionalistas apuestan por volver a construir colonias en una Franja sin Hamás y sin gazatíes.
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